Olores y ruidos de un centro sanitario tienen su particularidad. El olor a asepsia se extiende por entre unos pasillos que hacen del Hospital de León uno paradójicamente inhóspito. Igual que el ruido protocolario se abre paso al ritmo de las muletas de algunos que, por sorpresa, se topan desde con un tumulto de batas blancas que acompaña a un hombre, vestimenta negra, que firma las piezas que ahora cuelgan de las paredes en formato cartón-pluma. Y es que una de las callejuelas de la primera planta del Complejo Asistencial Universitario de León guarece, sin fecha definida, la muestra ‘La risa en la mascarilla’ del viñetista José María Nieto. JM Nieto según unas viñetas que relatan dos años de la pandemia por coronavirus.
"Toda la zozobra, la incertidumbre que pasamos durante los meses de confinamiento... Verlo con humor es también una manera de cerrar heridas; sobre todo ahora, que vuelve a estar de moda por la gente que se aprovechó de las mascarilla y que se hizo rica con su compra", relata el ilustrador: "Esta exposición pretende poner en valor o recuperar la memoria de la gente que fue generosa, que lo dio todo; los sanitarios que trabajaron en condiciones muy difíciles con jornadas extenuantes, sin los medios adecuados... Esta exposición quiere ser un homenaje a todos ellos”.
Un homenaje al mundo sanitario que toma la forma gráfica de unas ilustraciones que pasan de dar el toque de color a los conjuntos de párrafos ennegrecidos por la tinta, entre las páginas del ABC, para colorear airoso el tono tenue de las paredes del Hospital. Todo, con una buena dosis de humor, cuyos límites toman protagonismo durante la breve conversación. "El humor es una manera de afirmar en situaciones difíciles, en el sufrimiento, la dignidad del ser humano", opina solemne el dibujante: "Cuanta más incertidumbre y cuanto más sufrimiento, el humor afirma -si es un humor bondadoso, piadoso, caritativo- que podemos estar por encima de la fatalidad".
Así se hacen hueco geles, mascarillas, profesionales sanitarios y aplausos dibujados en pleno centro hospitalario, por cortesía de Nieto, que prefiere dejar a un lado cuestiones políticas en esta exposición. La recorre junto a ese tumulto de batas blancas que marchan comentando cada pieza, tan particular como el perfume curioso del Hospital. El viñetista continúa junto a ellos y, entre chascarrillos que no son más que gajes del oficio, despierta su lado político para bromear ante un barco que navega con careta quirúrgica en lugar de velas y reza: "Día vigésimo sexto. Seguimos sin ver tierra". A lo que Nieto, caminando hacia delante sin mirar atrás, recita: "Algunos navegaron muy lejos con la mascarilla".