LA RUTA DEL PLACER | Piccolo: Un salón veneziano para gozar
Qué maravilla saber que quedan comederos estupendos por descubrir en León, como este italiano de cocina casera. Todo un un hallazgo
09/09/2016
Actualizado a
19/09/2019
¿Cómo va ese verano, gozadores? No os quejaréis este año de que no está habiendo sol para dar y tomar... Mientras algunos apenas se acuerdan de lo que es la vida contemplativa, otros empezamos a hacer las maletas porque lo bueno, que se ha hecho esperar, está a punto de llegar. Pero antes de desconectar unas semanitas, aquí está una nueva propuesta de La Ruta del Placer, una parada de las que merecen la pena, y eso que incomprensiblemente tengo que reconocer que era nuestra primera vez en el Piccolo. ¿Que cómo puede ser eso? Pues eso digo yo... pero por unas razones o por otras, la visita a este templo de buena cocina casera se había hecho esperar... Y es que quién no ha oído hablar en León de sus pizzas al horno, de su pasta casera, de sus postres exquisitos, pero también de lo lenta que se hace a veces la espera hasta que llegan los manjares a la mesa. La verdad sea dicha: Todo es cierto. En este pequeño restaurante no dan abasto. Será porque se come maravillosamente bien, así que merece la pena la espera, aunque a veces tengamos ganas de asaltar a los camareros y robarles uno de los platos que llevan a la mesa de al lado...¿Es un italiano el Piccolo? Vale, sí. Es un italiano porque se salen con las pastas y las pizzas, porque su pequeño comedor es como un saloncito veneziano... Pero Piccolo es, sobre todo, una gran casa de comida casera. Un comedero de los que nos entusiasman, en el que puedes elegir cocina italiana, pero donde también bordan muchos otros platos.No pedimos más porque había que reservarse para los postres, todos caseros, cuya fama está más que justificada... Sobresaliente el tiramisú, pero absolutamente insuperable la mousse de dulce de leche Hay quien viene a esta casa por la carne: ese pedazo entrecot, el solomillo, el escalope gratinado con mozzarella... Otros se tiran directos a los risottos, siempre para dos: de setas, de pulpo y almejas, de manitas de cerdo... Y luego están los que, como nosotros, optan por probar un poco de todo, porque desde que entras huele que alimenta, y cada plato que ves salir de cocina se te antoja.Estábamos celebrando la vida en la mejor de las compañías –eso hace mucho siempre, ojo– y nos dimos al picoteo regado con lambrusco tinto, aunque algunos digan que es un ‘vino de chicas’, pero qué bien entra, oiga. Probamos el pulpo a la plancha con ajada, la ensalada de perdiz escabechada, el carpaccio de solomillo con parmesano y boletus y la pizza Piamonte, una exquisitez. Todo delicioso. No pedimos más porque había que reservarse para los postres, todos caseros, cuya fama está más que justificada... Sobresaliente el tiramisú, pero absolutamente insuperable –con ovación unánime de la mesa incluída– la mousse de dulce de leche.No tardaremos en volver. Pendientes quedan la pasta (la rellena mmmm) y la mousse de chocolate blanco. Y lo que surja, claro. ¡Salud!----------------------Restaurante Piccolo Calle Fray Luis de León, 13. León 987-258302
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