LA RUTA DEL PLACER | Casa Ojeda: El gran clásico burgalés

Más de un siglo alegrando paladares con un horno de leña que abre el apetito

Susana Martín
24/02/2017
 Actualizado a 19/09/2019
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Si  alguien descubre quién es el autor de este textín, que lo diga, porque lo encontré un día en Facebook y lo más que he llegado a leer es que es anónimo... Sea quien sea su autor, se lo tomamos prestado este viernes y tomamos nota. Miren qué bonito: «Mi padre me decía que para hacer feliz a una mujer no hace falta mucho... es decir, no se necesita mucho esfuerzo, pero se necesita mucha pasión. No hace falta mucho dinero. Llévala a pasear, me decía. Llévala a mirar las cosas pequeñas, a ver cómo las viejitas riegan los balcones.  Que las caminatas ayudan también a enamorarse de más, me decía. Luego, llévala a tomar un aperitivo, me decía, ésa será la prueba. Tomar un buen aperitivo juntos, descansar la caminata, beber y comer... Ríanse, demonios, hazla reír. Y si después del aperitivo te dice: ‘yo todavía tengo hambre, ¿vamos a cenar?’ Entonces significa que esa persona está realmente bien contigo. Es feliz, me decía. Porque una mujer, cuando está bien, siempre tiene hambre...». El broche a este homenaje, un vinazo burgalés que nunca falla, el Torresilo, de la bodega Cillar de Silos, uno de mis tintos preferidos ¿Será verdad que cuando estamos felices sólo queremos comer? Pero no sólo las mujeres, porque piénsenlo bien: ¿acaso no nos pasamos los buenos momentos intentando celebrar, comiendo y bebiendo? ¿Será que a veces algo nos hace darnos cuenta de lo efímera que es la vida y nos lanzamos a exprimir los pequeños placeres? Y cuando la felicidad nos inunda, venga a comer, venga a beber, sobre todo cuando tenemos lo más importante, una buena compañía.Y en esas estábamos, inmejorablemente rodeados, cuando nos dio por pirarnos a Burgos a celebrar un poco de todo. Para las grandes ocasiones, grandes comederos, y en tierras burgalesas nos dejamos asesorar y todos coincidían: id directos a Casa Ojeda. Y eso hicimos.Algo tendrá el gran clásico burgalés cuando lleva más de un siglo alegrando paladares en la cuna del Cid, un mesón tradicional que abrió en 1912 y nunca ha dejado de actualizarse. La cocina de toda la vida y las elaboraciones más actualizadas conviven en esta casa de comidas en la que el horno es uno de sus grandes aliados.Para abrir bocado, unas cañas en la barra, y uno de los pinchos exquisitos de Casa Ojeda. Sin descuidarnos, que lo mejor está por llegar minutos después. Son muchas sus especialidades, pero hay que probar el corderín lechal al horno de leña y, cómo no, la morcilla frita en horno. Excelentes los entrantes (apetecen todos), las carnes, los pescados, los postres. Y un servicio a la altura del nivel del local. El broche a este homenaje, un vinazo burgalés que nunca falla, el Torresilo, de la bodega Cillar de Silos, uno de mis tintos preferidos. Inmejorable todo.-----------------------------------Casa Ojeda                                                                       Calle Vitoria, 5. Burgos                                                                     947-209052
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