Asimismo, en 2022 han tenido lugar más de un centenar de actividades culturales y educativas, entre las que destacan el ciclo ‘Rodeo’, que incorpora la performance a la programación estable del museo y ha permitido ver hasta el momento propuestas de artistas destacados como Itziar Okariz o Carlos María Romero; una nueva edición del Curso de Cultura Contemporánea, que en esta edición se coorganizó junto a la Fundación Cerezales Antonino y Cinia; un taller de creación con el artista Fernando Renes, o un programa de conciertos en el patio del museo durante el mes de julio. Además, se reactivaron tras la pandemia las programaciones del Grupo de Diálogo sobre Cine Contemporáneo y del grupo de jóvenes entre 13 y 18 años +D12, y continuó la programación estable del grupo de amigos infantiles del museo, Pequeamigos, y del programa educativo Musac Escuela.
Primera exposición del 2023
La programación expositiva de 2023 se iniciará el 11 de febrero con ‘Concretos’, una muestra colectiva comisariada por Pablo León de La Barra y Gilberto González que reflexiona sobre el impacto del hormigón –material constructivo denominado concreto en Latinoamérica– no solo en el ámbito arquitectónico urbano, sino también en el ámbito artístico. Coproducida por Musac y Tea Tenerife Espacio de las Artes, la exposición reúne a los artistas Pablo Accinelli, Andreas Angelidakis, Alexander Apóstol, Federico Assler, Marcelo Cidade, June Crespo, Céline Condorelli, Cyprien Gaillard, Esther Gatón, Federico Herrero, Nancy Holt, Clara Ianni, Talles Lopes, Ángel Mateos, Adrien Missika, Montaje (Saúl Alonso, Andrés Carretero), Rafa Munárriz, Pérez y Requena, Abraham Riverón, Guy Tillim, Andreas Valentín, Josep Vilageliu, Jane & Louise Wilson, y Dominique Gonzalez-Foerster; quienes a través del cemento analizan los procesos de quiebra social y reforzamiento del capital que han tenido lugar en la tardomodernidad.
De una ubicuidad insospechada, el cemento ha acabado por reconfigurar toda la superficie del planeta. Nuestra mirada se ha forjado en un tiempo en el que su ausencia es ya impensable, de tal modo que se nos presenta como una clara metáfora de la globalización, como un proceso ya imparable. Distintos regímenes políticos, desde las socialdemocracias, más o menos sólidas, a todo tipo de dictaduras y sus variantes ideológicas posibles, acabaron –acaban aún– irremediablemente seducidas por las posibilidades que el material ofrece a quienes fervientemente desean la construcción de un nuevo orden.