"Levantamos acta de la vida"

Concierto-filandón del grupo Romanza y Mimbre, de Roberto Carro y Alberto Lozano, en Mansilla

Fulgencio Fernández
28/10/2022
 Actualizado a 28/10/2022
Al completo: Roberto, Lola, Alberto, Merche y David. | L.N.C.
Al completo: Roberto, Lola, Alberto, Merche y David. | L.N.C.
«Amanecía el siglo pasado y ya estaban allí, esforzados labrantines en aquella llanura batida por los vientos y abrasada por el sol». Actas de vida. Así empieza el texto que explica lo que Roberto Carro y Alberto Lozano han querido hacer, recoger esas historias de aquellos esforzados labrantines de su pueblo, Valcabado, o sus tierras del Páramo. No solo recogerlas, poner en valor las historias, los recuerdos y, sobre todo, las vidas, las ejemplares y abnegadas vidas. «De la admiración a aquellos abuelos e hijos del siglo XX, nació este audiolibro. Generaciones de sufridores parameses, a quienes tanto les debemos. Nos legasteis un mundo mucho mejor que el heredado, con vuestra capacidad de ahorro y esfuerzo; además de los mejores valores humanos: honradez y respeto».

Este audio libro al que se refieren se llama significativamente ‘Actas de vida y tradición oral’ y en la tarde de este viernes lo presentan en el Museo de los Pueblos Leoneses de Mansilla de las Mulas, acompañados de Emilio Gancedo, del ILC, dentro del espectáculo que ellos llaman ‘Concierto filandón’, porque es mucho más que un concierto y más que un filandón: Es música; es la literatura de los relatos que recoge el audiolibro; es artesanía, que siempre llevan consigo, desde las romanzas de mimbre... y quieren que sea un filandón abierto, algo a lo que ellos ya están acostumbrados.

Roberto Carro y Alberto Lozano con las dos almas que andan detrás de este cuerpo de audiolibro, de la voz y la guitarra, de la literatura, pero han tenido la excelente idea y la enorme suerte de que se sume la voz Lola Quintanilla, un descubrimiento para quien acuda y no la conozca; y han sabido añadirle una parte teatralizada para la que han convencido a dos jóvenes, Merche y David.


Desde la tradición


Todos ellos van desgranando el variado repertorio con el que pretenden lograr que aquello que fue «una forma de pasar el rato, en el que cada vecino ponía sobre la mesa lo mejor que sabía hacer o lo mejor que se le ocurría, se convierta en la base de un espectáculo que levanta actas de aquella vida —también en los relatos, llenos de costumbrismo y recuerdos— viajando a través de la tradición oral». Como señalan en sus actuaciones, «el punto de partida es la tradición... lo que después ocurra también depende de la imaginación, del momento, el clima que se crea».


Este singular grupo lleva un tiempo realizando un impagable trabajo, recogiendo historias, escribiendo otras, tocando y cantando tal y como a ellos se lo han cantado, creando un clima de cercanía... en definitiva, luchando por la cultura del Páramo, que en el caso de Roberto también ha ido más allá, hasta el Patrimonio, y ha luchado contra viento y marea por recuperar el espectacular artesonado de Valcabado del Páramo. De todo ha hecho el incansable profesor. «No es nada diferente al audiolibro, es ayudar en lo que se pueda a que se mantenga vivo algo que también ha formado parte de la vida de un pueblo, en este caso el mío, y que además tiene un incalculable valor artístico... Dejarlo caer, que se pudra, sería un símbolo terrible de la dejadez y el abandono de un pueblo». Y, añade Carro, también se trata de que no muera algo que ya te conté en tiempos cuando hablábamos de ‘aquellos tiempos’: «Había mucha miseria, pero éramos muy felices y había mucha hermandad». No es que «queramos volver a la miseria, pero sí a la unidad con la que se combatía en nuestros pueblos, la misma que ahora hace falta para iniciativas como la del artesonado».

Con lo que se muestran felices estas gentes de Folk de filandón es con la acogida que tienen en todos los pueblos a los que acuden, en esas visitas que convierten en compromiso con los antepasados. Con aquellos «que se fueron a América cruzando para siempre el océano; los que jamás volvieron a escuchar las campanas tras el Mal de Moda; aquellos que no volvieron de la guerra y quienes tuvieron que vivir con su recuerdo. Hombres y mujeres que se sienten en Tierra Hostil cuando la obligación les acerca a comerciales y enormes centros, ellos que vieron la llegada de la luz y la televisión como el culmen del progreso. Gentes hechas de otra pasta, de pana, barro y cereal; que empujaban el carro espoleando a los machos para franquear el Órbigo, o abrían el paso de la locomotora librando la vía de nieve para transportar la remolacha hasta la Bañeza...».

Gentes que, no lo dudes, lo merecen y hoy llegan con sus vidas hasta el museo de los pueblos... el suyo.
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