Martín Garzo reivindica la necesidad del arte en general en Quimeras

El autor vallisoletano confesó no entender la separación entre la literatura infantil y la de adultos durante el segundo día de festival

20/10/2024
 Actualizado a 20/10/2024
Natalia Álvarez y Gustavo Martín Garzo en el segundo día de Quimeras. | L.N.C.
Natalia Álvarez y Gustavo Martín Garzo en el segundo día de Quimeras. | L.N.C.

El escritor Gustavo Martín Garzo, en un coloquio con la profesora y comisaria del Festival Quimeras, Natalia Álvarez Méndez, ha analizado la importancia del cuento tradicional. No ha dudado en sostener que “todo lo que es el ser humano, sus temores, sus anhelos, su búsqueda de la belleza, su angustia ante la muerte, su pregunta por el amor se encuentra precisamente en las historias de los cuentos”, que para él siempre han sido una vía principal de inspiración.

El autor vallisoletano se ha remontado a las ficciones de los hermanos Grimm y también a la significación de los mitos, particularmente al viaje de Ulises, que permite ejemplificar con precisión el transcurso del mundo del mito al mundo de la razón. En palabras de Gustavo Martín Garzo, “necesitamos ese mundo del mito”, dado que habla de nuestras verdades, de tal forma que “es importante seguir la estela de personajes como Odiseo, sin renegar de la fascinación concretada en la presencia de las sirenas”.

Entre las particularidades de los mitos se encuentra su vinculación con la naturaleza, otro aspecto al que prestó atención a lo largo de su intervención, hablando con amargura de la “actual separación entre el hombre y la naturaleza, elemento este último vinculado a la cultura rural y, por lo tanto, al relato”.

Del mismo modo, en repetidas ocasiones ha reivindicado la necesidad del arte en general y de la literatura en particular en la vida, capaz de “llenar los vacíos y saciar la búsqueda constante del individuo, del otro”. Para explicar la creación literaria y la potencialidad de la palabra oral, el escritor ha acudido al tiempo en el vientre materno, cuando la madre no solo otorga el don de la vida, sino también el don de la palabra. Así, el poeta recupera “la memoria de esa música que fue la palabra inicial, acercando al lector al misterio, a la emoción y, en definitiva, al prodigio”.

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