"No hay que estar con el poder"

Entrevista al misionero leonés Nicolás Castellanos

Fulgencio Fernández
11/01/2015
 Actualizado a 19/09/2019
NIcolás Castellanos, este finde semana en león. | MAURICIO PEÑA
NIcolás Castellanos, este finde semana en león. | MAURICIO PEÑA
Llegó el viernes a España y se fue a ‘su Palencia’, donde era obispo. Este sábado estaba en León como Jurado del Leonés del Año y hoy se va a su pueblo, Mansilla del Páramo, con los suyos.

– ¿Qué queda de aquel niño que marchó del pueblo para los frailes?
– Queda todo. Soy el niño idealista y soñador que creció en Mansilla del Páramo. Sigue quedando asimismo intacta la admiración que sentía por las gentes honradas de mi pueblo, por el ejemplo de mis padres, agricultores. El ejemplo de ellos, Ángeles y Severiano, ha sido fundamental, la educación que ellos me dieron en valores de honradez y rectitud son los que he mantenido toda la vida. En definitiva, las raíces leonesas han estado presentes en toda mi trayectoria vital y sacerdotal, son un ejemplo.

– ¿Yya era un niño rebelde?
– Te voy a contar algo anecdótico, o no tanto. Protagonicé en el pueblo la que yo creo que fue la primera huelga de la historia de monaguillos. El cura nos pagaba una perrina y le exigíamos una perrona, no nos la subió, le tocamos las campanas y marchamos. Creo que sigo siendo aquel pequeño revolucionario pues creo que la única revolución importante es la del amor y yo la sigo teniendo, la que llevo a cabo en Bolivia es exactamente la misma de aquella infancia en mi pueblo, Mansilla del Páramo.

– ¿Qué le llevó hace 23 años a abandonar la tranquilidad de Palencia, de ser obispo, para irse a Bolivia a ser misionero.
– Yo estaba feliz en Palencia y creo que la gente también. Pero llegó un momento en el que pensé, lo que yo predico del amor y la cercanía con los pobres no es lo que estoy haciendo. Renuncié a obispo de Palencia y me fui al lugar en el que vivo, un barrio marginal en el que hay muchas necesidades que satisfacer para aquella gente y donde puedes acompañar a los pobres, hacer realidad el más bello mensaje:«Tuve hambre y me dieron de comer».

– ¿Es más feliz allí?
– No. La verdad es que fui feliz en España, de obispo en Palencia, de provincial en los Agustinos... pero quería hacer algo más pues allí lo que tu no haces no lo hace nadie. Yver que hemos hecho cien escuelas es una satisfacción impagable, ver que luchas por hacer realidad que los pobres tengan los mismos derechos, y así hemos hecho cuatro piscinas para los pobres, ¿porqué no?, ¿quién ha dicho que no tienen los mismos derechos?

– ¿Cómo ha encontrado León?
– Siempre me encuentro feliz en mi tierra. Yesta vez más pues he tenido un encuentro con el presidente de la Diputación que nos ha dado una subvención muy importante para los comedores de la Fundación Hombres Nuevos, 42.000 euros.

– ¿Cómo marcha esa Fundación Hombres Nuevos que ha puesto en marcha en Bolivia?
– Muy bien. Estoy muy satisfecho y me parece que el mejor signo de salud de la misma es que 18 bolivianos voluntarios son los que llevan hoy el proyecto.

– ¿Esperaba llegar hasta este punto?

– No esperas nada. Llegas allí, te pones a caminar, se hace camino al andar y así hemos llegado a logros muy importantes, impensables hace 23 años.

– Elija un logro.
– Hay uno que me parece significativo, la única Facultad de teatro de toda Bolivia la tenemos nosotros; sin olvidar el núcleo fundamental de nuestro trabajo, las escuelas, en Bolivia hay un millón de niños sin escolarizar y nosotros hemos hecho cien escuelas. Escolarizar a los niños es una alegría inmensa.

– Una facultad de Teatro, escuelas... La apuesta más clara parece la cultura y la educación.
– Sin duda. Para nosotros es lo prioritario. Para nosotros un país, sea Bolivia o cualquier otro, que no tenga escuelas de calidad, que eduque en valores, jamás saldrá de la pobreza. La educación es la clave, también en España.

– ¿Qué es lo que más le sorprende cuando regresa a España?
– La corrupción, sin duda. Creía que eso sólo ocurría en América Latina y cuando he visto lo de España me ha entristecido mucho, porque esta corrupción es más radical, más culpable y más injusta, pues se trata de gente que tiene mucho y quiere tener más, es corrupción y ambición mientras avanza la pobreza, jamás imaginé que podríamos llegar a esta situación.

– En esta situación de corrupción y pobreza han salido muy reforzadas instituciones como Cáritas, que ha sabido colocarse al lado de los más necesitados mientras los políticos miran hacia otro lado.
– Me alegra, pero no me parece extraordinario. Es gratificante pero es lo que debe hacer. En Bolivia la institución mejor valorada es la Iglesia, porque está al lado de los pobres, de los necesitados, que es lo que tiene que hacer si quiere seguir el ejemplo de Jesús, que se dedicó a cuidar a los enfermos, a ayudar a los pobres y a cuidar las relaciones humanas para una convivencia pacífica. Eso es lo que tiene que hacer la Iglesia, estar con las víctimas, no hay que estar con el poder, hay que estar con los débiles, para ayudarles a salir de esta situación.

– ¿Había olvidado ese papel la Iglesia en España?
– Cuando se vivía bien tal vez ocurrió, ocurrió. Pero no debe ser así, la Iglesia tiene que llevar a la gente siempre un mensaje de solidaridad, de compartir, de sentirnos todos iguales, hermanos.

– Usted ha ganado el Premio Príncipe de Asturias, entre otros, el Padre Ángel es uno de los personajes más valorados de este país, ¿corren nuevos tiempos para la Iglesia?
– Yo siempre me he sentido muy querido, muy valorado. Por ejemplo, por la Fundación han pasado unos cinco mil voluntarios, muchos de ellos agnósticos. Nos ven trabajar y me dicen:«Nicolás, este camino que seguís aquí con los pobres, en ese Jesús que vosotros creéis, yo también podría creer;en esta Iglesia que vivis yo también creería.

– ¿Ha ayudado mucho la figura del nuevo Papa, su apuesta por los pobres, la cercanía con la gente, hablar claro?
– Sin duda. El gesto del Papa acogiendo en la Iglesia a todos es único e imprescindible. Jesús no excluyó a nadie, pero le dio claramente preferencia a los pobres, por eso el gesto del Papa es evangélico, profético y necesario. Me alegra mucho.
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