Los tres asuntos más importantes para el Consistorio leonés, en el quinquenio de 1895 a 1899, fueron, por este orden: «el primero referido a la traída de aguas, alumbrado eléctrico de parques y avenidas, y pavimentación de calles; el segundo se refería a la concesión de un crédito bancario de 55 Mil pesetas para que, tras una Real orden del Ministerio de Gobernación, el 4º Deposito de Caballos Sementales se instalara en el edificio de San Marcos (adquiriendo la contigua casa de los Peregrinos y su huerta por otros 22 Mil pts.); y el tercero se refería a la reforma de la administración de Consumos, principal y casi único recurso del Ayuntamiento». La penuria por la que atravesaba la Caja municipal se plasmó en todas y cada una de las Actas municipales de estos cinco años; privación que traería enormes consecuencias para el devenir del monumento conmemorativo al héroe leonés Alfonso Pérez de Guzmán (el Bueno).


Parte importante del proyecto sería el monumento a Guzmán (el Bueno), y en octubre del año en curso ya se espera con impaciencia que el arquitecto director D. Gabriel Abreu, viaje a León para realizar la recepción provisional de las obras del pedestal que soportará la estatua. Es cuando los concejales del Ayuntamiento se impacientan y apremian al arquitecto municipal a que «termine los estudios tan urgentes é importantes, como «la verja» de la glorieta de Guzmán el Bueno y la alineación de la plaza de San Marcelo»; pero el facultativo enferma de gravedad y al año siguiente (1899) presenta la dimisión en el cargo por cuestiones de salud, sustituyéndole en la Oficina de Obras municipales el arquitecto provincial, D. Francisco Blanch y Pons.
Será este personaje quien lleve el peso de las obras, representando los intereses de la Diputación y del Consistorio leonés al mismo tiempo. Él es quien emite un oficio diciendo que: «Visto el proyecto de verja y pedestal de la misma, así como la acera que se ha de construir alrededor de la estatua […] producirá muy buen efecto, si se introducen en el zócalo de la misma y en su colocación las modificaciones que aconsejan los principios de estética más elementales como son, el que tanto la verja como su zócalo tengan sus remates á niveles horizontales sin banqueo ninguno…».
En la Sesión ordinaria de 7 de marzo del actual, la presidencia propone que de inmediato se encargue al arquitecto el estudio del pliego de condiciones para subastar la construcción del zócalo. Esta es adjudicada al contratista Froilán Fdez. por el precio de 3.879 pts. Todo parecía indicar que en breve se iba a inaugurar el monumento conmemorativo con la participación del Ayuntamiento, cuando, por orden del Gobernador Civil de la provincia, en la Sesión inaugural de julio de 1899, es nombrado alcalde el concejal del mismo D. Perfecto Sánchez Puelles.
La primera decisión tomada en la Sala de plenos fue formalizar el crédito bancario para iniciar las obras del edificio de San Marcos y adquirir la casa de Peregrinos con su huerta. Llegados al punto once de la convocatoria se eligió arquitecto municipal al Sr. Manuel del Busto y Delgado, quien, entre sus primeras actuaciones está la de reformar el zócalo de la verja. Mas el tiempo apremia, pues la empresa Masriera y Campins, encargada de la fundición a la cera perdida de la estatua de Guzmán el Bueno, comunica a la Diputación que la obra llegará a la Estación de Ferrocarril de León el 8 o 9 de noviembre de 1899. Ocho días después, es leído en Sesión ordinaria un extenso informe del arquitecto municipal «haciendo un juicio crítico del zócalo que se está construyendo para la verja que ha de circundar la glorieta de Guzmán el Bueno» y propone a los señores concejales que por razones de estética, economía y de urgencia se suspendan las obras y se suprima totalmente el zócalo; quedando reducido el proyecto a la acera circular ya diseñada.
El citado informe es impugnado por el anterior alcalde Sr. Tomás Mallo que cree necesaria la colocación de la verja para proteger el monumento; pero el ahora concejal Sr. Garrote estima que «en lugar de una obra de arte se está haciendo un abrevadero […] siendo suficiente poner de trecho en trecho columnitas con cadenas como está la estatua de Pelayo en Gijón». Interviene el Sr. Sangrador para decir que juzga innecesaria la verja «porque no impide los destrozos que puedan causarse y porque los pueblos han ganado mucho en cultura». Por consiguiente, finaliza el quinquenio de 1895-1899 con la renuncia del Ayto. de León a colaborar con la Diputación; mientras tanto, el 30 de diciembre del vigente año se procede a la recepción definitiva del pedestal de la estatua de Guzmán (el Bueno), con el visto bueno del arquitecto director D. Gabriel Abreu y el arquitecto provincial D. Francisco Blanch y Pons.