También es un viaje especial pues rememora unos hechos en los que, dice, «la popularidad la provocaba el conocimiento obtenido con trabajo y esfuerzo. El esfuerzo garantiza la alegría por el logro conseguido, al tiempo que disciplina el carácter para comprender que, como dice el refranero: ‘El que algo quiere, algo le cuesta.».Y a aquellos chavales que serían paseados a hombros por la ciudad claro que les costó, tanto que uno de los profesores que los formó, el hermano Ampudia, decía que «hemos trabajado con más de 100.000 preguntas».
Cesta y Puntos había comenzado en 1965 y pronto se convirtió en el concurso estrella de aquella tele, la única que había, por lo que lo seguían millones de espectadores Cesta y Puntos había comenzado en 1965 y pronto se convirtió en el concurso estrella de aquella tele, la única que había, por lo que lo seguían millones de espectadores. Era curiosa su mecánica pues los equipos de colegios detodos el país que concursaban eran de 5 componentes, de ahí que siguiera una mecánica basada en el baloncesto; pero era una evidencia que muchos espectadores no conocían el hoy popular basket y para que llegara a todo el mundo se mezclaba la terminología del baloncesto con la del fútbol. Los dos jugadores (uno de ciencias y otro de letras) a los que se dirigía la pregunta eran «los delanteros»; si estos fallaban pasaba a otros dos que ganaban menos puntos si acertaban y eran «los defensas» y el quinto integrante, en solitario, para las respuestas que no sabían sus compañeros y para ‘los rebotes’ (cuando no la sabía ninguno de los cinco) del equipo rival era el pivot. El caso es que la mezcla cuajó.
Fernando Rubio, como ya nos explicó, trabajó en la prensa leonesa durante la década de los setenta. Por ello, sí le tocó cubrir el recibimiento que se les hizo en la ciudad a «los niños sabios» del concurso 1969-70, que habían quedado subcampeones, perdiendo la final contra el Centro Cultural Vallisoletano después de eliminar al Purísima Concepción de Cartagena en diaciseisavos de final, al Sagrado Corazón de Madrid en octavos; al Instituto Femenino de Burgos en cuartos de final y al Claret de las Palmas en la semifinal.
El subcampeonatode aquellos chavales fue recibido en León como un título después de haber tenido pegados a la pantalla de la televisión a miles y miles de leoneses.
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¿Y qué fue de aquellos chavales? Sus apellidos serán familiares para muchos de los lectores, algunos eran internos y se han ido a sus tierras de origen pero todos recuerdan con orgullo aquel paso por las filas de los equipos de Cesta y Puntos. En un viejo reportaje de La Crónica de León, de ya hace un par de décadas, se repasaba la trayectoria de los cinco integrantes del equipo campeón en 1967 y un primer ejemplo a modo de resumen decía que todos ellos habían cursado estudios universitarios. Es más, entre los cinco habían cursado once carreras superiores.
Los niños sabios de Cesta y Puntos.