El latido del ahora

Por José Antonio Santocildes y Nuria Crespo
23/02/2025
 Actualizado a 23/02/2025
El latido del ahora.
El latido del ahora.

Una piedra preciosa que buscas desde hace eones, un deseo a punto de cumplirse palpitando a lo lejos, una botella de agua pura y fresca semienterrada en un desierto inhóspito, un estallido controlado, un fuego que no quema, una mano ganadora y una suerte perenne que parece dormitar a tu lado... eso es el presente, un lujo, un maravilloso hallazgo casual, una serendipia que te lleva a la plenitud, pero, a la vez, algo que pocas veces valoras ni mucho menos sabes apreciar. El caso es que ahí está, sumido en un inquietante silencio, asustado, apartado, receloso y sobre todo quieto, muy quieto, esperando a que lo descubras y le des cobijo en tu vida para guarecerse de sus más fieros enemigos, el pasado y el futuro. Porque el presente jamás entrará en lucha; él disfruta en la comodidad de la parsimonia, permaneciendo en la magia de un regalo por desenvolver y en la tranquilidad que le produce la certeza de saber que él es el único que de verdad existe, el único que de verdad ES. ¿El resto? El resto son absurdas quimeras que consumen tu vida en una espiral carente de sentido, envuelta de vagos sueños, de brillantes esperanzas o de crueles miedos que no te dejan vivir. Mientras él, el presente, susurra desde tu abismo más recóndito que siempre estará ahí, consumido en el deseo de ser descubierto y valorado, porque nada eres sin él, nada existe sin él. Tan solo el presente puede esbozar nuevos horizontes y acallar los fantasmas del pasado; solo él puede escribir nuevas historias, construir nuevos puentes y hacerte avanzar dejando atrás todo lo que te perturba: la culpa, la ira, el miedo, el dolor, así como el fuego que sigue alimentando tus emociones más intensas y oscuras. No eres el eco del ayer ni los vientos del mañana, no eres los hechos del ayer ni los ensueños del mañana. Eres únicamente este momento, este y nada más, este instante en el que la vida ocurre, en el que la vida simplemente ES. Ese es el presente, un soplo breve y fugaz, brillante y heroico a la par, que te invita a recogerte en él y descansar. Un instante precioso entre lo que fue y lo que será, un instante lleno de vida y magia en el que debes permanecer y por el que debes luchar.

Por tanto, vivir en este instante plena y conscientemente es un acto de valentía en sí mismo, una valentía que apenas se practica, una valentía acobardada por las fuerzas del pasado y del futuro en una lucha perpetua por el control de tus desbocados pensamientos. Momento presente, insignificante en duración, vasto en posibilidades, infravalorado y vilipendiado a partes iguales, es el fértil terreno en el que sembrarás las semillas de tu hipotético mañana; es el único lugar donde el tiempo se detiene y el universo se revela. Este momento, este instante etéreo e intangible donde la vida realmente se despliega. Este momento, este instante preñado de infinitas posibilidades conviviendo en un orden perfecto en el que todo puede ser y todo puede pasar. Este momento, este instante en el que el corazón canta con fuerza, refugiado en los latidos de la magia que está por manifestarse, que está por llegar, donde cada emoción brilla con todo su potencial y donde las chispas de la magia se guarecen en la calma del fin de la tempestad. Este momento, único arquitecto de tu destino, único escultor de tu manifestada realidad, será el encargado con cada elección, con cada palabra, de tejer el tapiz de tu historia personal. Este momento, este instante, único territorio habitable, único retazo que puedes abrazar.

Así pues, sumérgete en la sinfonía de este momento, querido viajero del tiempo, déjate embriagar y acariciar por sus cálidas notas, por el regalo que te ofrece el ahora, por el silencio que ofrece la calma de saber que por fin estás viviendo una vida desnuda de macabros fantasmas cuyo único propósito es incordiar. Respira hondo, siente la energía que te conecta con todo lo que existe, con todo lo que es. Mira la vida por primera vez con la gracia del que por fin puede VER.

Contempla tu espacio, baila abrazado al compás de tu presente, de tu aquí, de tu ahora. Sorpréndete con los milagros que se despliegan ante tus ojos, encuentra la paz que buscas, la alegría que anhelas, el amor hacia todo lo que te rodea. Sé libre para ser, sé libre para estar. Ama tu presente, ámalo con pasión, plenitud, gratitud y fascinación por el mero hecho de respirar. Valora cada segundo de cada día como millones de efímeros instantes que arden en la magia del ahora y que has decidido vivir en toda su magnificencia. Déjate enamorar por este instante, instante que palpita entre el aliento que muere y el que está por llegar. Piérdete en este único soplo, en este grácil parpadeo, en la magia de este momento precioso y perfecto.

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