Aparece esta primavera un libro singular, ‘Ven y mira’ (Reino de Cordelia, 2022), de Esther Bajo y Joaquín Revuelta que, con la intención de contar la historia del cineclub universitario de León, hace un gran recorrido por el cine en general analizando su impacto en la vida de toda una generación, la de los setenta y ochenta, que fueron los jóvenes de la Transición. El libro contextualiza ágilmente cada momento social, político e histórico, por el que va pasando cronológicamente y enumera, en paralelo, las películas que se rodaban, las que se veían en las salas comerciales y las que se programaban en el cineclub.
La incipiente democracia fue permitiendo en aquellos tiempos más libertades y se empezaron a ver producciones internacionales que venían cubiertas por halo mítico que la censura les había otorgado, no intencionadamente. El cineclub fue, durante varios años, la única actividad cultural que la naciente universidad de León programó y, por lo que se deduce del texto, sin la suficiente dedicación y apoyo por parte de la institución. La falta de una sede estable o de un presupuesto fijo fueron la espada de Damocles que pendió constantemente sobre el grupo de estudiantes que lo organizaban con gran pasión. Se habla en estas páginas de algo más de mil películas puestas ante la lámpara del proyector en aproximadamente diez años, exactamente entre 1979 y 1990. Echando cuentas podrían haber sido unas tres películas diferentes a la semana, en muchas ocasiones bastantes más. Y por qué se quería ver tanto cine entonces… Puede ser que aquellos jóvenes encontrasen en la pantalla del cinematógrafo un agujero para escapar de la opresiva realidad en la que vivían, para huir de una iglesia y un gobierno que se metían hasta en sus vidas privadas amenazando con colapsar su futuro y apagar sus ganas de vivir. Es posible, que los jóvenes cineclubistas creyeran que lo que se veía en las películas era un anticipo de la vida verdadera, la que podrían tener si de una vez por todas se acababa la noche de la dictadura.No es raro, pues, que la primera película programada por Joaquín Revuelta y los otros estudiantes tuviera un título tan simbólico, ‘La noche americana’, de Truffaut. La noche americana es un efecto cinematográfico por el cual una escena filmada de día se transforma en nocturna mediante la colocación de un filtro oscuro, el resultado son imágenes artificiales con fuertes sombras que de noche no existen. ¿Acaso el franquismo del que venían no había hecho algo parecido colocando un filtro negro a la vida?
Esta historia de los cineclubistas que salían de la noche de España es también la crónica de un tiempo de fiesta que dejaba atrás una oscuridad hecha de cosas falsas, artificiales, impuestas. A darse cuenta de que era un efecto especial, un truco barato, algo que se podía disolver, les ayudó el cine; aunque quizá pensaron que luego se podría vivir como en el celuloide, que, tras la noche americana del franquismo, se daría a luz una vida de película y, entonces, llegó el desencanto.
‘Ven y mira’ estará disponible el 16 de mayo en las librerías.
La noche americana y los cineclubistas
Por Bruno Marcos
11/05/2022
Actualizado a
11/05/2022
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