El curso de verano en Cistierna sigue su andadura —este miércoles toca salida a los lugares de la memoria— y en la jornada de ayer hubo dos ponencias, la segunda de ellas de Jesús Castrillo Yagüe centrada en ‘La II República más allá de la guerra: pervivencia de las instituciones republicanas en el exilio, 1939 – 1977’, en la que el historiador analizó las consecuencias de la guerra para los republicanos, comenzando por recordar que «desde el inicio de la democracia republicana en 1931 una de las principales preocupaciones de sus dirigentes fue el mantenimiento del principio de legalidad, preocupación constante y permanente en las distintas fases del periplo republicano».
Analizó en su charla, celebrada en el Museo Ferroviario, como tras el caos inicial provocado por la pérdida de la guerra, el exilio forzoso de gran parte de la población y el apocalipsis de la conflagración mundial; «la democracia española trata de sobrevivir, de decir al mundo que existe, que el legítimo estado español lo representa la República puesto que ante la imposibilidad de practicar unas elecciones libres, la representatividad institucional está en manos de quienes la tenían en abril de 1939 al menos hasta que la voluntad popular se pronuncie en otros términos. En esa tesitura la recomposición institucional es una tarea necesaria tanto de cara al nuevo orden internacional surgido de la II guerra mundial como para los españoles exiliados».
Era una tarea muy difícil la de hacer ver al mundo la legitimidad del gobierno en el exilio frente al que representaba el golpista Franco. «Durante toda la dictadura del general Franco se produjo la damnatio memoriae hacia el régimen republicano, la condena de la memoria, su borrado de la historia».
Recordó Yagüe aquella etapa de dictadura, en la que se podía ‘entender’ la fijación de Franco frente a su visibilidad;pero sefuramente es menos comprensible otro silencio posterior:«Con la Transición se produjo algo más terrible aún, el olvido institucional democrático puesto que muchos demócratas, entre ellos bastantes de los que perdieron la guerra se conformaron con conseguir la democracia aún a costa de proporcionar impunidad a la larga dictadura precedente y condenar al ostracismo a la democracia de la II República».
Concluía por ello el historiador que «de alguna manera los republicanos perdedores de la guerra en 1939 volvían a perder en 1977; en unas elecciones que no permitieron participar a quienes mantuvieron en el exilio la idea, la ilusión y la vigencia jurídica de la democracia surgida en 1931».
En la jornada de hoy miércoles realizarán en la mañana laa salida a los lugares de la memoria y las ponencias de la tarde se celebrarán en el Museo de la Siderurgia y la Minería de Sabero, como viene siendo habitual.