Javier Rodríguez: "Es un grave riesgo blanquear el franquismo hasta defender que no fue una dictadura"

Javier Rodríguez, profesor de Historia y decano de Filosofía, coordina junto a las también profesoras Beatriz García, Mª Luisa Alvite un completo volumen sobre la dictadura franquista, que se presenta el miércoles en la Fundación Sierra Pambley

18/11/2024
 Actualizado a 18/11/2024
El profesor de Historia y decano de Filosofía de la ULE, Javier Rodríguez. | JUAN LUIS GARCÍA
El profesor de Historia y decano de Filosofía de la ULE, Javier Rodríguez. | JUAN LUIS GARCÍA

'La dictadura franquista’ es un volumen de reciente publicación en la Editorial Trea, siendo sus editores tres profesores de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de León: Beatriz García (Historia Contemporánea), María Luisa Alvite (Biblioteconomía y Documentación) y Javier Rodríguez (Historia Contemporánea). Los tres pertenecen al Grupo de Investigación que dirige este último, Hismecon (Historia y Memoria Contemporánea). Rodríguez explica los aspectos de este completo trabajo, con excepción de las dos últimas preguntas, referidas al papel de la mujer en la dictadura o la represión sobre ella, que responde Beatriz García Prieto. 

– Presentar un libro sobre ‘La dictadura franquista’ el 20 N es pura coincidencia? 
– No es coincidencia. La fecha ha sido elegida precisamente por ser el “20 N”. El próximo año se cumplen 50 años de la muerte del dictador Francisco Franco. Es una manera de llamar la atención sobre una etapa significativa de la historia de España, la dictadura franquista. Todo aniversario de la muerte de un dictador creo que se puede rememorar, para que tomemos conciencia de lo que significa vivir en un régimen de privación de libertades y de vulneración de los derechos humanos. Como profesionales de la historia tenemos un deber de memoria, un compromiso con nuestra sociedad.

– Más que un libro es un amplísimo estudio multidisciplinar en el que se abordan todos los aspectos de la dictadura franquista, ¿están todos?
–  Creo que sí. Eso hemos pretendido. El libro está estructurado en 13 capítulos que contienen 64 investigaciones (de 46 centros de investigación diferentes, nacionales e internacionales: por ejemplo de la Universidad Austral de Chile, la Universitá La Sapienza di Roma, la International Burch University Sarajevo o la Université Bordeaux Montaigne) y que son el resultado de estudios científicos que surgieron tras los trabajos presentados al XI Encuentro Internacional de Investigaciones sobre el franquismo que se celebró en el año 2022 en la Universidad de León y que tuve la responsabilidad de dirigir. El libro se acerca al análisis de la dictadura desde diversas disciplinas y con diferentes enfoques lo cual sin duda enriquece la obra.

– ¿Qué aspectos pueden ser los más novedosos? ¿Hay algunos que pudieran estar más en la sombra y en este momento preciso sea muy positivo abordarlos, recordarlos?
– Para mí lo más novedoso es en sí el enfoque del libro; con investigaciones muy recientes, realizadas por especialistas que utilizan una metodología científicamente muy rigurosa y que han consultado documentación que se ha puesto a disposición de los investigadores muy recientemente. En los últimos años se ha tenido acceso a una mayor cantidad de documentación, pero la Ley de Secretos Oficiales del año 1968 sigue siendo un obstáculo para abordar etapas como el Tardofranquismo y la Transición, con mayores elementos de análisis.  Aún así me gustaría destacar que en los últimos años se han desarrollado investigaciones muy novedosas llevadas a cabo desde la Universidad de León sobre las incautaciones de bienes (Ana Cristina Rodríguez), la represión sobre la mujer (Beatriz García); al igual que el estudio de las fortificaciones de la Guerra Civil (Javier Revilla). He sido el director de sus magníficas tesis doctorales y la Universidad de León tiene que sentirse orgullosa de la labor investigadora que realizan dentro del Grupo de Investigación de Historia y Memoria Contemporánea (HISMECON).

– Incide mucho el prólogo del libro en la historiografía científica, en el papel de los investigadores... ¿nos están colando demasiadas historias falsas o tendenciosas bajo la apariencia de historia?
– En este sentido tengo que ser muy contundente, SÍ. Vivimos en una sociedad en la que “todo el mundo sabe de Historia” o se repiten frases como “depende como se cuente la historia”. Son argumentos que menosprecian nuestra disciplina. Detrás de este libro hay profesionales que se han formado científicamente, que han pasado por las aulas de la Universidad y muchos de ellos han realizado tesis doctorales. Creo que una parte de la sociedad tiene un desconocimiento de “la HISTORIA con mayúsculas”. Así, se hace cada vez más necesario el papel de los historiadores en la sociedad que, en el ejercicio de su profesión, realizan un análisis crítico de las fuentes historiográficas. En particular, hay que suscitar la atención de las generaciones que nacieron cuando la dictadura moría y de las nacidas en plena democracia, tan expuestas a la desmemoria y a las fake news. 

- Ahí entra el papel del historiador.
– Los profesionales de la historia tenemos la responsabilidad de trasladar el conocimiento científico a la sociedad, pues estamos hablando de ciencia, de ciencia social y, al igual que a otras disciplinas científicas, a la historia se le debe tener el mismo respeto y consideración. Escribir historia no solo es un proceso permanente de interrogación del pasado, sino también un ejercicio colectivo, en el que las reconstrucciones históricas se depuran merced a una correcta metodología, al acceso a las fuentes y a la discusión entre historiadores. Este libro es un buen ejemplo de ello..

- También recuerda que la República fue la primera forma de Gobierno democrático en España ¿Se está tratando de ‘manchar’ el papel de la República? 
– Creo que la Segunda República sigue siendo la etapa más desconocida de la historia del siglo XX español. Desde mi punto de vista, la dictadura franquista durante su extenso periodo de duración (cuarenta años) construyó una imagen distorsionada de la Segunda República (cinco años); y la democracia actual (50 años) no ha conseguido superar esa visión. En muchas ocasiones se intenta demonizar el periodo republicano para justificar el Golpe de Estado de julio de 1936 y la dictadura posterior. Es un consenso ampliamente aceptado en la historiografía española e internacional que la República fue la primera forma democrática de gobierno en la España del siglo XX, homologable al resto de democracias existentes en ese mismo momento, con alternancia política, elecciones libres y un amplio catálogo de libertades y derechos ciudadanos. Del mismo modo que el franquismo fue una dictadura; tal y como queda expresado cuando se utiliza el concepto “Dictadura Franquista”, siendo la ausencia de libertades y la violencia política características definitorias de ese periodo.

– ¿En paralelo se está blanqueando la dictadura franquista hasta el punto de poner en duda que fuera dictadura? 
– Yo hablaría incluso de negacionismo. Al igual que se niega el cambio climático, cuestión ampliamente investigada y demostrada científicamente; también se niega que el régimen franquista fuera una dictadura. No cabe duda de que esto tiene que ver con el ascenso de las posiciones de ultraderecha tanto en España como en el resto del mundo. Corremos un grave riesgo si blanqueamos a un régimen que comenzó con un Golpe de Estado en julio de 1936 contra un régimen democrático y se implantó como dictadura en España durante casi 40 años. La dictadura franquista pasó por diferentes etapas en 40 años, pero si hubo un elemento que permaneció durante toda su vigencia fue la represión. Sin ella, es difícil comprender la pervivencia del régimen y su consolidación. La violencia política practicada por el franquismo es un hecho científico y se ha investigado durante décadas. 

– ¿Sigue estando muy presente la dictadura en la actualidad?
–  El franquismo terminó hace casi 50 años, pero su memoria todavía se hace presente hoy en día en el espacio público. La dictadura franquista creó muchos mitos respecto a su propia historia y estos no solo se impusieron en la sociedad española durante la vigencia del régimen, sino que también fueron asumidos por parte de los españoles durante la democracia y, en no pocas ocasiones, tratan hoy de reactualizarse y difundirse. Olvidar la historia de un país es negativo, pero tergiversarla es todavía peor. 

– El primer capítulo del libro está dedicado a la mujer en la dictadura, ¿también ha sido el papel de la mujer o la represión sobre ellas menos conocido y estudiado?
– Sí, el papel de las mujeres durante la dictadura franquista ha sido menos conocido y estudiado que el de los hombres, pero los nuevos enfoques y las nuevas generaciones de la ciencia histórica están tratando de solventar este supuesto «olvido». Las mujeres bajo la dictadura franquista vivieron un proceso regresivo en sus derechos y libertades que tuvo como base la represión jurídica que las convirtió en menores de edad y propició una auténtica «contrarrevolución de género» tras los avances logrados durante la II República. Con sus medidas misóginas y restrictivas, el franquismo trató de devolver a las mujeres al ámbito doméstico, con el objetivo de que quedasen subordinadas a la autoridad del varón y su actividad restringida a las tareas de esposa, madre y ama de casa. Estos arquetipos de género han llevado a que, durante décadas, desde la historiografía se le haya prestado menor atención al papel desempeñado por las mujeres a lo largo del franquismo, dando por hecho que su participación no era relevante y que el colectivo masculino era el verdadero protagonista. 

– ¿Fueron las mujeres doblemente víctimas?
– Sin duida. En los últimos años, los estudios realizados desde una perspectiva cualitativa han demostrado que las mujeres fueron víctimas de una represión específica estrechamente asociada a su género. Unos «delitos» que pagaron con castigos exclusivos para ellas: violaciones, rapadura del pelo, ingestión obligada de aceite de ricino, agresiones en los órganos sexuales, separación de sus hijos al nacer, entre otros; a los que se sumaban los métodos empleados también contra los hombres (fusilamiento, encarcelamiento, depuración, incautación de bienes, destierros, etc.). Circunstancias similares se han dado en la investigación de la resistencia antifranquista; al igual que en las protestas femeninas frente al hambre y la miseria vividas durante la dictadura.    

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