Los personajes del tío Ful: Francisco Hormigo

Emigró de Extremadura a Torrelavega y llegó a las minas de Sabero buscando el ‘título’ de albañil de primera para regresar... y trabajó 30 años en la mina y se afincó allí

Fulgencio Fernández
28/11/2020
 Actualizado a 28/11/2020
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Paco Hormigo lamenta este Santa Bárbara que se acerca,marcado por una complicada situación. «Para los mineros Santa Bárbara es mucha fiesta, yo era de los que cada año llevaba las andas en la procesión. Me da pena». Y las fiestas que se celebraban en el Valle de Sabero cuando ‘la empresa’ funcionaba. «No había otras fiestas iguales. Petardos, bailes, conciertos... aquí vi yo actuar a Rafael Farina y otros muchos; a Farina le gustaba calentar la garganta para actuar, ahí en el bar de los Pelayos calentó aquel año».

Paco Hormigo llevó en hombros a la imagen de la patrona y lleva sobre sus espaldas treinta años de mina, una silicosis de tercer grado y una lesión grave en un accidente que le dejó destrozada una rodilla en la que, entre otras lesiones, le falta la rotula. «A base de voluntad sigo caminando, cada día salgo a dar mi paseo y pocas veces tengo que ayudarme de una cacha. También me sirvió mucho que durante casi cuarenta años entrené a equipos de fútbol y me mantenía activo».

La biografía de Hormigo es una historia de lucha con final feliz... y lesión de rodilla. «Con 18 años recién cumplidos abandoné mi tierra, Extremadura, para buscarme la vida como albañil en Torrelavega, donde había trabajo pero era muy difícil coger la categoría de albañil de primera. Alguien nos dijo que en las minas lo daban rápido porque se trataba de poner bloques y para arriba, vinimos con la idea de hacernos albañiles y regresar a Cantabria».

Pero no había trabajo en el Valle para albañiles y sí se necesitaban mineros. «No teníamos ni un duro, ni para pagar la patrona, así que... a la mina».

- Y a ganar dinero.
- Déjate de tópicos. En aquella mina de los años 60 ganaban dinero cuatro privilegiados, los picadores de buenas capas;los demás seguíamos con problemas para poder pagar la pensión.

Tanto que Paco había decidido regresar a casa, buscarse otra vez la vida. «Estaba ahí en el muro, sentado al sol, preparando para marchar y veo llegar un camión de mudanzas... y mi padre y mi madre en él... ¿pero qué hacéis si iba a marchar yo».

Arrancaba una nueva vida. Se casó, se afincó en el valle, llegó a picador, tuvo algún accidente... y se ha convertido en un entrañable minero que lamenta no poder celebrar Santa Bárbara.
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