Hay reportajes que según van avanzando se van complicando. Que ir conociendo a los protagonistas te va cambiando la idea de lo que ibas a hacer e, incluso, de lo que era noticia.
Ocurrió, más que nunca en mucho tiempo, esta semana. Tema: el conflicto de la leche, un clásico en estas tierras. Asunto: ya no se la recogen a cerca de una veintena de ganaderos, fundamentalmente de la montaña, con el agravante del desprecio hacia tantos años de relación:«El día 1 ya no pasa el camión». Ypunto.
Datos:Unos tienen que tirar 300 litros al día, otros 500, incluso hay uno que debe tirar más de 2.000 litros diarios, Pepín, todo el mundo le busca, ha hablado en la radio, la prensa, pero no tiene nada que decir, él no es más que el damnificado. Ruido de fondo: las cooperativas, el drama cainita de León de usar a los del norte para acobardar a los del sur o viceversa (¿se acuerdan de Riaño?)... Parece bastante.
Hay detalles casi macabros, hasta para tirar la leche tienen problemas, el Seprona acecha el posible delito Van apareciendo detalles casi macabros que completan el panorama. Los que se ven obligados a tirar la leche encuentran muchos problemas para hacerlo, no la pueden regalar pues no está pasteurizada y ¡ojo! dónde la tiran, el Seprona acecha ante un posible delito ecológico.
No es una broma macabra, aunque todo lo parece, que se viene a sumar a otra realidad casi cruel, los ganaderos tienen que ordeñar las vacas «sí o sí» pues éstas enfermarían de no hacerlo. Y tienen que seguir comiendo cada día. Ytienen que pagar a los empleados. Y las letras del tractor y la sala de ordeño...
No tardan en aparecer los buitres que «a río revuelto».
- Te puedo pagar a 14 céntimos.
- Déjalo, la tiro. Gracias por acordarte de mi, ya que no lo habías hecho en treinta años...
Tipos siniestros que hoy andan comprando billetes premiados de la lotería, mañana quieren comprar la leche que tiran... (Bien es cierto que también aparecen empresas como Quesos de Valdeón que cogen la leche de ganaderos cercanos y no se aprovechan para bajar el precio).
- Mecagüen la leche, ¿pero qué hemos hecho?;dice un ganadero del Curueño que no acaba de entender lo que le ocurre.
Ya era triste así ir recorriendo las cuadras y explotaciones de afectados, algunos conocidos, incluso amigos, otros los vas conociendo y ahí aparece la parte dura, las historias personales, humanas, que esconden:viudas que aún no habían salido de su pena y le llega el dolor de ni siquiera poder sacar a los hijos adelante trabajando, hijos que han heredado unja ganadería y resulta que no tienen nada, familias que tienen a sus hijos estudiando por el mundo y se plantean seriamente el regreso pues no es viable... Y una frase lapidaria:
Anota lo que te digo: Esto no se acaba sin que alguno no pueda más y se ponga una cuerda al cuello - Acuérdate de lo que te digo, antes de agosto alguno se pone una soga al cuello, no sólo de los que no nos cogen la leche, de los del sur también, que han invertido mucho y a ver en qué para todo esto, a ver qué precio les dejan a ellos... Anota lo que te digo.
- No te preocupes, me acuerdo.
Pero por encima de la frase, que parece tan contundente, aparece la imagen de una mujer, una madre, de 79 años, menuda, fibrosa, trabajadora, no hay más que verla. Se acerca y sin preguntar quién eres te pregunta casi con ternura:«¿Usted cree que esto no se va a arreglar, cómo no se va a arreglar, pero qué pasa, cómo lo iba a creer yo, ahora?».
- Sí, mujer, se arreglara. (No es que lo crea, es que no me sale otra cosa viéndole).
- ¿Cuántos años tiene?
- 79.
- ¿Cuántos entre las vacas?
- Los 79, en casa siempre hubo ganado. Si mi marido levanta la cabeza y vé lo que le está pasando al hijo se vuelve a morir.
Yla mujer repasa su vida, los esfuerzos por tener una ganadería que es la envidia de la comarca. «Fuimos a comprar ganado a Holanda y a Bélgica, el mejor que había en el mercado, y después fuimos montando las naves, los cebaderos, las salas de ordeño... Y comprando los cupos, a base de créditos, ya sabes».
- ¿Sabe cuánto dinero habrán gastado en cupos de leche?
Tengo 79 años, fuimos a por vacas a Holanda y Bélgica, gastamos millones en cupos, ¿nos lo roban? - ¡Cómo no lo voy a saber! Más de sesenta millones. (De pesetas, claro, la buena mujer siempre habla en pesetas) y ahora no vale nada con eso de la liberación. Lo perdíamos pero decían que iba a subir la leche, los cupos ¿Qué ha pasado?, ¿pero hay vergüenza en este país?
Tampoco tengo respuesta para esta pregunta, es muy difícil, pero será aún más difícil olvidar la cara de esta mujer en la siguiente escena. Mauri le dice a su hijo si sería posible hacer una foto tirando leche, él comenta que «lo que sobra es leche para tirar» y abre la manguera. La mujer observa con absoluta incredulidad. Ytristeza.
- ¿Esto nunca lo había visto?
- Nunca lo había visto ni se me había pasado por la cabeza que lo llegaría a ver, ¿es que ni poder regalársela a los pobres o a los vecinos... la que beben los gochos y se acabó.
Parece que puede haber una solución, al menos temporal, pero en las cabezas de todos los que hemos visitado se ha instalado la desconfianza. En el futuro de la leche, en los gobernantes, en las instituciones, en Europa, ese ‘ente’ que acaba justificándolo casi todo, aunque en este caso no está, ni mucho menos, libre de culpa.
"Mecagüen la leche, ¿qué hemos hecho?"
El conflicto de la leche ha estallado y se veía venir pero... hasta que el día 1 de abril el camión de la recogida no apareció, ni el 2, ni el tres. Cientos de litros de leche buscaban dónde ser tirados pues hasta en eso hay problemas, aparecen los buitres que ven negocio detrás de la desgracia. Terrible y en la sombra una serie de historias personales que encogen el corazón, perdón, que deberían encogerlo
18/04/2016
Actualizado a
31/08/2019
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