Y materiales no le faltan porque en el taller de su padre dedicado al metal en Navatejera dispone de recortes de piezas y de todo lo que desee para realizar sus obras, que tienen variedad y representan dos temáticas diferentes. Por un lado, las cabezas de animales trabajadas con diferentes materiales en las que crea volúmenes diferenciados y, por otro, sus pequeñas escenas cotidianas en las que de un modo sencillo expone situaciones de la vida de cualquier persona en actitudes y lugares diversos.

Juanjo Fernández busca sus materiales entre la chatarra del taller de sus padre, las piezas desechadas, los restos le sirven para realizar estas obras que presenta. «Cuando veo una pieza en la chatarrería, que está apartada, ya veo lo que puedo sacar de ella». De este modo va sacando su trabajo.
Juanjo diferencia entre las cabezas de animales en las que busca un contacto con la naturaleza y el mundo natural de los animales, mientras que las situaciones cotidianas de las esculturas más pequeñas son para él lo que nos cuenta: «Las hago más para divertirme, como los juguetes de pequeño, las hago como diversión y según el humor del día que las hago, también hago cosas más abstractas, más simbólicas, según como me encuentre ese día».
Esta es la filosofía de este joven autor que presenta su obra este mes de marzo en el Escaparate del Arte, un lugar que pueden admirar en el Conde Rebolledo la casa del embutido.