No es cierto que en León haya solo dos estaciones

El otoño leonés es una estación de colores y, por ello, especial para los fotógrafos. Fernando Rubio nos lleva a sus años setenta –los de su archivo–y a un rincón muy otoñal, el Parque de San Francisco de la capital

02/12/2024
 Actualizado a 02/12/2024
Imagen de la fuente de Neptuno en el Parque San Francisco. | FERNANDO RUBIO
Imagen de la fuente de Neptuno en el Parque San Francisco. | FERNANDO RUBIO

No es que estemos más vagos que de costumbre, que tal vez también, pero un viaje al otoño leonés tiene que ser un viaje a la fotografía, que tiene se paraíso de colores en esta estación de injustificada mala prensa, dejándola como un tiempo de hojas y poetas, retomando la vieja estampa del romántico creador sentado en un banco rodeado de naturaleza. Apostamos por ello en este lunes más por las imágenes que por las palabras, más por la belleza que por las explicaciones.

Seguramente por ser la estación de los colores y las fotografías lo primero que reivindica nuestro Fernando Rubio es acabar con un viejo dicho de esta tierra, referido al frío, y que llevó a hacer popular la frase de que ‘León solo tiene dos estaciones:el invierno... y la del tren’ y lo lleva al apellido de aquel dicho en otra frase. «Es curioso que para tener en León sólo dos estaciones climáticas, divididas en ‘9 meses de invierno y 3 de infierno’, exista un otoño que nos proporciona imágenes tan bellas. Imágenes que muchas veces pasan desapercibidas en nuestros primeros años de infancia y juventud y que, con el paso del tiempo, al volver a observarlas, nos ocurre como cuando releemos un libro. Esas imágenes y textos pasados por el filtro de nuestras experiencias, crean unas nuevas sensaciones, a menudo muy distintas de aquellas primeras».

En el Jardín de San Francisco encontró acomodo la escultura de Neptuno, después de «vivir» temporalmente y ser expulsada de la Plaza de la Catedral y la Plaza Mayor 

Ya ‘reinaba’ en aquel 1974 en el Parque de San Francisco el dios Neptuno, que cumple ahora su 75 aniversario en el emplazamiento, después de ser una de las esculturas más viajeras de la ciudad, asentada en el Parque en 1949.  «Había sido creada en 1789 para la plaza de la Catedral, convirtiéndose en punto de encuentro obligado en la parte más elevada de la ciudad. La estampa presidía muchas postales de la época y las primeras fotografías, que datan de finales del siglo XIX. 

Allí estuvo hasta su desmontaje en 1.913 con el argumento de que impedía contemplar la belleza de la Catedral.  Fue desmontada pieza a pieza en el plazo de treinta días y con un coste de 1.250 pesetas.  Sus piezas permanecieron almacenadas 18 años sin un destino claro. Más tarde en 1931, bajo el mandato del primer alcalde republicano, Miguel Castaño, se decidió recuperar y fue de nuevo montada en el centro de la Plaza Mayor.

Pero nos gustan las polémicas en esta tierra y no quedó Neptuno exento de ellas. Generó muchas controversias sobre su utilidad y salubridad ya que la fuente era habitualmente utilizada para lavar muchos de los productos que se vendían en la Plaza Mayor los días de mercado, con lo que habitualmente el monumento permanecía lleno de restos que afeaban su aspecto. A pesar de todo allí permanece hasta 1943. Y seis años más tarde, con la remodelación del Parque encontró acomodo definitivo, al menos de momento. 

Las citas poéticas en esta tierra de poetas, de grandes poetas, no son escasas y nos evitan el tópico de las hojas del árbol caído juguete del viento... Prácticamente de la misma época que las fotografías (1975) serían unos versos de ‘Descripción de la mentira’, del gran Antonio Gamoneda: «El otoño se expresa como pájaros invisibles. ¿Qué harías tú si tu / memoria estuviera llena de olvido, qué harías tú en / un país al que no querías llegar?».  

Y por seguir en esta tierra, con un poeta de otra generación, el reciente Premio Concejo, Antonio Manilla, encontramos en su libro ‘El lugar en mí’:

«Aquí está el tiempo, / preferido entre todos, / que matiza lo extremo, / que nos revuelve el alma / con sobria tensidumbre. / Llegó el otoño / con su apacible aliento de cristales». 

Para el poeta de Cármenes el otoño es el tiempo preferido de todos, ¿quiénes somos nosotros para llevarle la contraria... Y más siendo de donde es. 

Lo más leído