Un conocido poema del asturiano de ‘la cuenca’ (Ciaño) José León Delestal, se ha convertido en una de las canciones más versionada por cantantes de aquella tierra (de Jerónimo Granda al cantante lírico Joaquín Pixán) al unir los dos oficios más legendarios del Principado: 'La mina y el mar'; y ése es su titulo. En él se cuenta y canta que los mineros sienten las olas bramar y los marineros sienten el grisú explotar. Y recoge la épica de los trabajos: «pobre de aquel marinero que muere siempre solo en la inmensidad. (...) Pobre de aquel minero que muere siempre solo en la oscuridad».
En aquella misma tierra, Asturias, hay un paraje, un rincón, Llumeres, que hace real la unión entre la mina y el mar en tan solo unos metros cuadrados pues en este paraje del concejo de Gozón hay una mina, de hierro en este caso, en la costa, las construcciones del complejo minero estaban sobre la playa.
Esta singular mina, que fue la más importante de hierro de la península, es la protagonista del documental ‘Llumeres. Mina y vida a la mar’, dirigido por Pablo A. Quiroga Prendes, que este viernes se proyecta en el Museo de la Siderurgia y la Minería (MSM), a partir de las 18 horas, con entrada libre. La idea del museo al programar este trabajo cinematográfico de una cuenca asturiana es la provocar «la reflexión sobre la conexión entre el ser humano y su entorno natural, tan presente siempre en la minería y aumentada en este caso con la presencia del mar». Por otra parte, recuerdan la existencia e importancia de otras minas, más allá de la dedicada al carbón, algo que también está presente en León.
'Llumeres. Mina y vida a la mar', nos lleva hasta la costa de Gozón, cuyas aguas han estado teñidas por el metal rojizo de las minas de hierro de Bañugues, que operaron desde el siglo XIX hasta 1967, cuando cesó la explotación de la mina. Fue un gran complejo minero con galerías de hasta 400 metros de profundidad. A través de los testimonios de antiguos trabajadores, sus familias y la comunidad local, este documental explora el impacto de la minería en la vida de varias generaciones, revelando las profundas transformaciones en el paisaje y en la sociedad.
También ha manifestado su productora que este documental que «este trabajo inmortaliza aquella historia, y que siempre van a ser testigo incómodo para aquellos que lo dejaron desaparecer sin hacer nada pudiendo hacerlo»; algo que también adquiere mucho sentido en las cuencas mineras actuales.