León sueña en Prioro

La Fiesta de la Trashumancia permite a esta localidad de la cabecera del Cea recuperar las tradiciones, las esencias y ‘los olores’ de lo que fue la vida diaria de este pueblo

Fulgencio Fernández
02/07/2017
 Actualizado a 17/09/2019
El ganador absoluto del concurso de mastines llevaba el nombre más apropiado: León. | DANIEL MARTÍN
El ganador absoluto del concurso de mastines llevaba el nombre más apropiado: León. | DANIEL MARTÍN
La mañana amaneció fría, nada nuevo para los de Prioro, pero a lo largo de la jornada el tiempo se fue sumando a la fiesta.Fiesta mayor en Prioro –después de la suya de la Virgen de Agosto–pues la trashumancia es tanto como hablar de su vida, de su historia y de la profesión más arraigada en estas tierras del Cea. «De Prioro, cura o pastor, y luchador», decían los clásicos y no les faltaba razón.

Hasta los aluches llegó un mastín; nadie se asustó, anunciaba la llegada del rebañoPronto comenzaron a colocarse los stands de la feria, el alcalde Escanciano les convencía de que cambiaría a lo largo del día... y a media mañana había una estampa tradicional en Prioro, aluches en las eras, cuando un mastín que conducía el rebaño que bajaba del valle de Mental se metió en el corro. Nada nuevo en Prioro. Nadie se asustó, el mastín sólo le abría camino al rebaño que celebraba la fiesta del día, la trashumancia. El rebaño de FranciscoMorgado que entraba en el pueblo procedente de los puertos de Salamón y Lois. Los viejos pastores hablaban del oficios, de los zagales, de los careas... y lamentaban que ya no hay un rebaño del pueblo que pueda ser el protagonista de la fiesta.

Sí había gente del pueblo en uno de los concursos que más gustan en esta fiesta, el de la siega a guadaña. Sin embargo, los ganadores del concurso habían llegado desde pueblos vecinos. El más cercano era el vencedor, Paulino, vecino del otro pueblo que integra el municipio, Tejerina. El segundo premio fue para José María, de los Espejos, en tierras de la Reina, y para Horcadas se fue el tercero.

El ganador absoluto del concurso de mastines llevaba el nombre más apropiado: León. Y la caldereta de la trashumancia llegó alrededor de unas setecientas personas en los diferentes locales.

Mucho sabor tenían las conversaciones de las gentes de Prioro, vecinos amantes y defensores de sus tradiciones. Bien entrada la noche seguían con ellas. Esta fiesta es para ellos un viaje a las esencias de su tierra.
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