La leonesa que debería estar junto a Gutemberg y Manuzio

El italiano Simone Sperduto presentó en Madrid su libro sobre la leonesa Ángela Ruiz Robles, la inventora que "imaginó el libro electrónico", una figura que conoció en su Trabajo Fin de Máster y se convenció de que merecía "ser más conocida y reconocida"

08/02/2025
 Actualizado a 08/02/2025
Ángela Ruiz Robles, ‘Doña Angelita’, en su despacho y rodeada de las alumnas de una de las escuelas, fotos que conserva su bisnieta María González de la Rivera.
Ángela Ruiz Robles, ‘Doña Angelita’, en su despacho y rodeada de las alumnas de una de las escuelas, fotos que conserva su bisnieta María González de la Rivera.

«Este libro nace a partir de mi trabajo final del Máster en ‘Formación permanente en Gestión editorial y Marketing digital’ de la Escuela de Unidad Editorial y la Universidad de Alcalá de Henares. En sus cuatro capítulos, explico la historia de un trayecto específico de la industria editorial que, pasando por diferentes épocas, ha llegado al final hasta el moderno libro electrónico: todo esto está enfocado en el libro mecánico y la enciclopedia mecánica de Ángela Ruiz Robles, inventos que propongo que sean considerados como los padres del ebook actual».  

Así explica el periodista italiano Simone Sperduto el libro que acaba de presentar en Madrid (en una sala del Bernabeu) titulado ‘Ángela Ruiz Robles: La inventora española del libro mecánico que imaginó el libro electrónico’. Un trabajo que le llevó a conocer a fondo a esta maestra e inventora leonesa (Villamanín, 1.895-Ferrol, 1.975) y, de paso, a convencerse de que era «una figura fundamental del siglo XX español, un país todavía atrapado en algunos aspectos del pasado, que intentaba tímidamente abrirse camino hacia la modernidad, y en el que esta maestra se convirtió en inventora soñando ya con un futuro que para nosotros se llama presente: el libro electrónico». Señala Sperduto que para su investigación consultó el fondo bibliográfico digital del Grupo Social Once y visitó el Museo Nacional de Ciencia y Tecnología de A Coruña (MUNCYT), que alberga el único prototipo de la enciclopedia mecánica y diversa documentación. 

Y concluye el italiano: «El objetivo de este libro es simple: que cada vez más personas sepan quién fue Ángela Ruiz Robles y por qué tenemos que agradecerle cuando hojeamos un libro electrónico. Este ensayo quiere rendir el justo homenaje a la figura de esta inventora y maestra española extraordinaria que, por su trabajo, merece ser mencionada junto a grandes inventores del mundo editorial como el alemán Johannes Gutenberg o el italiano Aldo Manuzio, justo en este 2025 cuando se cumplen 50 años de su fallecimiento». 

El periodista italiano Simonde Sperduto y la portada del libro dedicado a Ángel Ruiz Robles que presentó en el Bernabeu
El periodista Simonde Sperduto y la portada del libro dedicado a Ángel Ruiz Robles que presentó en el Bernabeu.

En la documentación que acompaña al prototipo que se conserva en Coruña habla del invento, que en realidad son dos patentes, una de 1949 (los libros mecánicos) y otra de 1962 (la enciclopedia mecánica). Después de describirlas y hablar de su utilidad —como que los alumnos puedan disponer de todas las materias de estudio en una sola máquina— reconoce que «Desafortunadamente, los ingeniosos libros mecánicos de Ángela Ruiz nunca llegaron a ser una realidad comercial. En su proyecto de viabilidad  se contemplaba la posibilidad de producir grandes series de su Enciclopedia mecánica (10 000 unidades) en materiales plásticos, nylon, y aceros de diversas cualidades, que posibilitara su adquisición a un precio unitario final de entre 50 y 75 pesetas. A pesar de que ni tan siquiera se llegó a fabricar un modelo de plástico tal y como se proponía en el proyecto comercial, Ángela Ruíz Robles siguió pagando las cuotas y anualidades de su patente hasta 1975, año de su muerte, prueba inequívoca de que nunca desesperó en su deseo de explotar comercialmente sus libros mecánicos, especialmente la Enciclopedia Mecánica, convencida de que la tecnología podía y debía facilitar el aprendizaje de los estudiantes».

Su bisnieta María González de la Rivera de la Higuera, gran defensora del legado de doña Angelita, recuerda en uno de sus escritos que cursó sus estudios superiores en la Escuela de Magisterio de León, donde entre 1915 y 1916 impartió sus primeras clases de taquigrafía, mecanografía y contabilidad mercantil. A los 22 años fue nombrada maestra directora de la Escuela de Gordón, y al año siguiente se trasladó a Ferrol al obtener la plaza de profesora del Centro Ibáñez Martín, del que sería directora. «Maestra y madre viuda de tres niñas: Elena, María Elvira y María del Carmen, no era una mujer al uso; de ella se cuentan historias como que le fue llamada la atención por el alcalde de uno de los pueblos en los que fue maestra por montar a caballo, su gran afición por las playas ferrolanas. (...) Su Enciclopedia Mecánica, que nace de su preocupación por que los alumnos aprendiesen de forma fácil y divertida sin que el peso de los libros, la gran cantidad de materias o las dificultades visuales de los mismos supusiesen un problema. Este innovador invento le valió reconocimientos como la Cruz de Alfonso X el Sabio y también, como recuerda su hija, mi abuela Carmen, la incredulidad de muchas personas importantes que le decían: ‘Pero Doña Ángela, ¡cómo van a caber ahí todas las asignaturas!’».

Y, sobre todo, reivindica su faceta de compromiso social. «Su lema era ‘venimos a este mundo no solo a vivir nuestra vida lo más cómodo y mejor, sino a preocuparse de los demás, para que puedan beneficiarse de algo ofrecido por nosotros’, arraigada en ella a causa de su gran fe católica, le llevó a realizar una importante labor como gerente de la Escuela Nacional de Niñas del Hospicio, a ser profesora de la Escuela Obrera gratuita y a redactar cartas o dar clases a domicilio desinteresadamente; el 18 de diciembre de 1925 recibió ‘una distinción especial por sus indiscutibles méritos en agradecimiento a su dedicación y la atención desinteresada’ promovida por sus convecinos de El Ferrol».

El único prototipo existente del invento de Ángela Ruiz Robles está en el Museo Nacional de Ciencia y Tecnología de Coruña.
El único prototipo existente del invento de Ángela Ruiz Robles está en el Museo Nacional de Ciencia y Tecnología de Coruña.

 

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