El acto estuvo presentado por el director de Marketing de la Fundación Obra Social de Castilla y León (Fundos), José María Viejo, y en el mismo intervinieron Pelayo Tahoces, director de la Fundación CelloLeón; Mª Jesús Fernández Rivera, vicedecana de Ordenación Académica de la Facultad de Educación y profesora de Didáctica de la Expresión Musical de la ULE, además de directora del curso internacional; Pedro Llamas, en representación del Ayuntamiento de León, y Adolfo Alonso Ares de la Diputación de León.
José María Viejo aprovechó su intervención para anunciar la firma de un convenio de colaboración entre la Fundación CelloLeón y la Obra Social de Castilla y León (Fundos), propietaria de la Casa Botines, «que de alguna forma viene a regular jurídicamente una relación que ya existía de hecho, porque la Fundación CelloLeón ha venido colaborado con nosotros de una forma muy activa y este convenio que acabamos de suscribir se va a concretar en una programación de actividades que se prolongarán a lo largo del tiempo y también por nuestra parte en la cesión de un piano, propiedad de la Fundación, que es una pequeña aportación que queremos hacer en reconocimiento a esa brillante labor de fomento y de promoción de la música que la Fundación CelloLeón ha venido realizando desde su constitución», destacó el representante de Fundos.Por su parte, Pelayo Tahoces recordó que el festival se realiza de forma paralela al Curso Internacional de Violoncello, que dará comienzo el próximo lunes y reunirá en la capital leonesa a 75 alumnos provenientes de distintos rincones de la geografía nacional, así como de diversos países, como es el caso de cinco alumnos procedentes de la Universidad de Seul (Corea del Sur) que acompañan al maestro y reputado intérprete, Sung-Won Yang, presente en todas las ediciones del curso.Tahoces aseguró que el curso que se imparte en León «es el de mayor dimensión de la especialidad de chelo que se realiza en nuestro país», y paralelamente al mismo se lleva a cabo un festival «que tiene como objetivo difundir la música en general y especialmente nuestro instrumento que es el violonchelo». Además del objetivo estrictamente musical también se trata de poner en valor el patrimonio artístico con que cuenta la ciudad, al ubicar algunos de los conciertos en enclaves como el propio Edificio Botines o el patio del Palacio de los Guzmanes, sin olvidar la calle a través del programa ‘Cellos en el camino’ que acogerá varias actuaciones en emplazamientos de la calle Cervantes, la plaza de San Marcelo o la plaza de Don Gutierre. 
Además de chelistas de prestigio internacional como Ángel G. Jermann, Arturo Muruzábal, Miguel Jiménez, Sung-Won Yang o Johannes Krebs, entre otros, se contará con la presencia de la Camerata Clásica de Ponferrada, que acompañará a los solistas en los conciertos de los días 27 y 28 de julio en la sede de la institución provincial.El precio de las entradas se reduce un 50% respecto a la edición del año pasado, pasando de 6 a 3 euros, con el objetivo de que todo el mundo pueda tener acceso a los conciertos previstos.
La directora del curso internacional, Mª Jesús Fernández Rivera, destacó por una parte el carácter docente del curso cumpliendo de este modo el objetivo de «fomentar la enseñanza de la música desde todos los niveles», sin olvidar «la enseñanza complementaria que puede ofrecer la Universidad junto a otras instituciones para los músicos que quieren depurar su propia técnica o adquirirla y conocer las técnicas de otros profesores y maestros del ámbito internacional», destacó Fernández Rivera, por lo que considera importante «poder aportar nuestro grano de arena para que este curso sea una realidad». Igualmente señaló la importancia de que toda la sociedad pueda ser partícipe de este evento, «no solo aquellos que tienen esos conocimientos y esos objetivos». La manera de llegar al público es, en opinión de la directora del curso, a través de los conciertos que conforman el festival que discurre paralelo a la parte académica. «No olvidemos que en León, siempre que hay una manifestación musical, tiene una gran acogida por parte de la sociedad. Solo tenemos que ver cómo se llenan las calles de gente haciendo cola para poder escuchar la música en la Catedral o en otros enclaves donde habitualmente se programan los conciertos», reconoció Fernández Rivera.