Momentos que dan vida en Santa María del Condado

La Urbanización Montesol acogió el pasado fin de semana un encuentro entre vecinos y escritores

Marina Díez
02/07/2024
 Actualizado a 02/07/2024
Un instante del encuentro en Santa María del Condado. | L.N.C.
Un instante del encuentro en Santa María del Condado. | L.N.C.

El pasado fin de semana tuvo lugar un encuentro mágico y peculiar en la Urbanización Montesol, de Santa María del Condado. ¿Cómo fue posible que un grupo de treinta y cinco personas a las que une su pasión por la lecura congregaran a tres autores en una finca particular para hablar de literatura? ¿Cómo consiguieron que la exlocutora de los Cuarenta Principales y escritora, Susana Gil se acercara a Léon? ¿Cómo, por segundo año, Fernando Portolés se cruzó toda la Península para verlas? Quizá por la ilusión de Sonia Presa y sus dotes de convicción, el caso es que me invitaron a una jornada de diversión y no pude por menos que aceptar.

Retrospectivamente lo catalogo como inmenso el regalo. ¿Qué hay más bonito para una poeta que compartir sus textos con quienes la leen?

Cuando conseguimos llegar a la finca nos encontramos un pasillo de personas que bailaban al son de la música, con pañuelos ondeando en sus manos y rindiéndonos homenaje. Al bajar la escalera y traspasar esa hilera, devolviendo cada una de las sonrisas, fue cuando nos dimos cuenta de que habían decorado el jardín con esculturas, carteles y fotografías de nuestros libros realizadas por ellas mismas. Una luna gigante donde se podía leer "Será la luna" colgaba del árbol de la entrada. El nombre de "Momentos que dan vida" era recreado a base de marcapáginas. Existián rincones para cada una de las actividades que habían organizado para disfrutar junto a nosotros del arte de las letras.

Una rueda de prensa con preguntas para conocernos mejor relajaba la emoción del ambiente tras el comienzo del evento. Un auténtico lujo poder conocer mejor a mis compañeros escritores y contestar todas aquellas inquietudes que nuestras lectoras preguntaban acerca de nuestras obras, vida y trabajo.

Como buenas anfitrionas leonesas el acompañamiento de comida y demás folclore estuvo presente durante todo el día. Vino español, barbacoa, cena estilo montañesa... Creo recordar que fue Susana Gil la que bromeó que regresaríamos rodando a casa. Sueño con esas tortillas de huevos de gallina de pueblo y ese embutido... ¡Qué gustazo! Hasta la hogazina sabe más rica en buen lugar y con buena compañía.

Desde camisetas de grupo, amigo de libro invisible, firma de ejemplares, presentación de nuestras últimas obras hasta un cadaver exquisito con lápida incluída. Mimaron cada uno de los instantes que disfrutamos en la finca. El despliegue fue tremendo.

Para cerrar y poder bajar un poco la comida DJ Dankon tomó las riendas que, de seguro, se escucharon en el valle entero. Abrazos, besos, promesas de repetir y despedidas. Regresé a la capital con el corazón lleno y estoy convencida de que Susana y Fernando así lo sintieron también.

Hoy me paseo con la resaca sentiverbal de todo lo allí ocurrido y con esa pregunta de cómo podemos tener tanta suerte en León de tener personas tan mueve montañas como Sonia y su grupo que hacen posible que nosotros, ilusos escritores, creamos en que aún hay esperanza para la literatura.

Lo más leído