Marta García Aller: "Las reglas del mundo nuevo no las conocemos todavía"

La periodista madrileña de raíces leonesas presenta este miércoles en Casa Botines el libro ‘Años de perro’ (Círculo de Tiza), en el que analiza los vertiginosos cambios políticos y sociales que hemos vivido en los últimos siete años

01/10/2024
 Actualizado a 01/10/2024
Marta García Aller acude este miércoles a Casa Botines con su ultimo libro ‘Años de perro’. | ELVIRA MEGÍAS
Marta García Aller acude este miércoles a Casa Botines con su ultimo libro ‘Años de perro’. | ELVIRA MEGÍAS

La conversación discurre vía telefónica con Marta García Aller conduciendo después de participar en el programa de La Sexta ‘Al rojo vivo’, donde en compañía de otros compañeros de profesión ha tenido ocasión de analizar la convulsa actualidad que nos ha tocado vivir. La periodista acude este miércoles a la capital leonesa para presentar su más reciente publicación, ‘Años de perro’ (Círculo de Tiza), donde se hace eco de los vertiginosos cambios políticos y sociales que hemos vivido en los últimos siete años –que serían los equivalentes a un año en la vida de un perro– a través de sus crónicas periodísticas. La madrileña mantendrá, a partir de las 19:00 horas en el semisótano del Museo Casa Botines Gaudí, una animada conversación con Luis Cañón, director regional de Onda Cero Castilla y León, pues es esta cadena de radio la organizadora del acto de este miércoles y con la que García Aller colabora asiduamente en el programa ‘Más de uno’ que conduce cada mañana Carlos Alsina


La primera sorpresa para este cronista llega cuando a la pregunta de si con anterioridad ha tenido ocasión de visitar la ciudad por motivos personales o profesionales, Marta García Aller comenta que León es su casa, «porque toda mi familia es leonesa. Yo nací en Madrid pero mi familia es leonesa. De hecho me encamino en estos momentos a casa de mis padres y te diré que mi abuelo era de la Cuesta Castañones y por parte de padre mi familia procede de Posadilla de la Vega, un pueblín que está entre Astorga y La Bañeza. Así que, como puedes ver, soy medio leonesa».

 

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La periodista madrileña de raíces leonesas Marta García Aller. | ELVIRA MEGÍAS

Marta García Aller ha elegido un marco temporal concreto para el libro que este miércoles presenta en Casa Botines y que se circunscribe a estos últimos siete años en los que, para la periodista y escritora madrileña de raíces leonesas, «empiezan a darse una serie de cambios fundamentales que están transformando el mundo de forma vertiginosa. Hace siete años es cuando empezamos a hablar de la Inteligencia Artificial, empieza la emergencia de los populismos, llega Donald Trump a la Casa Blanca y parecía que había una nueva política que traía el fin del bipartidismo. Fíjate si han cambiado las tornas que la nueva política envejeció y hemos vuelto otra vez a los dos grandes partidos. Todo está sucediendo muy rápido y para entender esas claves, cómo hemos llegado hasta aquí, creo que es fundamental aportar un poco de contexto. Ha habido también muchos cambios sociales con el #Me Too y el caso de La Manada, que en nuestro país cobró un protagonismo especial y es sin duda uno de los cambios importantes que hemos tenido. Ya te digo, en ‘Años de perro’ hay cambios tecnológicos, cambios sociológicos, cambios políticos y también cambios culturales», sostiene García Aller, que no se atreve a hacer un juicio de si nos encaminamos a un modelo de sociedad mejor o peor del que conocemos. «Vamos a algo muy distinto. Lo que pasa es que tendemos a juzgarlo con los ojos que heredamos del siglo XX. Hablo por ti y por mí, que nos criamos en el siglo pasado y llegamos con unas reglas aprendidas de un mundo que ya no existe, que ha cambiado, pero las reglas del mundo nuevo no las conocemos todavía y eso genera mucha incertidumbre. Que el futuro sea mejor o peor va a depender de lo que hagamos con ello y pienso que la mejor manera de afrontarlo es entender mejor dónde estamos para ser más conscientes del cambio».


Sobre el papel que debe jugar el informador en este nuevo tiempo que ha de llegar o que ya está aquí, Marta García Aller tiene claro que el modelo anterior ya no sirve. «Una de las cosas que más ha cambiado en estos últimos siete años tiene que ver con la comunicación. En la última década el papel de los smartphones, de las redes sociales y de las pantallas ha cobrado un enorme protagonismo. Las pantallas se han vuelto omnipresentes y estamos pagando la novatada de entender que todo lo que circula por Internet y por nuestros WhatsApp, sin ir más lejos, a veces no es información sino desinformación. Y en un mundo en el que la desinformación está por todas partes pienso que la tarea del informador va a ser más relevante que nunca. Entender qué es relevante y qué no lo es es una tarea de los medios y una vez que hemos pagado la novatada estamos empezando a ofrecer lo que hace falta en un mundo tan lleno de contenidos como el actual». 

 

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Portada de la publicación. | CÍRCULO DE TIZA

El término tertuliana no es muy del agrado de la periodista y escritora madrileña, que prefiere el de analista de la actualidad. Más cuando este cronista critica la polarización y bunkerización de opiniones que el espectador de televisión y en menor medida el oyente de radio tiene que padecer en determinados espacios. «Otro de los grandes cambios que hemos vivido en los últimos siete años es la polarización, cada vez más enquistada, y tiene mucho que ver también con cómo funcionan los algoritmos que filtran esa información. El conflicto genera más expectación y atrae más la atención. A veces los medios hemos caído en la trampa de esa polarización, que creo que es muy perjudicial para la democracia y para la convivencia. Me parece que los informadores, los analistas o como queramos llamar al papel de la persona que analiza la información y luego la comenta de una manera más o menos entretenida, debería ser aportar criterio y no aportar crispación, eso desde luego».


En esos siete años que analiza Marta García Aller en ‘Años de perro’, puede decirse que la pandemia ha marcado un punto de inflexión, sin que todavía a día de hoy tengamos muy claras las consecuencias. «Es una buena cuestión que yo analizo en profundidad en el libro. La segunda parte es precisamente cuando todo para y miles de millones de personas nos confinamos. Eso no lo dicen hace apenas cinco años y nos hubiera parecido ciencia ficción, pero hace cuatro sucedió y apenas hablamos de ello. Yo creo que por lo que tiene de shock colectivo. No hablamos casi de ello porque supongo que nos duele y por otra parte no nos lo terminamos de creer. Pero más allá del drama y todas las vidas que costó, que fueron muchas, también fue una manera de vivir que lo cambió todo. A veces ayuda como terapia recordarlo y reírnos cuando es posible. Hubo muchas cosas absurdas que nos tocó hacer en aquellos años y yo creo que el lector cuando las revisa empieza a acordarse de otras y considero que es un buen ejercicio de memoria».


La pandemia ha dejado paso a los conflictos bélicos que están también marcando nuestro día a día. No sé si la sociedad los ve con temor o si en realidad ya estamos curados de espantos. «Se nos amontonan los apocalipsis. Al apocalipsis de la pandemia le sucedió la invasión de Ucrania y se va a cumplir un año del conflicto en Gaza. Siempre ha habido guerras, es verdad, pero nunca hemos estado tan conectados y tan a la última de todas las cosas que pasan. Además de que están pasando muchas cosas nos estamos enterando de todas a la vez y esto genera aún más esa sensación de vértigo», indica García Aller. 


Los más optimistas pronosticaron que de la pandemia saldríamos mejores personas, pero viendo el modelo de sociedad imperante donde ya no se piensa en términos de colectividad no tengo tan claro que ese cambio a mejor se haya producido. «De la pandemia no sé si salimos cambiados, pero sí que hemos salido habiendo aprendido a adaptarnos a una situación enormemente compleja, tremendamente dramática y muy difícil. Conseguimos que la sociedad siguiera funcionando con un coste social y psicológico muy fuerte. Todavía no tenemos claro cuáles son las secuelas de la pandemia. Y pienso sobre todo en los niños y adolescentes que estuvieron mucho tiempo encerrados en casa en esos años que son cruciales para el aprendizaje y la socialización. Tenemos una deuda enorme con los niños y los adolescentes que sacrificaron unos años cruciales de su vida confinados en casa y delante de las pantallas. Creo que las secuelas de eso todavía no las hemos entendido. Y lo que soy es muy escéptica con romantizar demasiado el pasado. No estoy segura de que exista esa arcadia, este pasado ideal en el que todo el mundo era solidario y nos portábamos bien. Creo que los humanos somos como somos y tenemos lo mejor y lo peor. La pandemia no iba a cambiarnos, a curar todos los males de la sociedad, si bien también sirvió para que nos hiciéramos mucho más conscientes de lo vulnerables que somos. Y eso sí que es un cambio que trajo la pandemia, el tomar conciencia de nuestra vulnerabilidad», concluye la periodista madrileña. 

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