Los personajes del tío Ful: Marucha, de Villadangos

Es uno de esos ejemplos de mujer leonesa que pasó la vida trabajando y disfruta de la vejez atareada en mil cosas, activa, orgullosa de los suyos

Fulgencio Fernández y Laura Pastoriza
10/06/2023
 Actualizado a 10/06/2023
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Marucha desprende la ternura de quien es feliz con la vida que le ha tocado, que no fuefácil. Muestra la cercanía de quien le gusta tener la puerta abierta, compartir recuerdos, conversar. Pero hay que cuadrar con ella la agenda porque tiene el día ocupado esta mujer ágil para sus 92 años, lúcida, buena conversadora, lectora diaria de La Nueva Crónica, que no se pierde ni un día el taller «de cosas antiguas que hay en el Ayuntamiento». Allí retoma los hábitos de bordar cuidadas telas para toda la familia, recupera piezas del traje regional de la comarca o los gorros de nacimiento, que guarda en una caja. «Mira éste es deuna niña que nació sietemesina, por eso es tan pequeño, como su cabecina. Se temió que pudiera morir pero salió adelante».

- La veo muy atareada haciendo cosas; ¿qué pasa, qué trabajó poco cuando era joven?

Sonríe con la picardía de quien ha entendido la broma pero responde, por si había dudas. «Por lo mucho que trabajé no voy a llevar pena; hice de todo, desde muy niña, pues tendría solo 14 años cuando comencé a ir con las ovejas, era una niña, pero me arreglaban, se me daban bien. Mi padre salía al atardecer, cuando volvía, para ver si estaban todas... Y claro que estaban todas».

Pero aquello sólo fue el inicio. Después hizo de todo en casa, sin darle mayor importancia. «Aquella vida era así, es la que nos tocó vivir y la vivimos. Yo hice todas las faenas del campo, arar y lo que hiciera falta. Después me casé muy joven y a cuidar de la familia...». Aspecto en el que muestra su orgullo de cómo lo pudo hacer, de las hijas que estudiaron una carrera, de la vida que le dio a todos, de los nietos a los que cuidó, del biznieto que ya tiene y, repite con frecuencia, le gusta recordar que «también nos divertíamos mucho, menudos bailes que había en el pueblo. Yo sé que las cosas ahora son de otra manera pero me parece que las gentes de mi tiempo nos sabíamos divertir mejor que ahora».

Sale a acompañarnos esta buena mujer, y mujer buena, ejemplo de cómo se puede pasar por la vida bordando cariño.
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