La Catedral se abre al arte abstracto

El leonés Pablo Gago, pionero de la abstracción en España, ha donado dos cuadros de su serie ‘Vitrales’ al Museo de la Catedral, que el artista realizó entre los años 1943 y 1945 bajo la inspiración de las vidrieras de la Pulchra Leonina

Joaquín Revuelta
28/10/2015
 Actualizado a 06/09/2019
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La Sala Capitular de la Catedral de León fue escenario este miércoles del acto de presentación de dos cuadros pertenecientes a la serie ‘Vitrales’ que el artista leonés Pablo Gago Montilla ha donado al Museo de la Catedral y que pasarán a formar parte de este centro museístico. Al acto asistieron el propio artista, considerado por los historiadores de arte como uno de los grandes pintores contemporáneos y pionero de la abstracción en España; el director del Museo, Máximo Gómez Rascón, y Antonio Trobajo en representación del Cabildo.

Gómez Rascón fue el primero en tomar la palabra para felicitar al autor, que el pasado martes cumplió 89 años, y recordar que los cuadros donados al museo fueron realizados entre los años 1943 y 1945 y que son representativos de aquel primer momento en que el artista descubrió como fuente de inspiración las vidrieras de la Pulchra Leonina, a donde siendo niño le traía su madre para asistir a misa, "un poco a regañadientes", según sus biógrafos.

Para el director del Museo de la Catedral, Pablo Gago no reproduce las vidrieras como habían hecho con gran acierto otros maestros antes que él, sino que nacen en otra órbita que tiene su punto de arranque en los arcos y las naves de la Catedral, adelantándose a interpretar el universo luminoso de este templo con un lenguaje pictórico "a contracorriente y realmente provocativo" para los intelectuales de la época. Y lo hace no pensando en una vidriera aisladamente sino concibiendo cada cuadro como "expresión conceptual del conjunto", lo que a juicio de Gómez Rascón presupone "una honda captación del mensaje y el simbolismo cromático" que convierte a cada cuadro en "una síntesis dinámica, viva, de la energía y las sensaciones que produce la luz con sus volúmenes coloreados y con su fuerza expansiva y flotante por los interiores de este templo".

Hasta qué punto Pablo Gago era consciente de la trascendencia que su particular modo de hacer pictórico iba a significar para la historia del arte español, se pregunta Gómez Rascón, a lo que el artista responde que "ni entonces ni ahora soy consciente de que cuando pinto pueda tener otra trascendencia sino mi propia aventura de investigación de mi persona a través de lo que no sé y de lo que trato de encontrar", asegura el artista, para quien su mayor mérito está en la continuidad "porque me permite vivir en el mejor de los sentidos que es el encontrar un objeto a la vida distinto a la propia existencia".

Pionero del arte abstracto en nuestro país, Pablo Gago compartió protagonismo con artistas de la talla de Pablo Picasso, Alexander Calder, Antoni Tapies o Joan Miró en una exposición colectiva en 1953 en París. Más de medio siglo después de aquella cita, el artista leonés es consciente de que este tipo de arte sigue siendo incomprensible para un público mayoritario. "No sé la respuesta, pero yo siempre busco un paralelismo con lo que sucede con la música, que nos emociona y nos llega sin un significado.La persona que recibe el sonido tiene emociones, interpreta de alguna manera, pero no con arreglo a una realidad que a lo mejor tampoco está alejada del compositor que ha hecho esa música".
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