Los entendidos en esta materia definen la DISCIPLINA como: – «Sujeción de las personas a normas severas en su conducta».
– «Orden y método en el modo de vivir».
– «Corrección severa, rígida e inflexible».
– «Sometimiento a la autoridad».
A este propósito, decía Heráclito:
«Los ojos y los oídos
son malos testigos
cuando los hombres no tienen almas
para entender su lenguaje».
Los sentidos, pues, necesitan una interpretación de su actuar en el mundo. Son pozos de agua que requieren un caldero adecuado para salir a la luz del día.
Platón decía de la DISCIPLINA:
«Toda la eficacia de la educación
depende de la DISCIPLINA bien entendida».
San Agustín afirmaba por su parte:
«La DISCIPLINA es maestra de la Religión
y de la Piedad verdadera...
No hay mejor disciplina
que la observación de las reglas.
La DISCIPLINA corrige
las costumbres nocivas».
Alfonso X El Sabio llamaba DISCIPLINA al largo proceso necesario para llegar al «acabamiento de ser omes».
Esto significa que, sin disciplina, el ser humano no madura; se queda en agraz, insípido de por vida.
Fray Antonio de Guevara y Noreña, Obispo que fue de Mondoñedo, decía de la DISCIPLINA:
«Lo que castigaban los antiguos por MORTAL,
disimulan en este tiempo por VENIAL».
¡Oye, tú, que parece que estaba hablando de hoy! Porque en nuestros días, se disimulan y perdonan todo tipo de fechorías: los robos, las peleas, las violaciones, los asesinatos y así. Tienen mando en plaza, y se levantan con el Santo y la limosna. Se considera un derecho «hacer lo que me dé la gana».
Kant decía que la DISCIPLINA era necesaria para resolver el problema de la «insaciable sociabilidad».
Porque, sin DISCIPLINA, no es posible cimentar una sociedad estable y progresista.
San Cipriano decía por su parte:
«La disciplina es la costumbre
ordenada a la corrección
y a la observación regulada
por nuestros mayores y nuestros padres».
Herrbart (1776-1841), entendía la DISCIPLINA como:
«Conjunto de acciones educativas
para formar la voluntad del educando».
Pausen (1846-1908) entendía la DISCIPLINA como:
«La conformación del ser y la voluntad
del niño con determinada conducta
y modo de proceder.
Le infunde determinados hábitos».
Ortega y Gasset (1883-1955) entiende la DISCIPLINA y la vida misma como:
«Saber a qué atenerse».
Veo que se me han ido las cabras demasiado lejos por estas cumbres de la Historia. Echémoslas abajo de un silbido
A nosotros nos toca ahora meter la cuchara en este guiso de la EDUCACIÓN y de su necesaria DISCIPLINA. Porque el campo de la Educación necesita ser roturado a fondo para dar algún fruto. Pero, ¿quién le pone el cascabel al gato?
En el asunto de la EDUCACIÓN no podemos permanecer, como la mosca, en el cuerno del buey. Hay que bajar a pisar el terreno.
Todos sabemos por experiencia que los niños y niñas vienen al mundo con los instintos biológicos de punta, y dispuestos a ser únicos al margen de lo que piense la sociedad.
Esto significa que necesitan SER EDUCADOS para encajar, como piedras bien labradas, en el muro de la sociedad. Y para no destruirse a sí mismos.
La EDUCACIÓN tiene 2 finalidades:
a) Sacar de cada criatura las posibilidades que guarda dentro, como hacía la comadrona FAENARETE, madre de Sócrates.
b) Someter a regla los instintos primarios, mediante la disciplina, para que aflore ese YO único y social.
En este sentido, la Educación es represiva, a fin de sacar a flote una persona libre. ¡Reprimir para Liberar! ¡Paradoja!
El ser humano necesita, ante todo, liberarse de sí mismo. Porque yo soy mi mayor enemigo. O me disciplino a fondo, o me aniquilo, como les pasa a los zánganos de las colmenas.
Lo queramos o no, la educación ‘represiva’ nos hace un poco más libres.
Pues que se enteren de una vez los ‘profes progres¡’, que no son todos. ¡Menos mal que no son todos».
En cualquier caso; yo recomiendo echar mano del Catecismo de Astete o de Ripalda, y aprender de memoria las Obras de Misericordia:
– «Despertar al dormido».
– «Corregir al que yerra».
– «Dar buen consejo al que lo ha menester».
– «Consolar al triste» y todas las demás.
Todos sabemos que la EDUCACIÓN PERMISIVA engendra monstruos: peleones, violentos, ladrones, insociables, violadores, asesinos... Y todos los demás que son los dueños de calles y plazas.
¡Pues a trabajar todos para redimir al sistema educativo! La mosca del cuerno del buey no trabaja.
De lo contrario:
«Duerme mi aledaño,
y le como un surco cada año».
En todo caso:
«Cague la espina
quien comió la sardina».
¡QUE ASÍ SEA y AMÉN!
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