Laura Gómez lleva ‘el arte de vivir’ a la galería Cinabrio

La artista segoviana expone una serie de cuadros singulares que hablan del mundo esotérico en varias colecciones diferentes

Vicente García
22/06/2024
 Actualizado a 22/06/2024
Laura Gómez ante una de sus colecciones. | VICENTE GARCÍA
Laura Gómez ante una de sus colecciones. | VICENTE GARCÍA

Desde muy pequeña Laura Gómez se interesó por la pintura como ella misma comenta: «Mi pasión surge desde niña, con 3 años. Mi padre pintaba y yo con él. He vivido rodeada de arquitectos y me sentaban a pintar en las mesas de arquitectura desde pequeña, enseñándome a tirar líneas, el valor del punto, la línea, la profundidad, el color y por eso mis mejores recuerdos son pintando con mi padre desde los tres años con un pincel, escuchando la música maravillosa y viendo sonreír a mi padre porque lo hacía bien. Es una pasión que tengo desde muy niña».


La exposición que se puede contemplar en la galería Cinabrio está compuesta por numerosos cuadros divididos en colecciones y aparte de esos cuadros se pueden encontrar también pequeños altares con elementos relacionados con las piezas expuestas. Entre ellos hay uno especialmente emotivo para ella dedicado a sus progenitores fallecidos recientemente y que han sido sus guías a lo largo del tiempo, también hay unos tendales con bolsas en cuyo interior se encuentran máximas escritas, además luces, velas...y lo explica de este modo: «Es una filosofía de vida, una forma de entenderlo. Al final siempre hago instalaciones de luminotecnia, montajes escultóricos, utilizando y llevando in situ los arquetipos y símbolos de los cuadros en físico para que los espectadores puedan comprobarlo físicamente, llevándolo al plano terrenal».

 

Mostrando el altar dedicado a sus padres
La artista segoviana muestra el altar dedicado a sus padres. | VICENTE GARCÍA

En todas las colecciones hay unos arquetipos universales, una simbología universal y manejando esos arquetipos y esa simbología al final nos da el arte de vivir. En cada colección tomamos esos arquetipos y esa simbología que resuenan en todos nosotros. Son cosas muy sencillas: una puerta, unos cubos, unos círculos, los pájaros, animales, personas; el mundo de las emociones, el mundo invisible y visible. 


Laura no utiliza modelos para sus obras, como ella misma confiesa: «Toda la locura que hay aquí sale de mi cabeza, creo que del corazón y la cabeza, de ambos dos, porque al final lo denomino una intuición racionalizada que nace de ese amor y de esa pasión, de esa necesidad de hacerlo y de compartirlo».

 

La escalera de la Vida
La escalera de la vida. | VICENTE GARCÍA

Los motivos los encuentra en su vida misma o en la de aquellos que le rodean como reconoce: «Cualquier circunstancia que me sucede o que le sucede a alguien o cualquier situación de la vida, o cosas que veo que pasan a alguien, ahí surge la idea, experiencias de otras personas... es como un sentimiento de humanidad, de fraternidad universal, no se queda sólo en mí, transciende al resto de la Humanidad». Y añade a continuación: «A mi me pasan cosas, como a las personas que conozco y tengo a mi alrededor y cuando estoy ante un papel en blanco eso surge, vuelve y lo plasmo. También utilizo mucho geometría sagrada, dentro de mis cuadros hay mucha geometría sagrada y simbologías como puede ser la flor de la vida, el laberinto, todos los cuadros tienen una geometría interna, que aparte del color y las formas sí que hay unas medidas, por ejemplo, en la ‘Escalera de la vida’ los cubos tienen unas medidas determinadas, todo tiene su por qué: nueve cubos por el nueve, los cubos tienen unas medidas basadas en las teorías de Pitágoras, cada cubo tiene su propia medida, al final esas medidas siempre tienen un por qué, en un número o en otras cosas. Todo tiene una conexión interna».


Estos simbolismos vienen desde el antiguo Egipto, los primeros cartománticos están en el libro de Thot, una de las escuelas más importantes del conocimiento egipcias, que están relacionadas con Platón, con Aristóteles, con Hermes Trimegisto, con Zoroastro, con las filosofías del conocimiento más ancestrales, en realidad son pasos en el camino, cualquier persona que vea una imagen de estas verá cosas que le van a sonar, de su vida, distintas circunstancias de su vida.


Los paisajes de sus obras son casi todos imaginarios, aunque reconoce que «estoy influida por lo que me rodea, naturaleza, animales, vivo en un pueblo y estoy rodeada de esa naturaleza». 


También reconoce: «Desde niña me pongo como en un sueño, como dentro de mi mundo y es como una pintura automática y cuando me separo me pregunto ¿De dónde habrá salido ésto?».


Con respecto al mundo esotérico es algo esencial en ella, que lleva dentro, y cuenta: «será de otras vidas pues también desde niña me atrae mucho el tema del conocimiento, soy muy curiosa y me interesa mucho el tema iniciático, de los grandes filósofos, las filosofías antiguas que abarcaban todos los conocimientos: pintura, música, danza, escultura, arquitectura y todo lo llevaban al plano artístico».


Aunque las obras que expone están realizadas en óleo sobre lienzo en su mayor parte, así como algunas acuarelas, ella maneja todas las técnicas de ilustración porque a lo largo de su vida las ha utilizado, sin embargo, dice: «también he hecho trabajos en tabla y trabajos muy grandes que eran poco manejables, ahora hago colecciones más manejables. Como he entrado en una espiral de conocimientos, como son muy densos, si no hago colecciones me disperso y no me centro en lo importante».


Su exposición la pueden ver en la galería Cinabrio de la calle Gran Capitán en Trobajo del Camino. 

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