Jesús Palacios: "Esa sensación de primera vez se ha perdido en el cine"

El crítico de cine y escritor madrileño habla de dos referentes del cine de terror de los años setenta, ‘El exorcista’ y ‘La matanza de Texas’, que protagonizan sendas publicaciones de la editorial Notorius

11/06/2024
 Actualizado a 11/06/2024
Icónica imagen utilizada para el cartel original de 'El exorcista'. | WARNER
Icónica imagen utilizada para el cartel original de 'El exorcista'. | WARNER

El escritor y crítico cinematográfico Jesús Palacios inauguró la semana pasada el Festival Híbridos 2024 dedicado en el primero de sus dos bloques temáticos a los ‘Maestros del Horror’, donde el madrileño ilustró al público asistente al Palacio del Conde Luna con una ponencia sobre la complicada relación entre Lovrecraft y el cine, aportando ‘una mirada diferente’. 


Sin embargo, el motivo de la entrevista no es tanto hablar del autor que inspiró la película de Stuart Gordon ‘Re-Animator’ como hacerlo del clásico de William Friedkin ‘El exorcista’, del que Palacios publicó el pasado mes de noviembre un libro en el sello Notorius con motivo del 50 aniversario de su estreno internacional. Le comento que vi la película con 15 o 16 años y que el impacto fue enorme. «Mis recuerdos de ‘El exorcista son complicados, porque yo era muy pequeño para poder ir a verla al cine, pero mi padre sí fue a verla porque le interesaba mucho todo ese mundo, no solo desde el punto de vista ficcional, sino que como católico y creyente le había impactado mucho la novela y todo el fenómeno. Él tenía también una gran colección de libros sobre ocultismo, ciencias paranormales, parapsicología, esoterismo, etc, y yo también he heredado esa afición. Para mí ‘El exorcista’ era algo que me llegaba por todos los lados porque en el colegio vivíamos casi todos la misma experiencia. Nuestros hermanos mayores o nuestros padres habían ido a ver la película de la que hablaba todo el mundo, que si la cabeza de la niña daba un giro de 180º, que si la escena del crucifijo y no se qué, y tú no podías verla. Ese es mi primer recuerdo de ‘El exorcista’, la frustración de no poder verla y de saber de ella por los comentarios de los demás», reconoce.

 

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El escritor Jesús Palacios en la ponencia inaugural del Festival Híbridos 2024. | MAURICIO PEÑA

Jesús Palacios recuerda que cuando finalmente pude ver la película en su reestreno ya había leído la novela de William Peter Blatty. «La película me gustó mucho pero no fue nunca el impacto que quizá debería haber sido. Y por eso durante mucho tiempo, aunque siempre la consideré una excelente película de terror, no es la película de terror que más miedo me ha dado, porque estaba ya de alguna manera vacunado contra ella, me habían inoculado, el esperar esas escenas que efectivamente estaban ahí y daban mucho impacto, pero que como ya te las veías venir incluso decías, pues no es para tanto. Me pasó también algo parecido con ‘Tiburón’. Todas esas películas me cogieron con 9, 10, 11 años y no podías verlas en el cine, las repescabas ya de adolescente en el circuito de reestreno, en los programas dobles, y ahí las ibas viendo todas. Por suerte pude ver en pantalla grande casi todo el cine de terror de la segunda mitad de la década de los setenta y obviamente todos los años ochenta». 


Le comento todo el revuelo que se montó con motivo del estreno de ‘El exorcista’ en los Estados Unidos, donde algunos espectadores tenían que abandonar la sala tras sufrir desmayos, etc. Yo siempre he creído que esa respuesta se debía sobre todo a la secuencia de la intervención quirúrgica a que es sometida la joven protagonista, secuencia que me obliga todavía hoy a tener que apartar la mirada. «Totalmente de acuerdo, porque además está incluso documentado, que es una secuencia que causó mucho impacto porque era la primera vez que una operación de ese tipo se filmaba con ese absoluto realismo. Porque una de las características principales de ‘El exorcista’ es el tono casi documental que tiene durante la mayor parte de su desarrollo y que te va preparando para que cuando hace acto de presencia lo sobrenatural te lo creas perfectamente integrado ahí. Esa prueba médica ahora mismo se considera casi como un documento histórico porque se dejó de hacer por ese sistema y en la actualidad se realiza de una forma menos invasiva. El terror médico es quizá el más asustante, que se lo digan a Cronenberg».

 

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El director William Friedkin conversa con Jason Miller y el Padre Thomas Berminghan en ‘El exorcista’. | WARNER 

Pocas películas han resistido tan bien el paso del tiempo que ‘El exorcista’, pues transcurridos más de 50 años de su realización sigue conservando todas sus virtudes, con un director en estado de gracia que acababa de realizar ‘French Connection’. «Como te decía, creo que el gran mérito de la película es la fusión entre un argumento sobrenatural y el tipo de elección cinematográfica que hace el director, que es un tono más de docudrama, un tono de película realista, un estilo casi de reportaje que va siguiendo todo el proceso de forma muy naturalista, que no arranca ya con la introducción de una atmósfera fantástica sino todo lo contrario. Eso, sumado al interés que en aquella época había por el mundo de lo paranormal, de lo sobrenatural, pero a la luz de la ciencia, de la parapsicología y demás, le vino muy bien a la película y lo supo explotar muy bien Friedkin, que efectivamente venía de hacer ‘French Connection’, que de alguna manera aplicaba ese mismo sistema al thriller policial. Hacía con el policiaco una cosa muy parecida, un tratamiento prácticamente de documental, de reportaje televisivo. De hecho, él reconocía que se había inspirado en Costa Gavras porque le había impactado mucho una película como ‘Z’ y siendo como era documentalista, porque había comenzado haciendo documentales y reportajes para la televisión, no se había dado cuenta de que se podía aplicar esa técnica cinematográfica y narrativa, ese tono periodístico, objetivista, a una historia de ficción y de esa manera, por decirlo así, empoderarla, darle una capacidad de convicción distinta. Y yo creo que eso es lo que diferencia a ‘El exorcista’ de todo el cine anterior, marca también un antes y un después porque va a haber un montón de imitaciones también en ese sentido de intentar hacer pasar lo que están contando de terrorífico, sobrenatural, esotérico, diabólico, por algo basado en hechos reales. En ese sentido es una película muy del nuevo Hollywood. Yo siempre he dicho que me imagino al padre Karras yendo al mismo gimnasio donde entrena Rocky Balboa, cogiendo el taxi que conduce Travis Bickle y diciéndole a un joven estudiante de teología que no vaya tanto a la discoteca para ver bailar a Tony Manero. Es el mismo universo. Si te das cuenta son películas de géneros muy diferentes pero que tienen en común el elemento humano, esa manera intimista y realista de tratar a los personajes y su entorno sociocultural y sociofamiliar. ‘El exorcista’ hace eso cuando lo que esperas es una película de terror. Y eso la convierte en una película de terror mucho más convincente de lo habitual». 

 

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Portada del libro de Jesús Palacios sobre 'El exorcista'. | NOTORIUS

Jesús Palacios destaca la inteligencia y la sutileza de William Friedkin, que no siempre han sido reconocidas. «Friedkin era un hombre con una visión del cine muy sutil y muy inteligente en torno a los efectos formales del propio material cinematográfico: el montaje, la utilización de la música, los tiempos, la manera en que introduce esas imágenes prácticamente oníricas en ese entorno realista. Todo este tipo de cosas que son casi de cine experimental, de fantastique, las integra perfectamente en ese otro entorno documental, dramático, realista, y va creando un efecto acumulativo que desorienta mucho al espectador y que le mete ese elemento mágico sin que se dé cuenta. Friedkin era muy consciente de que estaba manejando el material fílmico en sí mismo, la estructura narrativa, de una forma, por decirlo así, mágica, como habían hecho previamente directores como Hitchcock o Murnau, utilizar todos esos elementos que el cine te ofrece para crear sutilmente unos efectos en el estado de ánimo del espectador de los que él mismo no es consciente. Y ahí es donde yo creo que la película también funciona y lo sigue haciendo casi con esa capacidad hipnótica». 

 

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Rodaje de la secuencia de la persecución final de Leatherface en ‘La matanza de Texas’.

El escritor prepara actualmente una nueva publicación para el sello editorial de Guillermo Balmori que conmemora también los 50 años de otra legendaria película de terror, como es ‘La matanza de Texas’ de Tobe Hooper, que estará el próximo mes de noviembre en las librerías. «A su manera en el campo del cine independiente, en el mundo más digamos en cierto modo underground, lo hizo también ‘La matanza de Texas’ al crear un fenómeno sin paralelo. Es verdad que surge en un momento en que, ya desde el estreno de ‘La noche de los muertos vivientes’ en 1968, existía esta corriente subterránea de gente muy joven, muy guerrillera, muy todos de la universidad americana con ideas muy izquierdistas y con un estilo también muy influido por el cine europeo y experimental, y que con muy poco dinero se tiraban al monte –en este caso nunca mejor dicho– y en cuatro días, pasando unos calores tremendos en un rodaje infernal, hicieron esta película que en sí misma cambió también para siempre el cine de terror, porque es uno de los primeros films sobre asesinos en serie, psicópatas, pero también jugando con el elemento realista, con el elemento de estar inspirado en una historia real. También es una película muy malsana, con una falta de sofisticación aparente que en sí misma es una sofisticación peculiar y que realmente impacta mucho en el espectador. ‘La matanza de Texas’ la vi lógicamente cuando se reestrenó en los años 80 en los cines Alphaville en Madrid y a esas alturas todavía impactaba mucho y todavía se notaba que estaba detrás de mucho de lo que se estaba haciendo de cine de terror en esos años 80. Yo creo que en ese sentido es comparable a ‘El exorcista’ y es una película que te transmite también esa sensación de la primera vez que ves esto y que tal vez no lo deberías estar viendo. Eso es algo que se ha perdido mucho en el cine de terror actual y en el cine en general, esa sensación de haberte colado de alguna manera y de estar mirando por un agujerito una cosa como muy escópica, muy de voyeur, porque tiene algo de pornográfico pero en un sentido muy peculiar del término», concluye.

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