– Marcha Negra, tu primer disco, ¿otro hijo de la pandemia?
–No. Realmente este proyecto lleva en mi cabeza cerca de 8 años, casi desde que terminé el Superior. Lo que pasa es que, por diversas circunstancias, sobre todo económicas, no he podido hacerlo realidad hasta ahora. La idea era presentarlo en mayo, pero se nos cruzó la pandemia por delante y he tenido que atrasarlo y atrasarlo hasta que he tenido una oportunidad. Aunque a principios de esta semana aún temía que no pudiera hacerlo…
–‘Marcha negra’, su título, tiene un claro aroma minero, ¿un homenaje a tu tierra y sus gentes?
–Cuando pensaba en el título del disco siempre tenía claro que tenía que ser algo que reflejase mi raíz, de donde vengo…. Hasta que se me ocurrió “Marcha Negra” porque también refleja un poco el sentir del disco, ya que al ser mi primer trabajo en solitario se puede decir que inauguro un camino propio. Hasta ahora los discos en que he participado no dejaban de ser proyectos de otros donde yo tocaba mi parte. En este disco, soy yo el que elijo lo que quiero hacer y tocar, y como al final, siempre me gusta que mi raíz esté presente, pues me pareció correcto poner Marcha Negra.
![Su abuelo Norberto Prieto fue un recordado acordeonista en Babia y Laciana.](https://www.lanuevacronica.com/uploads/static/la-nueva-cronica/migration/imagenes/tinyMCE/CULTURAS/2020/magin_prieto_20_10_20_web.gif)
![El padre y el abuelo de Norberto y su orquestina, su padre a a la batería y el abuelo con su inseparable acordeón.](https://www.lanuevacronica.com/uploads/static/la-nueva-cronica/migration/imagenes/tinyMCE/CULTURAS/2020/acordeon_y_bateria_30_10_20_web.gif)
–Sí, un paso acorde con la evolución organológica del propio acordeón y de las enseñanzas musicales, ya que en la época de mi abuelo no existía este instrumento y ni se contemplaba incluirlo en el conservatorio. Cuando empecé a estudiar acordeón la idea que tenía era lo que mi padre me contaba que hacía mi abuelo hasta que me encontré con una profesora que hizo cambiar totalmente esa perspectiva, aunque al final estuve casi 10 años tocando con orquestas para pagar mi formación.
–¿Qué diría el bisabuelo o el abuelo al escuchar ‘Marcha negra’?
–Pues yo creo que al bisabuelo le gustaría, porque al fin y al cabo hago música en las iglesias donde él cantaba las misas… Aunque al que más le gustaría sería a mi abuelo, sin duda, siempre tuvo la espina de que ningún hijo tocara el acordeón y de que no tuvo las posibilidades económicas de estudiar en un conservatorio. Creo que al ver a su nieto tocar el acordeón después de haber terminado la carrera en el conservatorio hubiera sido un gran motivo de orgullo.
–¿Qué hace un tipo tan inquieto como Norberto Magín en tiempos de quietud? ¿Habrá que volver a tocar el acordeón en la cocina?
–Pues yo lo que hice fue marcharme a vivir al pueblo y dedicarme a leer, estudiar, tocar y atender mi pequeña explotación avícola (se ríe). En estos últimos años casi no he parado y aprovechando esta situación decidí que era tiempo de echar el freno para evolucionar a nivel personal y cargar las pilas para unos años más. Así que sí, volveré a tocar el acordeón en la cocina calentada con la leña que he cortado durante el verano.