Alboral (La Robla al revés y sugerencias de nuevos amaneceres) apareció por los kioscos y locales colaboradores de la villa roblana, un impulso a la cultura en un lugar que tal vez estaba un poco dormida. Un grupo de entusiastas tiraron entonces del carro, algunos de ellos siguen en el proyecto.
Era una revista semestral abierta, con una mirada puesta sobre La Robla y su comarca pero sin olvidar otros temas cercanos y universales que siempre deben tener cabida es este tipo de publicaciones.
Hace tan solo unos días, el pasado 27 de diciembre presentaron su número 30. No es fácil una andadura tan larga en una publicación en papel, de calidad, como es Alboral y el secreto parece estar en algunas de las noticias que abordan en sus páginas. El saluda de este último número corre a cargo de José Luis García Cadenas, quien escribe: "Como nuevo miembro de la Junta Gestora he aceptado la propuesta de presentar este número, un año después de haber sido nombrado, junto a mi compañera Noemí Suárez Blanco...". Y unas lineas más abajo aparece un pequeño artículo titulado ‘Despedida a dos buenos colaboradores’, que es lo que han sido Severiano Gallegillos Posada y Juan Carlos Duarte Fernández.
Es decir, el secreto ha sido la renovación, cuando alguno se va llegan otros. Cuando la fotógrafa Luz Rodríguez quiso centrarse en la música y se fue llegó un músico al que le gustaba la fotografía, Mario González; y cuando a éste, El Jilguerín, la música le exiigía más dedicación y estudio llegaron Mariola Díaz-Guerra (y su hijo Raúl se hizo cargo de los deportes)... Renovarse, y la mano experta de los clásicos que siguen por ahí: Juan Carlos Ibán Villagrá, José Javier García, Pedro Nieto, Luis Alberto...
Y así fue como el número 30 llegó a los puntos de venta con un variado menú y dedicación especial a uno de los pueblos de la comarca, como vienen haciendo en los últimos números, y que en el 30 es Alcedo de Alba, con unas imágenes iniciales de José Enrique Cabero Mayo, para recordar a los jóvenes lectores que hay parajes de este pueblo que ya no podrán conocer: Las Escadenas, el Barrialón, Las Fallas, Bayazoso, la Campa Lobo, Piñerá... añadiendo los recuperados versos del Primer premio del Certamen Literario ‘Cuencas mineras de León de 1984’, que Victoriano Crémer recuperó de la censura desarrollista de la época.
Se mantienen secciones que vienen funcionando muy bien, como la historia comercial de La Robla, las miradas en blanco y negro a los viejos tiempos, la historia de Castro Carpinteros, recuerdos de vecinos, algunos artículos de creación o investigación como el dedicado al pendón de Solana de Fenar. Y una de las recientes incorporaciones, Noemí Suárez, recupera la memoria de los numerosos caleros que hubo en su pueblo, Sorribos de Alba, que nos recuerdan cómo fue la vida, los trabajos y los métodos de construcción no hace tanto tiempo. Ah, y ya que de una revista cultural se trata, analiza la nueva cara de la Casa de Cutura de La Robla.