La magia de Huang Zheng, una ventana de emociones

Empezó sacando las sonrisas de todos los asistentes de la Sala de Cultura de Veguellina con un truco, y continuó haciéndolo hasta el final de la entrevista; y es que, la maga Huang Zheng es como concibe la magia, como el «poder de proporcionar felicidad a otras personas. Para mi todos los artistas son magos, porque pueden cambiar la vida de la gente». Esta ilusionista de renombre mundial hace de su trabajo su pasión, y sobre todo se rige por las emociones y los sentimientos. Zheng no piensa en sus futuros números, solo siente, y esta magia de emociones es la que rige su trabajo, desde siempre, desde que con 18 años contempló la caída de las hojas un otoño y eso le inspiró para crear ‘Memory’, su primer espectáculo. «Una sonrisa del público me puede afectar mucho y esto me ayuda a crear», explicó.

Pero esta maga no siempre tuvo clara su vocación. Hizo sus pinitos previamente como acróbata, si bien descubrió que no era su vocación. Fue trabajando en los ‘backstage’ de otros magos donde se dio cuenta de lo que quería hacer, y lo hizo y a lo grande, porque la magia de Zheng ha recorrido todos los continentes y ha sido merecedora de diferentes reconocimientos. Zheng es una maga agradecida por poder ejercer de lo que es su pasión, y además de la mano de su marido, Juan Mayoral, director de ‘León vive la magia’. Fue su primer contacto con España, una cultura que reconoce que también le apasiona. Porque cuando Zheng salió de su país, China, quiso compartir su cultura, pero para ello cree que se tiene que conocer otras, y España, y sobre todo el flamenco, son ahora su otra cultura. De hecho, su último espectáculo, con el que conquistó a todos los asistentes del festival leonés esta última edición, era una fusión de la cultura china y la española, y concretamente el flamenco.

La magia de Zheng combina poesía lírica, danza, gestos y movimientos. Es un espectáculo que sobrepasa la magia tradicional y habitual. Así la definió el conductor de la velada de ‘Conversaciones sin red’, Tomás Néstor.