Jacobo Serra: "En español se requiere un esfuerzo extra de poética"

El cantautor albaceteño regresa este viernes y después de cinco años al escenario de El Gran Café en la despedida de la gira de ‘Fuego artificial’

Joaquín Revuelta
28/03/2019
 Actualizado a 18/09/2019
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El cantautor albaceteño Jacobo Serra ofrece este viernes a las 22:00 horas en El Gran Café de León, con entradas a 15 euros en taquilla y 12 euros en venta anticipada, uno de los últimos conciertos de la gira de presentación de ‘Fuego artificial’ (Warner Music). Se trata de su primer trabajo discográfico en castellano después de sus dos incursiones en el folk rock en inglés con ‘The word I never say’ (2013) y ‘Don’t give up’ (2014) que le valieron el calificativo de ‘el beatle español’.

– No sé si León es una ciudad que ha frecuentado como músico y si tiene referencias del local donde va a tener lugar este viernes el concierto con el que va a despedir ‘Fuego artificial’?
– Sí, la verdad es que no es coincidencia que vaya a tocar allí porque el primer concierto de la primera gira que yo hice con ‘Don’t give up’ fue en León y en concreto en El Gran Café. Cuando me preguntaron qué sitios quería visitar, o revisitar en este caso, para despedir ‘Fuego artificial’ el primero que pensé fue León, porque habían pasado cinco años desde aquel primer concierto y tenía muchas ganas de reencontrarme con una ciudad que me encantó, en especial la catedral, y con un local del que guardo buenos recuerdos.

– Me imagino que quienes le vieron entonces con aquel disco cantado en inglés se sorprenderán ahora al descubrir a Jacobo Serra cantando en español los temas de ‘Fuego artificial’. – No lo creo, porque en realidad sigo siendo el mismo. Tocaré algunas canciones de ‘Don’t give up’ que interpreté ya entonces, pero también otros temas nuevos y no tan nuevos de la última época de mi repertorio. Yo espero que la gente que venga al concierto sepa a lo que viene y me reconozca. – ¿Entiendo que afronta el último tramo de la gira de ‘Fuego artificial’ o todavía faltan algunos conciertos? – Esta gira es una especie de adiós o de hasta luego a este periodo creativo de mi vida. Ahora estoy deseando despedir ‘Fuego artificial’ por todo lo alto, un disco que ha sido muy especial para mí, y hacer una serie de conciertos que concluyen el próximo fin de semana. Y a partir de ahí a pensar ya en otra cosa. Haré festivales, pero no muchos, y mi intención es despedir esta etapa para empezar otra nueva. – Ha sido una gira larga, pues tengo entendido que comenzó en 2017. – Sí, llevo casi dos años. En septiembre terminamos porque iremos al festival Granada Sound, que justo coincide con el segundo aniversario de salida al mercado de ‘Fuego artificial’. – ¿Cómo vive un artista ese periodo final después de haber recorrido buena parte de la geografía nacional con un trabajo importante, como en su caso ha sido este ‘Fuego artificial’? – Por un lado, físicamente es muy duro. De hecho, ahora voy al gimnasio todas las mañanas porque sí que es verdad que he perdido mucha forma física. Pero, por otro lado, es muy gratificante. A mí me gusta viajar y hablar con la gente, me gusta mucho vivir otras vidas e interpretar mis canciones para un público diferente. Desde el punto de vista personal y artístico creo que es una profesión muy enriquecedora. Entonces vivo la gira con mucha intensidad. El problema es que tiene una factura física y también psicológica muy importante, que además tienes que convertir en energía positiva. Es una profesión que tienes que amar mucho para dedicarte a ella. – ¿Se considera una persona influenciable en el sentido de que aquello que ve, que escucha o que experimenta le cambia el estado de ánimo?– Sí, me afecta mucho todo. Soy una persona muy sensible y todavía no he aprendido a ponerme la armadura. Pero eso es bueno porque se traduce en canciones, pero la persona sufre. – ¿Al concierto de León acude solo o en compañía de otros? – Voy con una formación muy bonita. Somos tres músicos multiinstrumentistas y he descubierto el formato que mejor me va. Me gusta mucho improvisar y en ese sentido es muy jazzístico. Me gusta alejarme del micrófono, cambiar las canciones y eso es muy difícil hacerlo con una banda al uso. En este caso los tres músicos dominan muy bien los instrumentos, saben en cada momento qué puede pasar y están preparados para lo que pueda ocurrir. Aunque seamos solo tres parecemos una banda mucho más grande. – ¿El salto del inglés al castellano en el caso de este último álbum con relación a los anteriores partió de usted, lo tuvo claro, le convencieron de ello, llegó a sentir algo de vértigo? – No me lo planteé. Al principio pensé que nunca lo haría. Yo vivía antes en Inglaterra. Allí compuse mis primeros discos. Mi vida gira en torno a lo inglés por muchas razones, personales casi todas. Siempre he sido muy anglófilo y amante de la cultura de ese país. Yo pensaba, actuaba y mi arte estaba subtitulado siempre en lengua inglesa. Pero después de un tiempo viviendo en Madrid, mi vida, mis relaciones y experiencias transcurren aquí y en este idioma. Mi público es español y sí que es verdad que llega un momento en que por honestidad con mi propio arte de pronto me surge la necesidad de expresarme en el idioma de la gente que me escucha. Yo no creí que pudiera hacerlo, pero me invitaron a cantar una canción en castellano y vi que a la gente le gustaba. Me entró el gusanillo y empecé a escribir, a intentar hacer unos pinitos compositivos. ‘Icebergs’ es una canción que saco en un EP que es todo en inglés a excepción de este tema que da título al disco y que interpreto en español, una canción que me abre muchas puertas pero que sobre todo me anima a componer un álbum íntegro en español. – ¿Qué es lo que más le sorprendió del resultado de esta experiencia que terminaría materializándose en la publicación de ‘Fuego artificial’?
– El español y el inglés son idiomas muy diferentes. En inglés contaba lo que quería de una manera muy directa y menos poética. En español parece que tienes que ser un poquito más rebuscado, hay palabras malogradas y existen muchos prejuicios con el uso de la lengua. Por ejemplo, decir ‘te quiero’ en una canción no está del todo bien visto por un cierto sector del público y de la crítica e incluso por el propio creador por considerarlo un tanto cursi. Entonces sí que es verdad que en español se requiere un esfuerzo extra de poética y de saber escribir. En inglés se puede decir mucho con muchas menos palabras, es un idioma que se presta a eso y tú defines un estado de ánimo con una palabra. Pero en español tienes que explicar la emoción. Y entonces me vi metido en esa tesitura de escribir letras contando cosas profundas, cosas que me preocupan o que pasan a mi alrededor, pero que a la vez fueran lo suficientemente abstractas como para que cualquiera pudiera sentirse identificado con ellas.

– ¿A tenor de los resultados, quiere seguir explorando esa senda en su próximo proyecto discográfico?
– Sinceramente no lo sé. Depende de muchas cosas. Yo creo mucho en el artista que se reinventa continuamente. Si uno se queda en la fórmula que funciona no hace arte, es consumismo, entretenimiento, pero no arte. Me interesa mucho más el arte que el dinero, aunque quiero vivir de esto, tampoco soy un loco. El artista lo que tiene que intentar luchar es por reinventarse, por renovarse continuamente. Mi lectura es que el siguiente disco en la medida de lo posible sea diferente a este y a los anteriores. Eso es lo que he aprendido de mí y lo único que puedo ver ahora mismo con cierta claridad.

– ¿La labor creativa o compositiva surge una vez que da por finalizada la etapa de un disco, como en el caso que nos ocupa, o continuamente está pensando en nuevas canciones?
– Estoy ya bocetando cosas. Desde que termino un disco ya estoy pensando en el siguiente. El artista siempre vive atormentado por su propia creatividad. Pero aún no me he puesto a ello porque sigo muy centrado en la gira.

– ¿Ese periodo de creatividad que todavía está por llegar, lo vive con serenidad, expectación, ansiedad...?
– Yo disfruto muchísimo del proceso creativo y de la grabación. Me apasiona experimentar en el estudio y en casa, que es algo muy bonito y muy potente. Pero sin llevar eso al directo no existe lo anterior. Una canción no es canción hasta que es escuchada. Yo puedo crear una obra maestra pero si no la muestro al público, si no la comparto con el publico y el público la hace suya, no existe. Ni es maestra ni nada. Una cosa necesita de la otra.

– ¿Se toma su tiempo hasta que una canción adquiere la forma que realmente quiere, se considera en este sentido un artista perfeccionista?
– Yo tengo un poco el peligro ese. Con el paso del tiempo uno se va conociendo mejor, pero sí que es cierto que soy muy perfeccionista. Y eso a veces te convierte en tu peor enemigo porque a lo mejor me encuentro muchas veces grabando diez tomas de una voz. Por eso a veces está muy bien tener a alguien que sepa verlo desde una perspectiva diferente. Pero también depende de cada canción. A veces una canción te viene dada de arriba abajo, la grabas y ya está. Otras canciones sin embargo son como los buenos libros, que no quieres que terminen nunca. Hay canciones que las dejo porque me da pena terminarlas y porque considero que merecen un final mejor que el que les puedo ofrecer en ese momento.
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