Todo está aún por disponer a la entrada del local ubicado en el número uno de la plaza de Colón. Su exterior advierte al paseante que algo se está cociendo en el interior de un espacio que tiñe sus persianas de un color azulado, con dibujos elaborados por los hijos del conocido ilustrador leonés, Lolo.
Junto a ellos posa Ana María Rodríguez, creadora de la editorial Péndula, homónima del centro cultural que este viernes se inaugura en plena capital provincial. Entusiasmada, abre las puertas del local para mostrar sus escondrijos, todavía por ultimar. A la entrada, recibe al visitante una sala abierta que tiene por protagonista un mural que fusiona lomos de libros y edificios emblemáticos de León. Todo diseñado por Rodríguez y con fotos elaboradas por Mar Calzado.
Al lado izquierdo de la puerta principal, varias publicaciones se apoyan en las paredes. Todas pertenecientes a la editorial, de la que Rodríguez señala que colecciona, sobre todo, literatura infantil y leonesa. Un espacio de la iniciativa ‘cogepostales’ advierte con sus tarjetas: «No soy publicidad, soy arte». «Están por todo León», dice la editora sobre ellas y señala: «Ahí están dos de La Nueva Crónica y ahora hemos sacado un especial de Lolo, sólo de Lolo». Un almacén apodado ‘Alma Zeen’, un estudio de grabación, un baño y una cocina de tonos rosados completan el establecimiento.
«Nosotros lo que inauguramos es el centro cultural Péndula», aclara Rodríguez: «En principio, empezó como una sede de la editorial porque necesitábamos un sitio más grande y, sobre todo, necesitábamos un estudio de grabación porque casi todos los libros ya los estamos pasando a audiolibros». Una pequeña sala insonorizada acompaña a las palabras de la editora, que confiesa su pretensión de llevar a cabo cursos de grabación para conseguir desarrollar lo que denomina un «banco de voces». «En ese banco de voces, tenemos voces también profesionales de Madrid, como Nuria Mediavilla, que es la voz de Angelina Jolie o Cameron Diaz», indica.
Personalidades de la administración pública, artistas y «gente de la cultura» están invitados a la sesión de inauguración amenizada por la música del dj madrileño El Marqués. También lo están miembros de otras editoriales, a los que Rodríguez no tiene inconveniente en invitar a desarrollar actividades en su nuevo local. «Un local que, en principio, no tengo mucha idea de lo que va a ser», suelta la editora: «Será un encuentro con la cultura y el chocolate». Lo dice entusiasmada, antes de aclarar: «De momento, solo con la cultura».
Talleres de arte público, cuenta-cuentos, cenáculos literarios y lecturas de libros tendrán cabida en el espacio recién estrenado, que tiene prevista su primera actividad para el 6 de octubre: una sesión de ‘Cuentos de San Froilán’ invadirá el centro cultural desde las 20:00. Iniciativas más novedosas como talleres sobre nubes, talleres de arte público o terapias de chocolate son también bienvenidas. Todo abierto a quien desee participar. «No voy a cobrar», relata Rodríguez: «No es un tema de dinero, la idea es que el espacio esté a disposición de la gente, de asociaciones y de editoriales».
Y, si algo emociona especialmente a la editora, es convertir su nuevo establecimiento en un lugar a medio camino entre «literatura y chocolate». Orgullosa de su título de maestra chocolatera y acostumbrada como está a regalar sus dulces en fechas señaladas, Rodríguez quiere, con este espacio, regalar también un punto de encuentro entre las letras y los amantes de las variantes del chocolate. Sólo hay que ver la cocina establecida en el centro: una en la que prima el color rosa y que tiene como broche de oro un armario conseguido a mano que guardará exclusivamente todos los dulces elaborados.
Códigos QR hechos de chocolate tienen lugar durante la inauguración. «La gente no sé si se los comerá o los leerá con el móvil», duda la editora en el encuentro previo a la presentación. La Catedral de León hecha de chocolate y otros monumentos en forma del dulce tendrán también cabida entre las actividades del centro cultural Péndula. Rodríguez no se cansa de repetir: «Yo quiero que relacionen este lugar con literatura y con chocolate». Aunque, de momento, sigue a la espera de conseguir la licencia para dejar que a su nuevo local le invada el olor del dulce que parece acelerar el pulso de la editora.
Todo en el espacio localizado en el número uno de la plaza de Colón. Todo en una idea novedosa de enfrentarse y afrontar las realidades literarias. Un espacio para la cultura, abierto a todo tipo de iniciativas y entidades dispuestas a fomentarla. Todo en un lugar al que todavía le quedan detalles que dar por finalizados. Detalles que, por el entusiasmo de la creadora de la editorial Péndula, pretenden formar parte de una iniciativa que, de momento, no parece tener igual en la capital provincial.