En su recorrido por el sur de Francia y norte-noroeste español hay muchas zonas en las que se han dado todo tipo de restos que son vestigios de un pasado de culto a todo tipo de seres o divinidades.
Sus fotografías tienen una calidad especial y no importa el grado de ampliación que se les de para que sean unas reproducciones excelentes vistas con la mirada de un gran fotógrafo que cuida todos los detalles, desde la elección del espacio a fotografiar, el tema la iluminación y la composición, todo cuadra para presentar su proyecto de un modo magnífico que entusiasma a quien lo contempla. Partimos del homo antecesor, una reconstrucción del primero homínido a partir de los restos encontrados en Atapuerca, para seguir con lugares excepcionales, como un tronco en medio del bosque de un lugar remoto. El proyecto es sencillamente interesante y más cuando lo explica el autor: «es un proyecto de investigación sobre el terreno. Lo que hago en primer lugar es buscar etnógrafos o antropólogos que han ido catalogando lugares específicos donde antiguamente había mitos o cultos arcaicos de adoración hacia las fuerzas de la madre Tierra. Acudo a esos parajes por toda la Península Ibérica, en especial en la zona norte y trato de hacer reflexionar al espectador de la influencia que pudo haber ejercido el paisaje sobra las mentalidades prehistóricas». Son lugares que nos pertenecen a todos porque eran los que utilizaban nuestros ancestros para sus rituales. Son lugares mágicos y misteriosos cargados de energía como ese castaño en medio de la Ribera Sacra en forma de caballo que desde un primer momento le impactó. Una grupo de fotografías muestra una montaña en llamas en su parte superior y en la inferior dos imágenes de una caverna, comenta el autor: «la caverna es como el útero de la montaña y para hacer las fotografías nos introdujimos con antorchas, imitando los ritos ancestrales del fuego en el interior de la tierra». Una tercera fotografía de ese interior es una puerta entre las rocas envueltas en la niebla tomada en Galicia «es un lugar mágico que le llaman la puerta del más allá. Dicen que cuando uno atraviesa este pórtico que no se sabe si es natural o artificial, se puede comunicar con las vidas antepasadas, con las almas del más allá. Tiene una carga mágica muy potente», nos comenta. Todo el proyecto está lleno de comentarios sobre el significado de cada una de las imágenes, por eso es tan importante verlas directamente. Otra de las fotografías que presenta es la reproducción en muy gran tamaño de un pequeño fósil que resulta espectacular en el interior de la sala. Toda la exposición se adecúa al formato de la sala y saca de la misma todo su potencial.
Por último nos presenta una serie de imágenes de transparencias procesadas de un modo especial que saca todos sus valores a partir de un tratamiento agresivo y posteriormente están reforzadas con una finísima lámina de pan de oro, lo que produce en el espectador una sensación especial, casi de imágenes planetarias.
Para tomar las fotografías utiliza cámaras de gran formato, lo que posibilita unas ampliaciones espectaculares que impactan en el ánimo del espectador.
Mario Castro además es un gran impulsor de la fotografía en nuestra ciudad con su proyecto ‘León es foto’, con una sede donde se han impartido clases magistrales de fotógrafos de la talle de Gervasio Sánchez, Alberto García Alix, Pierre Gonnord, Castro Prieto y Cristina de Middel, un proyecto que tiene mucha vida por delante.
La exposición de Mario Castro Baro se podrá ver en la sala Espacio E de Trobajo de San Andrés del Rabanedo hasta el día 15 de marzo. No se la deben perder los amantes de la fotografía y del arte.