María Díez: "En realidad es el músico el que te da la fotografía"

La fotógrafa leonesa expondrá el próximo mes de abril en el Museo de León una selección de 50 fotografías en blanco y negro de la labor desarrollada durante los últimos cuatro años en la Fundación Eutherpe

Joaquín Revuelta
27/03/2018
 Actualizado a 19/09/2019
El maestro italiano Bruno Aprea es uno de los artistas internacionales que aparecen en la exposición 'Cuando miro la música'. | MARÍA DÍEZ
El maestro italiano Bruno Aprea es uno de los artistas internacionales que aparecen en la exposición 'Cuando miro la música'. | MARÍA DÍEZ
'Cuando miro la música’ es el sugerente título de la exposición de fotografía y del lujoso catálogo que del 11 de abril al 3 de junio podrá visitarse en el Museo de León y de la que es autora la fotógrafa leonesa María Díez, vinculada desde hace cuatro años a las actividades musicales de la Fundación Eutherpe, que para arropar esta muestra de 50 fotografías de diferentes formatos realizadas en blanco y negro ha programado un extenso ciclo de conciertos de abril a junio que reunirá en el museo a prestigiosos concertistas nacionales e internacionales, como es el caso de los violinistas Jesús Reina y Anna Margrethe Nilsen, y de los pianistas Josu de Solaun y Andrey Yaroshinsky, entre otros intérpretes.

María Díez recuerda que fue la propia presidenta de la Fundación Eutherpe, Margarita Morais, la que le propuso hace ya cuatro años hacer fotografías de los conciertos programados por la Fundación, principalmente en la sala de conciertos del Colegio Sagrado Corazón Carmelitas en su entrada por la calle Alfonso V. «Las primeras fueron horribles, como es natural en mí, pero pasado un tiempo empezaron a salir cosas mejores. Margarita al ver las fotos me comentó la idea de hacer una exposición y empecé a trabajar en la selección, que de aquella tenía cerca de nueve mil archivos. Pero, claro, la exposición había que pagarla y decidimos hacer un ‘crowdfunding’ con Verkami. Lo lanzamos en junio del año pasado, se consiguió el objetivo y a los mecenas como recompensa decidimos que sería bonito recompensarles con el catálogo de la exposición, que está diseñado con mucho mimo, pues aunque las fotografías son en blanco y negro el catálogo está editado en cuatricomía. En realidad es un libro», sostiene María Díez, cuya afición a la fotografía le viene de tiempo atrás, pues, como dice, «desde los 30 años, más o menos, llevo una cámara colgada al cuello, si bien al principio solo me dedicaba a los paisajes, la familia y los viajes», reconoce la fotógrafa, que asegura la idea inicial de Eutherpe era documentar sus actividades desde el punto de vista gráfico y eso fue adquiriendo una dimensión más artística que ha desembocado en la exposición que a partir del 11 de abril podrá verse en el Museo de León. «En cada concierto puedo llegar a realizar alrededor de cien fotografías de las que se seleccionan unas diez para el archivo de la Fundación Eutherpe», comenta Díez, que calcula habrán pasado por el objetivo de su cámara más de doscientos instrumentistas, por lo que se refiere a la sala Eutherpe, y cerca de medio centenar de conciertos en el Auditorio Ciudad de León, que la artista leonesa ha agrupado por ciclos dedicados a los jóvenes maestros internacionales, la gala lírica y el curso para pianistas, directores y jóvenes orquestas que dirigen los maestros Bruno Aprea y Joaquín Soriano. «En total serán unas 250 actuaciones durante estos cuatro años», señala María Díez.

La evolución experimentada desde las primeras imágenes estrictamente documentales hasta las posteriores, donde se advierte ya una mirada más personal y artística, resulta evidente. «En las primeras fotografías me preocupaba que el artista saliera entero, de la cabeza a los pies, que saliera en el encuadre todo el piano, todo bien puesto. No puedo decir que quedara horroroso, pero no me gustaba, la verdad. Hasta que encontré mi estilo me llevó un tiempo», reconoce Díez, que ahora busca la cercanía, «extraer una parte que signifique todo, y en la música me resulta muy fácil porque en realidad el músico te da la fotografía».María Díez confiesa que nunca tira en ráfaga sino que hace disparo único y que si tiene que estar todo el concierto cámara en mano para lograr el instante deseado pues lo está. «Los momentos que da un intérprete son únicos, son instantes irrepetibles y tienes que estar muy atenta. Me gusta fotografíar al músico cuando ya no está físicamente en el sentido de que su cabeza ya no está en la sala, está allí donde habita la música y donde se encuentra su fuente de inspiración», asegura la artísta, a la que le resulta más fácil capturar ese momento mágico cuando conoce al intérprete. «Personalmente prefiero conocer a la persona, pero no siempre es posible. En el caso del Auditorio siempre acudo a los ensayos. Me gusta ver cómo funciona en el escenario, qué instantes del repertorio son los cruciales para el músico. En la exposición hay una fotografía de una cantante en la que se puede apreciar que tiene el vello de punta porque ha llegado al máximo de su emoción. Eso se consigue porque sé en qué momento de la interpretación se va a emocionar», reconoce Díez, que en la sala Eutherpe funciona de otro modo porque no suele haber ensayos previos, si bien a los diez o quince minutos de comenzado el concierto ya sabe el juego que le va a dar».El director de orquesta italiano Bruno Aprea es uno de los artistas que María Díez ha tenido ocasión de fotografíar en los encuentros que cada año se celebran en la capital leonesa. De él asegura que «vive la música con tanta intensidad que te da unos momentos geniales. Es pura música», asegura la fotógrafa leonesa, que desde hace algunos años ha tenido oportunidad de fotografíar a una formación sinfónica como la JOL y a su división de cuerda en el caso de la Camerata. Cuando se trata de colectivos con numerosos miembros lo que trata es de limitar al máximo la panorámica general y centrarse más en buscar encuadres parciales de algunos de las secciones. «Intento sacar al grupo de los cellos, al grupo de los violines o a alguno de sus componentes, que son los que te dan la fotografía. Como te decía antes, me gusta la proximidad, me gusta extraer porque eso me da fotos geniales». El proceso de selección de imágenes para el exposición ha sido muy complicado, hasta el punto de reconocer que sola no hubiera podido hacerlo. «En la selección previa que hice quedaron 1.500 fotografías y solo podían exponerse 50. Por suerte, tengo un amigo fotógrafo, Ángel Corrochano, cuya ayuda ha sido inestimable, hasta el punto de que sin él la exposición no hubiera sido posible», asegura la artista, a quien también hace responsable del ritmo que ha logrado imprimir a la muestra y por ende al catálogo. «El hilo de la exposición es la labor desarrollada por la Fundación Euthepe y lo que yo he pretendido es dar mi particular homenaje a una entidad que no sé si valoramos lo suficiente lo que hace por la música y por la cultura», asegura la artista, a quien le satisface especialmente que sea el Museo de León el contenedor de la exposición. «Era una condición, tenía que ser ahí porque en León, bajo mi punto de vista, es el único museo que tiene una sala lo suficientemente espaciosa, sin barreras y luminosa para poder exhibir en condiciones esas fotografías», asegura la autora, que sigue valorando la colaboración de su amigo Corrochano a la hora de dotar de ritmo a una muestra en blanco y negro, porque, en su opinión, «no había nada que justificara el color. «Las fotografías que realizo tienen unas condiciones de luz precarias, no hay una gama tonal amplia, y no justificaba el color», reconoce María, que adelanta que el libro de la exposición saldrá con una tirada inicial de 400 ejemplares y se podrá adquirir en el Museo de León mientras dure la exposición, quedando unos pocos para el archivo de la Fundación.
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