El obispo de León, Luis Ángel de las Heras; la viceconsejera de Acción Cultural de la Junta de Castilla y León, Mar Sancho, y el abad de la Real Colegiata de San Isidoro, Francisco Rodríguez, han participado este martes en el acto de presentación del final de los trabajos de restauración de las pinturas del Panteón de los Reyes, que han supuesto una inversión de algo más de 173.000 euros por parte de la Consejería de Cultura, Turismo y Deporte de la Junta de Castilla y León y que se suman a los ya efectuados en la Cámara de Doña Sancha o en el claustro de la colegiata hasta alcanzar una inversión que se aproxima al millón de euros en estos últimos años.
El obispo de León, Luis Ángel de las Heras, fue el primero en tomar la palabra para destacar la importancia de la Real Colegiata de San Isidoro como uno de los conjuntos románicos más relevantes de Europa con sus algo más de mil años de historia. «Desde su nacimiento en el siglo X, este conjunto artístico y religioso se ha convertido en un referente de incalculable valor para la ciudad de León y por supuesto para Castilla y León y para España». De las Heras igualmente se refirió al Panteón de los Reyes, conocido en el argot popular como ‘la capilla sixtina’ del Románico, como «una joya artística y patrimonial sin comparación, siendo por lo tanto merecedora de la importante restauración que se ha venido realizando a lo largo de los últimos meses». La viceconsejera de Acción Cultural, Mar Sancho, se congratuló de empezar el año en un lugar tan emblemático como el Panteón de los Reyes de San Isidoro, donde se ha intervenido en sus famosas pinturas logrando una nueva perspectiva y haciendo que éstas se presenten ante los ojos del visitante mucho más nítidas y conservando su color primigenio. «Es este uno de los lugares de referencia en el Románico. Lo es por las propias pinturas y también por los elementos escultóricos que acompañan este Panteón de Reyes que se ha preservado y ha perseverado a lo largo de los siglos de una manera asombrosa, fundamental, llegando hasta nosotros hoy de esta manera», indicó Sancho, que destacó el hecho de que la restauración ha tenido la virtud de trabajar permitiendo la visita durante todo este tiempo. «Los trabajos se iniciaron en abril del pasado año, han durado varios meses y al menos se ha podido visitar el cincuenta por ciento del Panteón Real. Se ha intervenido evidentemente en las pinturas, donde se ha procedido a la limpieza de escorrentías, de barnices, de elementos del pasado para dejar la pureza cromática del Románico, y eso es algo fundamental porque estamos viendo en estos momentos el color primigenio y bebiendo de la fuente original», destacó el alto cargo de la Junta, que también quiso dejar constancia de la actuación sobre la piedra del Panteón Real y de la intervención en el propio Panteón de Infantes, donde junto a ese componente de restauración se ha realizado igualmente una tarea de investigación», recordó. Cerró el acto el abad de San Isidoro, Francisco Rodríguez, para quien se muestra ahora «una pieza más de un puzle grandioso que se ha venido realizando en la Colegiata de San Isidoro durante las dos últimas décadas y que manifiesta y nos recuerda, por lo menos para el Cabildo, lo importante que es trabajar unidos, trabajar juntos. La palanca que ha funcionado en la Colegiata de San Isidoro en todos estos años de restauraciones y de intervenciones de distinto tipo ha sido el interés, la valoración, la capacidad de esfuerzo y la unión de todas las distintas instituciones, desde la Consejería de la Junta de Castilla y León, la Dirección General de Patrimonio, la Obra Social de Caja Madrid, las distintas empresas que han ido prestando aquí sus intervenciones, todos los técnicos que han dirigido, proyectado y programado las obras. Yo creo que ha habido un interés, una unión y la verdad una estima por recuperar y actualizar este patrimonio que hemos heredado de nuestros antepasados. Los estatutos capitulares del Cabildo de San Isidoro nos recuerdan que es una obligación importante custodiar, velar y proteger este patrimonio con el fin de que lo podamos entregar de una forma más agradable a las generaciones futuras».