Noelia García Hernández nos ilustra la tradición

Una gran ilustradora de Trobajo del Camino llega a este rincón, pues muchos de sus trabajos tienen que ver con el mejor regalo para estas fechas, un libro ilustrado

Mercedes G. Rojo
24/12/2019
 Actualizado a 24/12/2019
La ilustradora leonesa Noelia García Hernández. | L.N.C.
La ilustradora leonesa Noelia García Hernández. | L.N.C.
En estos días navideños, tan dados a regalos y a tradiciones, emprendemos nuevamente camino para encontrarnos con el buen hacer artístico de una magnífica ilustradora, una parte de cuyo trabajo está ligado precisamente a la presencia de las tradiciones. Hablamos de Noelia García Hernández (Trobajo del Camino, 1977), que desde hace unos años forma tándem artístico con la escritora Vanesa Díez, poniendo imagen y color a muchos de sus textos, sin olvidar otros y su propia trayectoria personal, una artista de profundas raíces leonesas aunque en estos momentos, por circunstancias personales y de trabajo viva en Madrid y cuyo recorrido transcurre entre la ilustración y el arte textil.

La reseña de uno de los primeros libros en los que participa con Vanesa, la presenta como hija de artesanos leoneses, interesada desde pequeña por el mundo de las artes, en gran parte motivada por su maestra y hermana la vitralista Mayka García Hernández, interés artístico que derivaría en la realización de estudios de Arte Textil en la Escuela de Arte de León, tras los que pasaría a trabajar en la Real Fábrica de Tapices en Madrid; recordemos, la misma para la que en su día trabajó nuestro insigne Francisco de Goya.

Posteriormente regresa de nuevo a tierras leonesas donde trabajará como ilustradora textil para el negocio familiar. Será en esta etapa cuando conozca a la escritora Vanesa Díez Rodríguez iniciando juntas el proyecto denominado 'Un lugar llamado Colina Verde', que ambas definen como maravilloso y del que la ilustradora reconocerá que le vino "que ni pintado". Conformado hasta el momento por un par de títulos, Un lugar llamado Colina Verde y Casos y cosas de Colina Verde, en ellos Noelia García nos ofrece unas ilustraciones con personajes llenos de ternura pensados para contactar fácilmente con los más pequeños, en las que destacan la multiplicidad de detalles con los que presenta cada lámina, detalles que en el segundo de los títulos incluyen incluso un juego al estilo del conocido ¿Dónde está Wally? Y es que los pequeños lectores tendrán que descubrir entre las ilustraciones, un detalle muy específico: una polilla que se esconde en cada una de las historias, un personaje que hace un guiño al primero de los títulos, donde protagonizaba una de ellas.

Son abundantes las colaboraciones de esta ilustradora con obras diversas de variada autoría: libros infantiles, ilustración de carátulas y libretos con las canciones de cd's destinados a la población más menuda…; aunque sin duda las que más la traigan hasta nuestro particular imaginario sean precisamente los proyectos editoriales que en los últimos años viene desarrollando, en un todo, con la autora leonesa, al hilo de los cuales Noelia ha realizado alguna otra colaboración, como la ilustración de Hijos del puente azul, de Teresa Mata, con la misma editorial que ha publicado la mayoría de libros creados por ambas, Editorial Lobo Sapiens/Ediciones El Forastero.

Mi intención hoy es detenerme en el fantástico tratamiento que Noelia realizada de determinados personajes o elementos ligados nuestra tradición; como esa "vieja del monte" que desde 2014 hace su incursión entre personajes navideños –como alternativa local en muchos lugares de nuestra provincia-, con una manipulación de su imagen que lo separa de su propia esencia y su propia tradición, haciéndolo aparecer en lugares donde nunca se había oído hablar de él. Sin embargo, es magnífico el trabajo que Vanesa y Noelia realizan en su 'La vieja del monte', recogiendo esta singular tradición que no tiene nada que ver con las fechas navideñas y sí con unas costumbres que se daban específicamente en diferentes lugares de la montaña leonesas, a veces incluso con otros nombres. Es posible que de todos los trabajos editoriales sea precisamente este, el que más nos haya acercado el trabajo de esta ilustradora, un trabajo en el que ha jugado con diversas técnicas para crear unas imágenes con fondos muy ricos en detalles, acompañando a un personaje que ha conseguido resulte de lo más entrañable; un trabajo lleno de matices en los que los colores tienen una gran importancia, incluso en el cuidado que se pone en aquellos elementos que distinguen el traje típico leonés, y en una concepción de los paisajes que pareciera estuviéramos recorriendo de la mano de su protagonista. También con técnicas mixtas nos recrea, acercándonos a la tradición, los elementos que constituyen otro libro imprescindible en estas lides: Antruejo, el misterio de las máscaras de invierno.

En líneas generales, podemos decir que las ilustraciones de Noelia García son muy expresivas, tanto que nos permiten hacer una lectura de cada uno de los cuentos a través de la gestualidad de los personajes: grandes ojos en los que descubrimos la inocencia, la candidez, su humana cercanía, al tiempo que su curiosidad, su deseo de abrirse al mundo y aprender; de la utilización de colores puros, intensos y vibrantes; de la humanización de animales y plantas que – como en las fábulas– nos muestran emociones e inquietudes; o del detallismo con que define sus escenas con un halo que parece instalarnos en la infancia. Y para más ejemplos: Abuela Roble, La niña que siempre comía brócoli o Un lobo no tan feroz, otras de las colaboraciones con Vanesa Díez. Un momento magnífico, estos días, para disfrutar de su trabajo.
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