El esfuerzo bien valió la pena porque "las vistas han sido impresionantes" reconoció entusiasmada la rutera valenciana Andrea Briones. El colorido y la frondosidad de la vegetación les dejó "encantados" y la sorpresa fue aún mayor para expedicionarios como la mexicana Mariana Ramírez que nunca antes vio un relieve igual. La rutera americana explicó que quedó impresionada al observar las naranjas montañas porque donde vive "no tienen ese color". Y a Henry Ortega le sucedió todo lo contrario. Él viene de Colombia y se sintió «como en casa» ya que en su país sí se pueden encontrar formaciones rocosas "muy parecidas".El ascenso hasta Las Médulas fue una de las primeras marchas de esta edición y les sirvió como preparación para afrontar las tres etapas que realizarán del Camino de Santiago francés a partir de mañana. La rutera valenciana, Andrea Briones, reconoció que la subida le resultó "un poco cansada" aunque finalmente todos coronaron la cima de la montaña sin grandes dificultades.
Para el equipo médico el recorrido fue la prueba de fuego para testar el estado físico de los expedicionarios. Una de las facultativas, Clara Fernández, explicaba que ahora que empieza el peregrinaje podrían empezar a aparecer los primeros problemas. De hecho, en los escasos kilómetros que recorrieron hasta el mirador tuvieron que atender a dos ruteros con asma y otra chica que se mareó en el autobús y empezó a sentir náuseas al caminar. "Nada que no se pueda controlar", aseguraba Clara.
El protocolo de actuación en estos casos es sencillo porque los ruteros que tienen problemas respiratorios llevan «su propia medicación de rescate» y tan sólo se cambia de tratamiento si continúan teniendo ataques, aunque no es lo habitual. Otro de los grandes enemigos del rutero son las ampollas. Henry ya las está padeciendo por haber usado calcetines mojados y confía en que se las curen pronto porque según confiesa "ahorita me están matando".
El equipo médico también se encarga de realizar el seguimiento en estos casos porque en la ruta la higiene no es "tan buena" como cuando uno está en casa y es importante vigilar que no se infecte la herida. Mañana domingo su capacidad de adaptarse a las botas volverá a ser crucial para mantener los pies intactos durante la marcha.
Las flechas amarillas les guiarán desde O Cebreiro hasta Triacastela. Una primera etapa compostelana que está previsto que realicen en grupos para separar a los más rápidos de quienes vayan más lentos. La llegada está prevista a las siete de la tarde y así culminará su primera experiencia de peregrinaje.