Lo bello es lo escondido

El castillo de Peñaramiro ha sufrido una restauración que permite evitar el temor a un desmoronamiento

Fulgencio Fernández
12/07/2015
 Actualizado a 17/09/2019
Los últimos andamios para el remate de una obra que no resultó sencillo por el acceso al conjunto del castillo y el Cristo. | LNC
Los últimos andamios para el remate de una obra que no resultó sencillo por el acceso al conjunto del castillo y el Cristo. | LNC
A cualquiera que acceda a la Cabrera Alta por la carretera del municipio de Truchas le llama la atención la impresionante imagen del Sagrado Corazón, de 8 metros de altura, que parece vigilar aquella comarca desde un sobrio pedestal.

Sobrio pedestal que, por otra parte, lo tiene, pues el popular Cristo fue colocado en el año 1957 por el Regimiento de Artillería de Santocildes (Astorga)sobre la llamada Torre del Homenaje de un histórico y olvidado Castillo, el de Peñaramiro, en la localidad de Valdavido (Truchas)y del que se tiene conocimiento documental desde el siglo XII. También se sabe que en el siglo XIV pertenecía a la familia Osorio;en el siglo XV al Marquesado de Villafranca, originado en tiempos de los Reyes Católicos;y en siglo XVI al Ducado de Alba.

Parece el sino de La Cabrera, lo bello está escondido. Debajo de ese Cristo del escultor Larrea, de escaso peso artístico y demasiado peso para las paredes de un viejo edificio de siglos de vida, está la historia real de aquella tierra, el castillo, el olvidado castillo de Peñaramiro. Como debajo de esas montañas pobres para la agricultura y duras para la supervivencia hay un corazón de oro como lo fue Las Médulas o como demuestra la mina de Llamas. Como debajo de esa leyenda de lejanía de sus gentes hay cientos de puertas abiertas de unos cabreireses que te pueden contar y cantar has la madrugada.
La tradicional fiesta de La Cabrera quelos cinco ayuntamientos celebran este fin de semana en Nogar puede ser un buen momento para comprobarlo, aunque vale cualquier día del año.

Ypara esta fiesta han arreglado la puerta de casa. Ese espectacular Cristo estaba apoyado en una paredes frágiles, cuyas piedras se iban soltando a ritmo preocupante después de más de ocho siglos de historia de aquel castillo que ya ha sido restaurado, bajo la dirección del arquitecto que más ha trabajado en Cabrera y que, seguramente, mejor conoce esta tierra: Javier López-Sastre. «Los muros de piedra de la Torre del Homenaje, de espesor cercano a 1 metro, se habían mantenido sin actuación alguna desde su construcción. El material de unión entre las piedras ha ido desapareciendo con el tiempo, de forma que aparecen oquedades por las que entra el agua libremente que con la acción hielo-deshielo provoca el aumente su volumen, empujando la piedra hacia afuera. Poco a poco las piedras van moviéndose para acabar cayendo al vacío, que es lo que había ocurrido», explica López-Sastre, quien añade que «el lienzo de cerramiento del Patio de Armas ( el tradicional muro del castillo) se había ido deteriorando por su cara superior, que es la más expuesta al agua. De forma puntual, el lienzo se había deteriorado, desmoronándose».

En esas condiciones abordó la restauración que le propuso el Ayuntamiento de Truchas, en cuyos terrenos está. «Era un trabajo complicado porque lo es el acceso al lugar, sobre todo nos complicó la vida la ausencia de agua, pero hoy todo se puede superar». Y se superó para ir «consolidación de la mampostería en la Torre del Homenaje, consolidando el remate superior del muro de cerramiento del Patio de Armas y realizando un refuerzo general al conjunto» y, remata el arquitecto, «es importante señalar el mal estado de la escalera de acceso a la cubierta de la Torre del Homenaje, sobre la que se apoya al estatua del Cristo, pues el cierre metálico existente aparecía roto con frecuencia, no pudiendo ser controlado el acceso a la misma. El visitante accedía libremente, sin conocer el estado de la misma y con peligro real para su integridad. Se ha eliminado el relleno de piedra que existía delante de la puerta de la torre (que no pertenecía al conjunto original) y se ha demolido el primer tramo de la escalera interior, de forma que ya no se puede acceder libremente a la Torre y, de paso, se ha eliminado el peligro».

Elproyecto se ha planteado teniendo en cuenta la mejora en la percepción de los habitantes de la comarca de la Cabrera respecto a la riqueza patrimonial y paisajística que les rodea. Se pretende concienciar a los vecinos y a los visitantes de la importancia del patrimonio existente, implicándoles en su conservación;señala Javier López-Sastre, consciente de que en esta tierra, por suerte, se están produciendo muchos cambios.
Este castillo es un conjunto defensivo formado por el castillo propiamente dicho;un recinto situado a los pies del castillo, por su lado oriental, delimitado con una serie de estructuras murarias que cumplen funciones de separación y defensa y una torre de vigía, denominada de Malvecino, emplazada en el extremo Este del cerro.

La fiesta de La Cabrera


Un conjunto que ya luce en su esplendor para que lo puedan admirar —y visitar—quienes este fin de semana se acerquen a Nogar, a la fiesta de La Cabrera, que tuvo ayer sábadosu día grande en un precioso rincón de la localidad de Nogar, que acogió un más que interesante ‘día de la música cabreiresa’, con la participación de un buen número de músicos tradicionales de un buen número de pueblos y actuaciones de grupos de la calidad de Luar na Lubre o el Dj cabreirés Solangrey, entre otros. Gran protagonismo tuvieron también los libros escritos en esa tierra.
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