E l año 1894 significaría para el urbanismo de León una fecha crucial; no solo para la Diputación provincial –que asume la erección de la estatua de Guzmán (el Bueno), coincidiendo con el VI centenario de la Gesta de Tarifa (1294)–, sino, también, para el Ayuntamiento leonés. Sucede que, con el nombramiento de un nuevo arquitecto municipal se da comienzo a grandes cambios en la vieja ciudad. Se impuso Manuel Hernández y Álvarez-Reyero (hasta ese momento ejercía el cargo interinamente el arquitecto provincial Francisco Blanch y Pons), frente a otros dos aspirantes de renombre nacional: Juan Crisóstomo Torbado y Rufino Ernesto Rodríguez.
Se le encarga realizar el proyecto de iluminación eléctrica del Teatro Principal, esencial para la representación de la función extraordinaria del drama en verso de Gil de Zárate, titulada 'Guzmán El Bueno', entre otras. También se le encomienda elegir el emplazamiento de la nueva escultura monumental (el facultativo propone la Plaza Mayor, pero, en un pleno municipal, los Sres. Concejales determinaron que la estatua se colocase en «el punto donde se cruzan la calle de Ordoño 2º en su prolongación hacia el puente, y el paseo de Guzmán el Bueno, que en forma de tal ha de extenderse hasta San Marcos»), así como desarrollar el plan urbanístico más ambicioso en la historia de León: el Ensanche de José Manuel Ruiz de Salazar (1889).
Este, en su tercer objetivo, trataba de cubrir las expectativas de los leoneses, ya que, según recogía el proyecto: «León es una ciudad que está aumentando, está saliendo de su letárgico sueño y ha de tener en poco tiempo un notable crecimiento, quizás en armonía con el Ensanche proyectado con ser éste grande». Estas expectativas de crecimiento se basaban en llevar el centro de la ciudad hacia la estación de ferrocarril del Norte de León, [ver artículo La estatua de Guzmán El Bueno vista por el Ayuntamiento de León II (1895-1899) (LNC, 04-12-19)]
Una vez que la Diputación provincial y el Consistorio leonés se pusieron de acuerdo sobre donde ubicar la estatua de Guzmán (el Bueno), esta se inauguraría en 1900. En seis años serán varios los arquitectos municipales que sucedan a Álvarez-Reyero (le sigue Luis Domingo de Rute autor de los Modelos de Escuelas de Educación Primaria Pública para toda España y, a este, Manuel del Busto y Delgado), pero todos tendrán el encargo del seguimiento de las obras del ensanche, y de aplicar las Ordenanzas municipales para el Régimen de la Ciudad de León. En esa fecha se hace cargo del puesto el arquitecto Manuel de Cárdenas Pastor (1900/1914), quien dará cierta estabilidad al cargo y verá como en la gran arteria de la ciudad (Ordoño II) crecen las edificaciones con firma de autor (él contribuyó a proyectar algunas) y como los coches de alquiler tirados por caballos eran sustituidos por los primeros vehículos de combustión interna.Durante 126 años (1894/2020), las razones por las que se proyectó el ensanche han seguido estando vigentes (el foco de atracción vuelve a ser la estación de ferrocarril del AVE, a lo que se suma la proximidad de la estación de autobuses), pero el concepto urbanístico ha variado completamente. Las razones de estos cambios, aún difíciles de entender por muchos vecinos, comerciantes y hosteleros de la Avda. Ordoño II, que veían como sus clientes que durante más de medio siglo podían estacionar sus vehículos frente a los escaparates de las mejores firmas comerciales, ahora se ven abocados a dejar sus flamantes coches en el parking subterráneo o en la zona azul de las calles adyacentes, todos, pues, obligados a acceder a sus viviendas o establecimientos comerciales andando. Mientras tanto, la emblemática avenida se «pinta de colores» y es ganada para los viandantes, bicicletas, patines eléctricos, etc.¿Qué ha motivado este cambio tan drástico? ¿Es tendencia en las urbes europeas?Todos los arquitectos municipales, desde 1894, han intentado dejar su impronta en la Avda. de Ordoño II. La que vemos hoy es el resultado de un largo proceso de planes urbanísticos que de alguna manera han pasado por el despacho del último arquitecto municipal responsable de Proyectos y Obras. El que lo fuera durante cuarenta años (1980/2020), Miguel Martínez Puente, es quien mejor puede responder a estas y otras preguntas que considere oportunas, para que los leoneses del siglo XXI sepan apreciar las ventajas de una ciudad sin vehículos. «Los arquitectos en estos asuntos de gran calado social no proponen, sino que opinan –sugiere Miguel Martínez–; pero, hay que reconocer que las primeras influencias vienen de otras ciudades que sufrieron procesos de este tipo, como pudo ser Oviedo, en nuestro entorno próximo».La historia comienza con el alcalde Juan Morano (1989/1995) y la primera peatonalización, que se dio en el Barrio Húmedo y que tuvo en contra a toda la hostelería (con Mundi, el Pdte. de los Hosteleros y propietario de El Infierno, a la cabeza). El segundo intento fue peatonalizar la calle Burgo Nuevo; y el tercero la Calle Ancha y plaza La Regla. Este fue muy conflictivo, por perder la conexión del centro de la ciudad con el Barrio del Ejido, siendo entonces alcalde Mario Amilivia (1995/2003); y, con el mismo regidor, se peatonalizó la parte norte del casco antiguo (Barrio Romántico/1998) bajo el Plan Especial de Ordenación, Mejora y Protección de la Ciudad Antigua (proyectado en Madrid por el arquitecto Juan Manuel Alonso Velasco), continuándose con todo el entorno de la Plaza del Conde Luna, con lo que estaría finalizada la peatonalización de toda la Ciudad Antigua de León.
A primeros del siglo XXI se hace el aparcamiento de Ordoño II, y como consecuencia del mismo se realiza el 1º Proyecto de Reurbanización de Ordoño II y la Plaza de Santo Domingo (lo hizo la misma empresa que realizó el aparcamiento, y llevó la dirección de obras compartida el arquitecto Miguel Martínez y el ingeniero municipal Vicente Gutiérrez). En el mismo, se suprimen las dos bandas de estacionamiento y se amplían las aceras (con granito), dejando solo dos carriles de circulación en el mismo sentido.
Al acceder al cargo de alcalde el popular Antonio Silván (2015/2019), le encargará al arquitecto municipal un 2º Proyecto de Reurbanización de Ordoño II, con la colaboración de Alberto Rodríguez García, arquitecto del Instituto Leonés de Renovación Urbana y Vivienda (ILRUV), proponiéndole una semi-peatonalización con paso para transporte y servicios públicos (autobuses, taxis, ambulancias, bomberos, etc.). Este proyecto no tuvo el respaldo político suficiente (por la oposición de sus compañeros de gobierno C`s), alegando que había que estudiar la problemática de la supresión del tráfico rodado privado (en toda la avenida solo hay dos edificios con garaje). Como consecuencia de no llevarse a término, al arquitecto municipal se le encarga un nuevo proyecto que no contempla la peatonalización, pero sí el arreglo de calzada, aceras y jardineras. Este, pues, se ejecuta en el año 2018, y se repara la susodicha calzada (se sustituye el adoquín deteriorado por una capa de aglomerado asfáltico). «No es solamente una cuestión de sustituir el coche diesel-gasolina por un vehículo no contaminante –aduce Miguel Martínez Puente–, sino en recuperar los centros urbanos para los ciudadanos, sus verdaderos dueños, a semejanza de lo que es tendencia en las ciudades españolas y europeas en los últimos años».
El paso definitivo para la peatonalización de Ordoño II llegará con el nuevo alcalde socialista José Antonio Díez (desde 2019) –que no hace sino seguir una directriz trazada en el tiempo por sus antecesores: la de proceder a peatonalizar partes importantes de la ciudad–, y el «empeño personal» de decretar el cierre del tráfico (excepto residentes, servicios urbanos y carga y descarga con horario controlado) y transporte público; todo ello a pesar de ser una vía urbana y no tener las condiciones de una avenida peatonal. A partir de ahí se inician todos los trámites para el actual proyecto (tener dotación presupuestaria, tramitación del proyecto y adjudicación de obras), redactado por el ingeniero municipal Javier Herrero, con los arquitectos Mª Ángeles Gabela y Alberto Rodríguez (del ILRUV), y en el mes de agosto de 2020 se ejecutan las obras. Tan solo cabe concienciar a la ciudadanía de las ventajas de la peatonalización y la problemática que genera el uso abusivo del vehículo (contaminación atmosférica, acústica y sedentarismo); y para ello nadie mejor que quien ostenta actualmente el cargo de alcalde de la ciudad de León. «La peatonalización de la avenida Ordoño II ha supuesto la transformación integral de la vía, una de las calles esenciales de la ciudad, para convertirla en el eje patrimonial desde la zona más moderna –el Palacio de Exposiciones y Congresos y las estaciones de transporte público– hasta el Casco Histórico. Esta adecuación peatonal de la calle supone, como se ha visto ya, la recuperación de la avenida para los ciudadanos, para la actividad cultural, social y comercial; en palabras del ex arquitecto municipal, Miguel Martínez Puente, un salón para la ciudad. Además, es básico avanzar en seguridad y movilidad sostenible para sensibilizar a la ciudadanía de que hay otra forma de vivir y disfrutar el entorno urbano». E insiste el alcalde D. José Antonio en que: «La conservación del patrimonio, la reducción de la contaminación y la activación cultural de una calle dependen de la eliminación del tráfico rodado. Es la clave del urbanismo, de la movilidad del futuro y de una ciudad moderna».
José María Fernández Chimeno es Doctor en Historia y experto en arquitectura.
La Avenida de Ordoño II (del siglo XIX al XXI). 1ª parte
José María Fernández Chimeno transita históricamente por la arteria de la ciudad de León
04/02/2021
Actualizado a
04/02/2021
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