De primeras ‘Vagalume’ parece un libro que trata sobre la escritura, pero a medida que la obra avanza el lector se da cuenta de que plantea también una reflexión en torno a la vida, realizada desde una perspectiva crepuscular. Los personajes principales son escritores pero posiblemente podrían haber sido cualquier otra cosa. La escritura en ‘Vagalume’ es un oficio más que una vocación, o un oficio nacido de una vocación, en todo caso una forma de ganarse la vida. La obra no desarrolla un estudio sobre lo que significa narrar, la construcción de un libro o las relaciones entre realidad y ficción, sino que explora cómo lo oculto da forma a las experiencias individuales y desmonta las ideas que se consideran cerradas sobre el pasado.

Es un gran logro de esta novela conseguir con muy pocos elementos mantener, en todo momento y hasta el final, la atención del lector sin asesinatos ni recursos efectistas, sedimentando las reflexiones del narrador sobre el paso del tiempo y el destino de las personas en el escenario de la ciudad en la que fue joven y en la que aprendió a mirar la realidad para transformarla en literatura.
Julio Llamazares, que tuvo el acierto de narrar en ‘Luna de lobos’ la historia de los maquis, pendiente desde hacía cuarenta años, y que se adelantó con ‘La lluvia amarilla’ casi otros cuarenta al fenómeno de la «España vacía», ha evolucionado desde un estilo profundamente lírico hacia una prosa clara que sigue compartiendo con aquellas primeras obras un fondo emocional esencialmente poético que trasciende la trama e incorpora imágenes plásticamente simbólicas, como la que funda el texto actual: la luciérnaga, en portugués vagalume, la luz que en la noche alumbra como los escritores que permanecen, pase lo que pase, fieles a su oficio de contar mientras los demás duermen. La vida secreta de las luciérnagas, la de estos escritores secretos, es el relato que muestra lo que cada uno llevamos dentro que no se puede contar.