Hacer referencia a un concepto universal como detonante cerebral para captar la atención de todos es la estrategia que ya en los años cincuenta Freeman Tilden utilizaba de manera sobresaliente en el campo de la comunicación. La información como tal no era suficiente, se trataba de conseguir llegar a una revelación causada por una secuencia bien diseñada de ideas, como un arte, como una provocación, presentando un todo en lugar de una parte.
A nadie se le escapa la idea de orgullo, de raíz, de bondad, de tristeza, de abandono, de identidad, de pertenencia…y así con innumerables sentimientos relacionados con experiencias, cultura y valores reconocibles en cualquier cultura, de manera que desde hace un tiempo el juego de conceptos de mayor o menor envergadura sirven de apoyo al discurso de transmisión de conocimientos del ámbito cultural que debe llegar al conjunto de la sociedad.
Cuando personas de la más variada procedencia se acercan a un hecho u objeto cultural o artístico muchas veces lo hacen desde el desconocimiento previo, pero con el deseo de pasar un momento enriquecedor. La forma de transmisión de esos conocimientos será la clave para que el acercamiento sea efectivo, así el modelo Tora resalta la necesidad de una metodología que sea temática, organizada, relevante y amena. Por ello numerosos guías turísticos y de patrimonio utilizan un relato previo perfectamente elaborado que facilita la inmersión del espectador en una atmósfera creada favorablemente que le ayudará a comprender el hecho cultural.
Las conexiones intelectuales y emocionales que provoca este sistema de comunicación estratégica facilitan la fijación de conceptos en los espectadores, generando significados propios acerca de lo que están conociendo. Se diseñan objetivos emocionales, se crean puentes entre lo conocido y lo nuevo para que la verdadera interpretación ocurra dentro de nuestras cabezas.
«El Patrimonio Es la Cuna de Nuestra Cultura». Con esta afirmación los diseñadores del mensaje cultural elaboran principios que llegan a las capas más profundas del pensamiento; a partir del tópico «el paso del tiempo destruye nuestros bienes históricos y el patrimonio» creamos otros tópicos específicos, concretando en la idea de «es derecho de todos conocerlo y disfrutarlo y nuestro deber gestionarlo y cuidarlo». Los juegos de palabras perfectamente estratificados para llegar a la conciencia profunda pueden ser la herramienta imprescindible para llegar a la conciencia ciudadana; así se busca que la sociedad acoja los bienes patrimoniales como propios para conservarlos de la mejor forma. Este objetivo concreto y exacto procede de la Europa más reflexiva y consciente, la que resulta de la convivencia de culturas diversas y la que cuida con esmero infinito cada centímetro de sus fronteras. La carta de presentación que supone el territorio bien cuidado, disponible, es la puerta abierta de nuestro hogar, la antesala en la que recibimos a los comerciales del mundo empresarial, a los mandatarios extranjeros o al turismo de calidad al que todos aspiramos.
Pero sobre todo es nuestro escenario de vida, el lugar de la memoria en el que refugiarse, el paisaje de nuestra niñez; a veces el territorio es inventado, elaborado desde el aprendizaje, pero reconocible al fin y al cabo nada más llegar a él. La toma de conciencia de la pertenencia y el querer que permanezca intacto es responsabilidad de cada uno de los que ponemos el pie, haciendo nuestra cada piedra del camino y cada leyenda que flota en el aire. Así, los esfuerzos de las administraciones a través de las oficinas de turismo es relevante para la transmisión de valores relacionados con la cultura, a través de publicaciones específicas o genéricas de los destinos de la zona, ya sean recursos de ámbito vitivinícola, de patrimonio histórico o natural, o de índole festiva. La Diputación Provincial, a través del Instituto Leonés de Cultura, edita recurrentemente publicaciones y folletos para la divulgación de los bienes materiales e inmateriales de toda la provincia, a modo de guías que ayudarán al descubrimiento e interpretación personal del visitante.
En León, empresas de larga y sólida trayectoria ofrecen servicios de interpretación del patrimonio con la solvencia que les da la formación reglada que el Cfip. Ciudad de León imparte; la titulación GIAT (Guía, Información y Asistencias Turísticas) se estudia en San Cayetano, obteniendo la capacitación superior técnica para el desarrollo de destinos turísticos y su adecuada divulgación. Leonesa Tours, Guías Legio, Borenia, Ganda Turismo o Terranostrum son algunas de las compañías que ofrecen sus servicios a turistas, interesados, congresistas o empresas, estructurando las visitas en torno a temáticas concretas como el León medieval o romano, las leyendas de sus rincones, la arquitectura modernista, la judería o las referencias a las Cortes y a la cuna del parlamentarismo, entre otros.
A lo largo de la provincia los diferentes y variados recursos naturales y culturales aportan formas muy diversas de acercarse al patrimonio: las rutas y museos etnográficos son hoy en día una opción en alza, pues ocupan toda una jornada o incluso más, lideradas por supuesto por el Camino de Santiago. Igualmente están muy demandadas también las de los parques naturales y reservas, previa información en las Casas del Parque.
La labor de la Universidad de León es igualmente esencial en la tarea de profundizar en cada una de las manifestaciones antropológicas, etnológicas, históricas o artísticas, poniendo a disposición de la sociedad el resultado de sus investigaciones. El caso de la Uned es especialmente remarcable por su enorme implicación respecto al territorio; los cursos de verano que regularmente dedica a temáticas concretas de alto interés para León aportan gran cantidad y calidad de información, desarrollándose desde hace años con presencia de destacados académicos que los imparten, llegados de todos los puntos de la geografía.
Pero los esfuerzos en la transmisión para la comprensión del legado cultural están en manos de cada destino y recurso de nuestro territorio, en sus oficinas de recepción de visitantes y en el discurso adaptado a cada sector (edad, origen, intereses, formación, etc). Ya sea zona urbana o no urbana, el eje en torno al que se debe articular la oferta cultural es la creatividad en la comunicación de la misma: transmitir de manera adecuada hará que el receptor perpetúe e interiorice de manera significativa lo aprendido, relacionándolo con sus propia experiencia previa. Así, la creatividad podrá ser proyectada de forma mimética, bisociativa, analógica, narrativa o intuitiva. La formación del guía y el discurso elaborado en todos sus detalles marcará la diferencia en el impacto que el visitante obtenga de su experiencia turística, así como de su futura colaboración en la divulgación de lo que ha conocido.
«Escuchar al niño interior que todos llevamos dentro» es una de las máximas indiscutibles con que se debe elaborar el discurso turístico; la frescura y espontaneidad de la información bien estructurada se transmitirá por todas las capas mentales hasta llegar a las más profundas, donde se alojará para siempre. Vivimos de manera habitual regidos por el llamado pensamiento vertical, racional, lógico, que parte de modelos fijos, asociando conceptos de manera lineal; sin embargo el pensamiento lateral propone asociaciones nuevas e inesperadas, relacionadas con la creatividad y el ingenio, disruptivas, reestructurando modelos existentes y creando otros nuevos emparentados con opciones nada convencionales.
Pues bien, ésta forma de nueva interpretación de la herencia cultural es la llamada a releer el patrimonio como un lienzo lleno de referencias históricas, pero a la vez como una página disponible para su reutilización, a la manera de los palimsestos. Acercarnos a la historia y entenderla desde el interior es la nueva labor de la sociedad que quiere recuperar y comprender el legado inconmensurable que hemos recibido.
Marina Sánchez es la delegada en León de la asociación Hispania Nostra.