El Centro de Interpretación del Clima de La Vid de Gordón acoge, del 4 de octubre al próximo 8 de diciembre, la exposición fotográfica ‘Los últimos de la mina’, de Luis Miguel Ramos Blanco, que recoge a través de 50 instantáneas en blanco y negro el día a día de los mineros en explotaciones leonesas. Una mirada a una actividad que fue vital en las cuencas leonesas y de la que solo quedan ya recuerdos.
Según explica el autor a través de un comunicado de prensa «bajé por primera vez a la mina La Escondida en el otoño de 1989. Situada en la localidad de Caboalles de Arriba, pueblo de la comarca leonesa de Laciana, accedí por mediación de un amigo minero, Luis Lobo, entonces alcalde pedáneo de Caboalles de Abajo y empleado de La Escondida, perteneciente a la concesión Hijos de Baldomero García SA». Algo que, recuerda, «fue para mí una experiencia vital impactante y uno de los reportajes que más me han marcado en toda mi trayectoria como fotógrafo, desde mis comienzos en Bilbao allá por el año de 1983. Tras varias horas en lo profundo de la tierra, pasando del día a la noche en minutos, tuve el privilegio de conocer cómo era el duro y peligroso trabajo de los mineros. Me invitaron a compartir con ellos ‘el torrezno’, un breve receso para reponer fuerzas en un pequeño habitáculo con poca iluminación. Probé el alimento de sus marmitas y bebí del vino de sus botas. Bajé por la «rampla», un estrecho túnel entibado, casi vertical, que iba desde la galería donde nos encontrábamos a otra inferior, siguiendo la veta del carbón, acompañado por dos profesionales que velaron por mi seguridad en todo el trayecto».
Al finalizar el turno, continúa, «entré con los ellos a las duchas, otro de los instantes captado por mi cámara; en ningún momento pusieron reparos a que los fotografiase desnudos, comportándose con toda naturalidad ante mi presencia».
En julio de 1995, gracias a los buenos oficios de otro amigo berciano, Samuel del Pozo, hijo de minero fallecido por silicosis, «entré en una mina más pequeña, de las llamadas chamizos, en los terrenos de Tremor de Abajo, pueblo de la comarca leonesa de El Bierzo. Su madre, una tía y otras mujeres de la zona, también trabajaron en la mina, en el exterior, haciendo faenas de mucha dureza, como era cargar a pala vagonetas y vagonetas de carbón. Pertenecía la concesión a Nicanor Jáñez y, como me sucedió en La Escondida, me topé con mineros que me ayudaron a fotografiar con entera libertad su peligroso e imprevisible trabajo en las entrañas de la tierra».
Una experiencia que repitió en 2002, momento en el que ya era más que evidente el declive de la actividad minera. «De los más de 300 que trabajaban en 1989, solo quedaban unos 80 y eran muy conscientes de que, en pocos años, la minería, que dio de comer a tanta gente, que aportó mucha riqueza a León y provincia, que fue durante años el motor de la pujante industria vasca, de sus Altos Hornos, acabaría por extinguirse».
En el comunicado, explica además que «el 31 de diciembre de 2018, los 80 mineros de La Escondida fueron ‘los últimos de la mina’, la última explotación minera que cerró en la provincia de León, en Castilla y León y una de las últimas en toda España».
Sobre la exposición, Ramos Blanco resume, «sean estas 50 fotografías en blanco y negro, que se van a exponer en El Centro de Interpretación del Clima de La Vid de Gordón, pueblo leonés del municipio de La Pola de Gordón, mi humilde homenaje a los miles de mineros de cualquier mina de España y de otros lugares, que trabajaron, tantas veces, en condiciones muy precarias y, muchas, jugándose la vida».
La exposición, que se inaugura el 4 de octubre, estará abierta al público los viernes, sábados y domingos en horario de 11:30 a 18:00 horas.