«Entrar en la Catedral de León inspira muchos pensamientos bellos. Uno de los mayores -si no el más grande y hermoso- es el de la Jerusalén celeste, que evoca la visión de los ángeles ante la gloria de Dios. Bajo esta órbita nos guía D. Máximo Gómez Rascón, con su nueva obra titulada 'Ángeles y demonios en la catedral de León', por este incomparable templo cuyas maravillas él conoce y da a conocer de modo magistral, apasionado y apasionante». Con estas palabras explica, y bien, el obispo de León, Luis Ángel de las Heras, el último libro de Máximo Gómez Rascón, al que De las Heras pone prólogo y al que pertenecen las lineas antes citadas.
Que nadie conoce la catedral de León —y el patrimonio de la diócesis en general—como Gómez Rascón no es ningún secreto. Al margen de ser el director del Museo Catredralicio-Diocesano le ha dedicado al templo capitalino un buen número de obras anteriores:‘Theotokos. Vírgenes Medievales de la Diócesis de León’ (con gran presencia de la Catedral); Museo Catedralicio-Diocesano de León; El Coro de la Catedral de León; Catedral de León. Las vidrieras, el simbolismo de la luz; Infancia de Jesús en la Catedral de León; El sepulcro de Ordoño II, gran monumento funerario de la Catedral de León; Pinturas de Nicolás Francés en el claustro de la Catedral de León. Aproximación iconológica o El trascoro de la catedral de León; y no deben ser todos los títulos y páginas que ha dedicado a ella.
Yhace pocos días que ha visto la luz (en Edilesa Patrimonio) otro título, tal vez el más curioso al menos en una de las partes que ya anuncia el título: ‘Ángeles y demonios en la catedral de León’ en el que, vaya por delante, «hay muchos ángeles y unos pocos demonios», relación que nada tiene que ver con ‘los intereses’ de Gómez Rascón sino con la realidad iconográfica de la Catedral:«Parece muy lógico que así sea».
Después de una docena de capítulos dedicados ‘a la luz’ de los ángeles ocupa el último la figura de Lucifer, ‘el ángel caído’ (así se titula) y que también explicaba el obispo De las Heras: «El último capítulo está dedicado a Lucifer. Las figuras satánicas representan al ‘ángel caído’. Sin embargo, no restan luz a los ángeles de Dios, como tampoco desvanecen la atmósfera mística. Al fin y al cabo, el protagonismo lo tienen siempre los ángeles y su remitencia fundamental a la gloria divina y al cuerpo glorioso de Cristo resucitado. Ellos, como decía Benedicto XVI, son figuras luminosas y misteriosas, contrapunto esplendoroso del oscuro Satanás».
Rascón, por su parte, nos recuerda que «la Iglesia no ha dejado de enseñar que el diablo y otros demonios fueron creados con una naturaleza buena, pero ellos se hicieron a sí mismos malos». Yrecuerda que ya San Atanasio de Alejandría había escrito que «Dios no ha creado ninguna cosa mala».
Yrealiza Rascón un completo estudio de cómo va cambiando la representación iconográfica del diablo a lo largo de los tiempos y los ejemplos existentes en la Catedral de León, que no son pocos, con las correspondientes fotografías y explicaciones.
Pero, no podía ser de otra manera, son los ángeles los reyes de las casi 200 páginas de este trabajado libro. Un recorrido en el que no queda rincón sin buscar los ángeles que tiene y a veces esconde:en las tres fachadas, en las imágenes de los sepulcros, en las vidrieras, en el oratorio de las reliquias, en las enjutas de las capillas... además del estudio de los más relevantes:El arcángel San Miguel, el arcángel San Gabriel, San Rafael, el Ángel de la Guarda o la que él llama ‘la Reina de los Ángeles’, que también explica el obispo de la diócesis:«Ella que es también puerta del cielo —Virgen Blanca— invitándonos a entrar y permanecer en el interior de la Pulchra».
Aunque también puede haber otra manera de acercarse a la Catedral, leer primero el libro de Máximo Gómez Rascón e ir después a localizar todas esas representaciones de muchos ángeles y algún demonio que él buscó y documentó. Harán falta varios días.