Prada de la Sierra no existe, pero es de los pocos pueblos de la provincia que ha aumentado la población. "Ya somos 14", dice casi emocionada Paula Cabral y Arturo, otro de los vecinos, explica que "tenemos también tres niños muy chicos, aún no están en edad escolar. Ha venido una familia, de un chico de la República Checa y su mujer, gallega, que tienen dos niños… En fin, que Prada de la Sierra va creciendo".
Y, sin embargo, Prada de la Sierra no existe, "pero pagamos el IBI".
Es el rincón de las paradojas, este pueblo que no tiene luz –han instalado los propios vecinos placas solares- está ubicado a la sombra de un parque eólico, a unos pocos metros, "y que no nos aporta nada porque no existimos; lo que pague se lo hará al Ayuntamiento (Santa Colomba de Somoza)". Y han arreglado las calles, colocado carteles queexplican cada rincón del pueblo, han arreglado muchas casas, han limpiado –tenía más de un metro de abono de meter ganado- la casa del pueblo que recibe a visitantes y peregrinos y se ha convertido en un filandón diario, alrededor de la estufa, "que quema leña de roble como una máquina". Reunidos en torno a la Asociación que los acoge y que han bautizado como Nueva Prada de la Sierra. Un movimiento de regreso que comenzó en la crisis de 2011 cuando un albañil en paro, Antonio Santos, se instaló en el pueblo.
(Y es que la ‘vieja’; es decir, el pueblo de Prada de la Sierra ‘desapareció’ como pedanía a finales del siglo XX al quedar abandonado y ahora parece imposible revertir legalmente esta situación y a sus vecinos los inscriben como ‘diseminados de Foncebadón’). En este rincón ha encontrado la última vecina en llegar un lugar donde no sufrir cada día pues padece hipersensibilidad electromagnética. Y en esos largos filandones y tal vez animados por la presencia de tres niños pequeños nació la idea de que e pueblo que no exista tenga su propio belén estas navidades. - Es un Belén diferente, artesano, lo hemos hecho con espantapájaros, los reyes magos son espantapájaros; explica Paula, la periodista que dejó su trabajo en Madrid para venir a Prada de la Sierra, que es el alma máter de esta iniciativa, secundada por Arturo y con la colaboración de mucha gente. "El albañil nos ha proporcionado todo el ‘algodón’ necesario para el montaje".
El domingo es el día que "lo plantamos, al lado e la iglesia", explica Paula, con los magos espantapájaros en las manos, pero aclara que "no está acabado porque tenemos más colaboraciones, pero no han podido venir estos días del puente como querían por las carreteras que tenemos".
Y es que los ‘colegas’ de la Asociación Nogalón de Espinoso de Compludo se sumaron a la iniciativa y ellos se haencargado de hacer las espantapájaros de los animales, la mula, el buey, las ovejas… "Sabes que a Prada se llega por dos caminos; en el sentido literal, caminos, sin asfaltar, uno desde Foncebadón para ir a los molinos, y el otro es un camino de tierra. Con la nevada y el agua de estos días estaban impracticables y no han podido venir, ahora que mejora el tiempo a ver cómo nos arreglamos".
Todo estará a punto. Un Belén único, un pueblo diferente, que sí es pueblo aunque no lo sepan las administraciones. Y unas gentes que invitan "a venir a ver nuestro espantapájaros mágicos, de magos".
Marionetas y reyes magos en el pueblo que no existe
Prada de la Sierra no existe legalmente pero tiene catorce habitantes estables ‘empeñados’ en dejarse ver, en invitar a ir a verlos. Este domingo inauguran su singular Belén, hecho de espantapájaros y solidaridad
12/12/2021
Actualizado a
12/12/2021
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