Marta Muñiz reconoce que los relatos fueron surgiendo a lo largo de los últimos tres años por diferentes motivos, y que fue el editor de Camelot quien le sugirió una publicación que terminó concretándose en ‘Anna y las estrellas’, título del libro pero también de uno de los dieciocho relatos que lo componen. «El último fue ‘Anna y las estrellas’, que quizás para mí es el relato más importante porque la idea de la que parte estuvo durante mucho tiempo en mi cabeza como un cúmulo de imágenes y escenas, hasta que por fin en enero de este año me decidí a darle forma, siendo el último que escribí. Cuando terminé de hacerlo tuve la sensación de que ya había un libro, había un conjunto de relatos y que el ciclo se había terminado», reconoce la escritora leonesa, para quien estas dieciocho historias independientes comparten un mismo leitmotiv referente a que «todos los personajes están un poco perdidos, buscan un cambio drástico en su vida o se encuentran en una situación límite, con una realidad que cambia totalmente el punto de mira en el que están», sostiene Muñiz, que también alude a otra cuestión que podría formar parte del hilo conductor de la narración. «En todos ellos aparecen las estrellas, no tanto como símbolo del destino sino como una especie de guía en el camino, como que las estrellas van iluminando, sin ser muy conscientes de ello, su camino. Yo había escrito anteriormente otro libro de relatos, ‘13 cuentos dementes para mentes insomnes y un cuento para supersticiosos’ (Pi Ediciones), que eran cuentos que tenían más que ver con el realismo mágico o una literatura más lírica, y estos otros cuentos yo diría que son mucho más contemporáneos, tienen mucho más que ver con una literatura breve, muy fragmentada porque cuenta pequeños fragmentos de vida de un personaje, con situaciones muy surrealistas, son relatos muy atmosféricos, con menos trama y más poesía».
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El otro frente creativo de Marta Muñiz es la música y reconoce que le cuesta mucho separar ambas cosas. «La música está siempre presente en todo lo que escribo. De hecho hay dos relatos del libro muy vinculados a la música. Uno de ellos tiene como protagonista a un saxofonista y el último es un cuento clásico al estilo de ‘Alicia’ en el que una niña se cae dentro de su violín y está muy ligado a ‘El carnaval de los animales’ de Camille Saint-Saëns», destaca la pianista y compositora, que aprovechó las semanas de confinamiento para leer y tocar el piano. «No ha sido para mí una etapa creativa porque para crear necesito estar en equilibrio y el confinamiento me desequilibró por la preocupación, por estar pendiente de las noticias, pero ahora que todo va pasando siento de nuevo ese gusanillo de empezar a crear», confirma Muñiz, que pensaba que estos tiempos de pandemia no iban a ser fuente de inspiración y sin embargo le han dado una idea para una novela corta sobre lo que ha supuesto para la sociedad el encierro y las circunstancias derivadas del mismo.
Marta Muñiz también tiene pendiente de estreno un nuevo espectáculo musical que no se pudo llevar a cabo por la crisis sanitaria del Covid-19. «Hay una obra ya terminada que es ‘La noche de las brujazz’, un proyecto muy interesante en el que contamos con actrices invitadas acompañadas por el resto de los integrantes de la compañía 'Moraleja de la candileja'. El montaje debería haberse estrenado el pasado sábado 6 de junio, pero la situación actual nos ha obligado a posponerlo por lo menos hasta el otoño. Es una comedia musical muy original y divertida, con mucha poesía y comicidad», destaca su artífice, que antes de un hipotético estreno todavía se tiene que ensayar, tarea que la compañía realizará durante los meses de verano. «Ojalá este otoño se den las condiciones para poder estrenar ‘La noche de las brujazz’, la historia de tres brujas componentes de un grupo de jazz que son muy famosas en su bosque mágico», argumenta Muñiz.