Recordó Rodríguez que los trámites regulados por decretos y leyes de los años 36, 37 y 39 «presentaban un carácter represivo y vindicativo, en un intento por sancionar a la oposición política, pero también para dejarla sin recursos materiales suficientes para poder organizarse. Asimismo, tampoco podemos perder de vista la clara intención legitimadora, que se tradujo en la creación de un marco legislativo regulador que justificaba el golpe de Estado, la Guerra Civil, la Dictadura y, por supuesto, el sistema repesivo» creando lo que la ponente llamó «una ficción de Justicia. En esos procedimientos participaban diferentes sectores de la vida pública y política del régimen; que incluía incluía a la Iglesia, a Falange, a los nuevos ayuntamientos surgidos como consecuencia del cambio de autoridades favorecido por la sublevación militar, a los gobernadores civiles y a las personas de ‘solvencia moral’. Es por ello, por las múltiples arbitrariedades que presentaba la «justicia» franquista y por el enriquecimiento personal de los verdugos por lo que la represión económica es una de las tipologías represivas más controvertidas y polémicas», explicó en su ponencia, presentada en el Museo Ferroviario de Cistierna.
¿Cómo convivir los símbolos franquistas y el patrimonio?
El profesor de la ULE e historiador Javier Revilla planteó en otra de las ponencias del Curso una reflexión sobre los símbolos franquistas que aún existen en muchos puntos de la provincia y, a su vez, preservar el patrimonio. «Todas las sociedades precedentes han gestionado respecto a los símbolos y monumentos heredados. Son conocidos los casos de ‘damnatio memoriae’ por los cuales los nuevos poderes que sustituían a otros trataban de eliminar sus vestigios. Casi siempre pensamos que lo hacían por venganza, pero también debemos interpretar los motivos prácticos y positivos que hacían necesarios tales cambios». Por ello, «reflexionar si hoy hemos superado esa respuesta irracional contra vestigios ‘enemigos’ –por encima de su valor patrimonial– y si somos capaces de reinterpretarlos adecuadamente, consensuando socialmente lo que fueron es el reto que tenemos ante nosotros».