Mar Álvarez: "Al principio dependían más de mí, pero ahora vuelan solas"

Las Eléctricas, cuyos componentes tienen entre 12 y 15 años, debutan este domingo en la capital leonesa en un concierto vermut en el Jardín de San Francisco que se enmarca dentro del programa ‘Come y calle’

Joaquín Revuelta
30/06/2018
 Actualizado a 18/09/2019
La energía y vitalidad de los siete integrantes del grupo asturiano Las Eléctricas se transmite en cada una de sus canciones de marcado aire pop.
La energía y vitalidad de los siete integrantes del grupo asturiano Las Eléctricas se transmite en cada una de sus canciones de marcado aire pop.
Son seis chicas y un chico de edades comprendidas entre 12 y 15 años y se hacen llamar Las Eléctricas. Este domingo actúan por primera vez en León, en un concierto vermut que tendrá lugar a partir de las 14:00 horas en el Jardín de San Francisco, dentro del programa ‘Come y calle’. Al frente de la formación se encuentra Mar Álvarez, que lleva mucho años en el mundo de la música a través de formaciones como Undershakers, Pauline en la playa o Petit Pop, y también como enseñante en la Escuela Sonidópolis, con el pop-rock como hilo conductor. Precisamente fue su labor docente en el CP Honesto Batalón de Gijón el origen este grupo que en el caso de varios de sus integrantes tiene estrechos vínculos con León, al contar con familiares y pasar largas temporadas en Cistierna, Valmartino o Villanueva de Omaña, por lo que no les faltarán seguidores este domingo en su puesta de largo en la capital leonesa.

Mar Álvarez reconoce que el origen del grupo se debe al ofrecimiento que se le hizo en su día por parte de la dirección del colegio público gijonés Honesto Batalón de dirigir una actividad extraescolar dedicada a la música. «En lugar de hacer una actividad extraescolar al uso, pues el centro contaba con algunos instrumentos como flautas y guitarras españolas, se me ocurrió formar un grupo de pop-rock. En mi caso aporté teclados y una batería electrónica, otro padre puso una batería acústica y el colegio incorporó un equipo de sonido. Poco a poco fuimos montando una sala de ensayos y se movilizó a la gente entrando unos y saliendo otros hasta llegar al núcleo central de siete integrantes, seis niñas y un niño, que hoy conforman el grupo», comenta Álvarez, que reconoce que desde sus clases siempre se dio una gran importancia a la faceta creativa. «Hacemos mucho hincapié en la tarea compositiva, hacer canciones con letras muy prestosas que hablen de lo que a ellos les gusta y apetece».

Entre doce y catorce niños y niñas han pasado por la formación hasta llegar a sus siete integrantes actuales, siendo David, el benjamín del grupo, la incorporación más reciente, que según la coordinadora «es un bajista buenísimo, aunque habitualmente toca la batería en el grupo». Y es que casi todos sus componentes se intercambian los instrumentos, si bien Maya toca habitualmente el teclado y su hermana Nora lleva la voz cantante. Elena toca la guitarra y en algunos casos también el bajo. Mar es guitarrista. Inés alterna la guitarra y el bajo, e Isa, además de cantar, toca el bajo y también la guitarra. «En realidad todas ellas cantan», asegura Mar Álvarez, que como profesional de la música que es intuye que varias de sus pupilas existe verdadero talento, si bien de lo que se trata ahora es de que se diviertan con aquello que hacen. «Bueno, yo a lo que aspiro es a inculcarles el gusto por la música, el placer por crear y hacer cosas propias y ponerlas a disposición de la gente, y a potenciar el aspecto social de la música que te permite compartir momentos con tus amigas o con tus amigos, esa comunicación especial que de alguna manera te permite la música. Esa es un poco la intención primera. Luego, a partir de ahí, algunas de ellas sí que es verdad que tienen un talentín que se nota, que es evidente y que si tiraran por este camino seguro que podrían tener una continuidad. Pero ellas son muy buenas estudiantes, tienen muchos planes en su vida, quieren estudiar, viajar y hacer sus carreras. Lo ideal es que la música les pudiera acompañar siempre».

Desde el punto de vista creativo Las Eléctricas desarrollan un trabajo en equipo. «Al principio dependían más de mí, pero ahora vuelan solas. Lo de componer ha sido desde siempre una tarea de clase. Cuando empezaron conmigo eran muy pequeñas y yo les enseñé qué premisas son necesarias para hacer una canción: de qué quiero hablar, si quiero que la canción sea emotiva, divertida o que tenga ritmo de baile, dotarla de una estructura o concentrar el mensaje en el estribillo, etc. El pop-rock es su estilo fundamental y con todos esos códigos empezamos a trabajar en clase y al principio necesitaban mucha dirección porque entonces tenían solo 8 años, pero a día de hoy las canciones prácticamente las traen hechas y esa idea ya muy definida se matiza entre todos los componentes», señala Mar, que reconoce que aunque sí que hay miembros que destacan en las tareas de composición «la canción no se termina hasta que no pasa por el local y todo el mundo aporta. Es una canción de Las Eléctricas porque se pasa por el tamiz de la banda, pero sí que es verdad que hay espíritus creativos e imagínate además a esta edad, no paran».

Las Eléctricas grabaron en clase una maqueta que, reconoce su profesora y coordinadora del grupo, «tuvo su vida porque se vendió para sacar dinero para un viaje de fin de curso. En el caso de este segundo disco es una edición mucho más seria que se ha realizado en el estudio de grabación de la escuela que yo monté a raíz de crear el grupo, Sonidópolis, y en el que se recupera alguna canción de aquella primera maqueta y se incorporan otras nuevas. Pero date cuenta que están en una edad en la que cada seis meses cambian. El proceso de cambio de un preadolescente es tremendo. Yo que estoy de observadora, cada semana que llevan son un poco distintas», confiesa Álvarez, por lo que se impone la grabación de un nuevo disco porque el segundo, que se acaba de reeditar, se ha quedado en cierto modo viejo. «Este segundo disco es el disco de ellas de hace un año y ahora se impone la grabación de un nuevo disco que sea el reflejo de su estado actual», sugiere la coordinadora de la formación.

El grupo gijonés se estrena este domingo en León, una provincia que no le es ajena a la banda. «Maya y Nora tienen familia en Cistierna y van prácticamente todos los fines de semana a León», confiesa Álvarez, que reconoce los grupos de menores lo tienen difícil para tocar en público, por lo que el horario vermut y un enclave abierto como es el Jardín de San Francisco y en pleno ambiente festivo resulta ideal para la puesta de largo de la banda. «León va a ser la segunda salida de Asturias tras la estancia en Benicassim. El resto han sido conciertos de cercanías, sobre todo Gijón, donde las llaman mucho para tocar en el Jardín Botánico o en el programa ‘Arte en la calle’. También han tocado en Llanes. Ellas tienen su circuito aquí en Asturias, aunque compaginar las agendas familiares, sobre todo ahora en verano, no es tarea fácil. Pero yo me tengo que quitar el sombrero ante las familias de todos los miembros de la banda porque desde siempre han tenido una entrega absoluta con este tema. Pelean más que nadie, son como sus managers y sus más fieles seguidores».
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