El invierno, tradicionalmente, está ligado en la provincia de León a los sabores que nos deja la matanza. Comidas calóricas y muy contundentes para ‘paliar’ los días fríos. Una costumbre que antaño se hacía cada invierno en la mayoría de las casas de los pueblos leoneses, y que Mansilla de las Mulas resiste a dejar caer en el olvido la matanza del gocho y, un año más, organiza unas jornadas gastronómicas en torno a ella.
A la más que merecida fama gastronómica de Mansilla de las Mulas se une un producto de calidad en la materia prima y en los derivados de la matanza, chacinas, salazones, ahumados, etc. Por ello, llega una nueva edición de sus Jornadas ‘ Saboreando la Matanza’, que alcanza su 23 edición, y que han sido promovidas desde el inicio por el Centro de Iniciativas Turísticas (CIT) Mansilla Medieval y, este año, impulsadas desde el propio Ayuntamiento.
Los días 1, 2, 8 y 9 febrero, cuatro establecimientos hosteleros, todos ellos de acreditada tradición en la villa, ofrecerán a los comensales un menú basado en los productos del gocho, cada uno con su estilo de cocina particular. Concretamente participan Alberguería del Camino, Mesón El Gallo, restaurante El Hórreo y la Taberna de Gelo.
El menú propuesto, al precio de 30 euros y sin incluir la bebida, está formado por jamón, lomo, chorizo, salchichón, torreznos, jijas, morcilla, alubias con oreja y rabo, patatas con costilla, lacón con verduras, lengua estofada, ensalada, solomillo al estilo de la casa, postre casero, café y orujo de León. Los restaurantes podrán variar algún plato para ofrecer alguna especialidad de la casa, pero siempre con productos de la matanza. Además, cabe destacar que durante los días de las jornadas y, además, ofrecerán en sus bares, a la hora del vino, tapas de productos de la matanza.
En resumen, serán dos fines de semana en los que los establecimientos hosteleros de la villa ofrecerán un completo menú sobre la base de los apreciados manjares del cerdo, elaborados ya desde la tradicional matanza de San Martín y preparados para combatir el frío del invierno… y antes de que la tradicional Cuaresma prohiba su consumo.
El éxito de las jornadas durante más de dos décadas está certificado, y es un evento gastronómico consolidado por los comensales que repiten cada año y por los restaurantes que reclaman que se mantenga su continuidad.