La intervención espontánea más enigmática de cuantas hiciera Carlos de la Varga, antiguo director de la desaparecida galería leonesa Tráfico de Arte, fue aquella en la que pintó, con grandes trazos de pintura blanca sobre los vidrios multicolores de la fachada del MUSAC, la frase: «Soria existe». No se sabía muy bien a qué venía entonces, si era simple solidaridad territorial o un lamento simbólico en apoyo de todos los olvidados de todo. Hoy veo que además era un aviso, que la extemporánea alusión indicaba nuestro más que posible destino: tener que hacer una afirmación tan desoladora como esa de nuestra propia ciudad.
Los resultados que publica estos días el Observatorio de la Cultura, cumpliendo con su cita anual, proporcionan un retrato muy negativo de nuestra situación en el contexto cultural del país, León prácticamente no existe.
Después de valorar las respuestas a los cuestionarios de cuatrocientos catorce profesionales de primer nivel pertenecientes a distintos campos, públicos y privados, la Fundación Contemporánea ha elaborado una serie de rankings e indicadores relativos a la actividad cultural de nuestras ciudades y comunidades, instituciones y acontecimientos del año pasado; en ellos, la ciudad de León aparece en la cola de la lista, en el lugar número treinta, con únicamente seis ciudades por detrás, bajando siete puestos respecto al periodo del análisis anterior en el que tampoco estábamos bien. Una institución que debería ser el buque insignia de toda Castilla y León y que debería ir a la cabeza con otras entidades similares, el MUSAC, se desploma hasta los últimos puestos de la clasificación, el ochenta y cuatro de ciento dos, veintidós puestos menos que en 2022, pero muchos menos si cotejamos las puntuaciones de 2018 o 2019 en las que aparecía en los puestos treinta y cuatro y veintiocho, respectivamente.
De toda Castilla y León sólo sale bien parada Valladolid, que tiene buenas posiciones en muchas de las clasificaciones destacando con la Semana Internacional de Cine, Seminci, o el Museo Patio Herreriano; lo cual contrasta con que el MUSAC de León se hunda, ya que siempre ha estado manejado desde allí.
La fotografía que proporciona este estudio sobre la decadencia de la cultura en León no hace sino confirmar desde fuera lo que se vive dentro. El producto de la parálisis es la invisibilidad, no existir aunque se exista.